El Atlántico Tropical registra las temperaturas más bajas de sus aguas superficiales desde 1982. Algo inesperado está ocurriendo en las aguas del Atlántico Norte desde la mitad de la primavera. Debido a un Anticiclón Subtropical más robusto de lo normal, los vientos alisios también han soplado con más fuerza de lo habitual. Y, ¿cuáles han sido las consecuencias? ¿Qué va a ocurrir con la temporada de huracanes? ¿También podría haber repercusiones en España y Europa?
Reflejo en el Atlántico de las anomalías atmosféricas primaverales.
Como hemos podido comprobar «en nuestras propias carnes», España, aunque Canarias en menor medida, se ha visto sometida a un régimen atmosférico inusual. De este modo, debido al bloqueo atmosférico persistente establecido sobre la Península Escandinava, un tren de Depresiones Aisladas en Niveles Altos (DANAs) ha dado el carácter más tormentoso y fresco a la primavera, de los últimos años.
Estas anomalías se identifican fácilmente en la figura superior. Muestra las anomalías de altura geopotencial de 500 hPa durante los últimos 90 días. De este modo, se observan pronunciadas anomalías positivas en los países escandinavos, de signo contrario en nuestro país. En el primer caso, esto es sinónimo de persistencia de altas presiones en superficie y, en el segundo, bajas presiones relativas, ideales para un tiempo fresco y tormentoso.
Si bajamos un poquito más en la imagen, volvemos a detectar anomalías positivas sobre el Atlántico Subtropical. Esta es la señal que delata la mayor robustez del anticiclón en toda esa zona lo que, a su vez, ha incrementado la fuerza de los alisios.
En esta figura se representa mediante vectores la dirección y sentido del viento en los últimos 90 días. También la intensidad media de los mismos, en colores. Del mismo modo que con el parámetro anterior, es fácil darse cuenta de cómo los alisios han batido las aguas de la Región de Desarrollo Principal. Es decir, las aguas del Atlántico Tropical.
El viento tiene la capacidad de restar energía térmica a las aguas sobre las que sopla. Esto se debe a que las remueve y, además que quitarles calor por sí mismo, también estimula el afloramiento de aguas frías más profundas.
Las aguas más frías en la Región de Desarrollo Principal desde que se tienen registros (año 1982).
Mid-June tropical Atlantic sea surface temperatures (10-20°N, 60-20°) are currently coldest on record (since 1982). Likelihood for active Atlantic #hurricane season continues to diminish as these cold SSTs have been very persistent over past few weeks. pic.twitter.com/MfUD59G8L5
— Philip Klotzbach (@philklotzbach) 11 de junio de 2018
Una vez más, resulta fundamental la información ofrecida por el experto en Meteorología Tropical, Philip Klotzbach, de la Universidad de Colorado, USA.
Así, de nuevo, es fácil darse cuenta de la magnitud de las anomalías negativas de las que estamos hablando en esta entrada.
En la gráfica, se muestran las temperaturas medias de las aguas superficiales oceánicas en la Región de Desarrollo Principal, a lo largo del año, para tener distintos tipos de temporadas por nivel de actividad. Así, la línea azul proporciona la temperatura media para una temporada hiperactiva (como la de 2005, o la del año pasado, que si no lo fue, lo rozó…); la línea naranja, para una temporada por encima de la media; la gris, para una actividad en la media; y la amarilla, para una actividad por debajo de lo normal.
En trazo discontinuo y color rojo, es la temperatura media a lo largo de todo el año pasado 2017. Y con línea de puntos en color verde, la temperatura media en lo que llevamos de 2018… Fácil sacar conclusiones ¿verdad?.
¿Vuelve la inusual burbuja de agua fría de las aguas más septentrionales del Atlántico?
Prestemos atención de nuevo sobre la figura de encabezamiento de esta entrada. Haciéndolo, descubriremos importantes anomalías negativas en las aguas más septentrionales. Si echamos la mirada un par de años atrás, la comunidad científica también tuvo sorpresas. En aquella ocasión, por una burbuja de aguas frías de origen desconocido en esta zona.
La presencia de esta burbuja se detectó allá por septiembre de 2015, y persistió durante más de un año. Este año, parece querer regresar de nuevo… habrá que esperar para ver si se mantiene la tendencia.
Efectos sobre la temporada de huracanes atlánticos 2018.
Evidentemente, unas aguas más frías de lo normal tienen que llevar a la baja la predicción de actividad de la temporada. Y esta es la apuesta general de la comunidad científica en ese sentido. No obstante, esto no quiere decir que se vaya a suprimir por completo la actividad ciclónico tropical; con que se forme un solo huracán y este alcance territorio habitado, ya podemos tener un gran desastre.
Of course, regardless of seasonal #hurricane activity levels, it only takes one hurricane making landfall to potentially make it a very devastating and destructive season (e.g., Andrew-1992).
— Philip Klotzbach (@philklotzbach) 11 de junio de 2018
Esto es precisamente lo que señala el Sr. Klotzbach. Además, las aguas del Golfo de México sí están bastante cálidas, por encima de lo normal. A nada que se contagie de la actividad en el Pacífico Noreste, donde ya se han formado dos huracanes de categoría 4 de forma consecutiva (algo muy inusual), puede suceder un desastre.
Posibles efectos sobre España.
Ya hicimos algunos comentarios en una entrada respecto a este tema, de finales de mayo.
Durante los numerosos episodios de altas temperaturas de años anteriores, la presencia de masas de aire subtropical marítimo, húmedo y recalentado, fue determinante. Un mar más cálido de lo normal tiene la capacidad de transmitir parte de ese calor que acumula a la masa de aire que tiene justo encima. Calor, y también humedad extra. De este modo, si sumamos ese calor y humedad extra, a masas de aire ya de por sí cálidas, el resultado es fácil de imaginar: calor sofocante.
Por ejemplo, el hecho de que el Mar Mediterráneo esté más cálido de lo normal durante una ola de calor provoca que las temperaturas mínimas en las zonas de costa sean bastante más elevadas.
Entonces, si las regiones fuente de estas masas de aire subtropical marítimo se encuentran con temperaturas de las aguas por debajo de lo normal, es bastante probable que dichas masas de aire no sean tan cálidas como en años anteriores.
En definitiva, con un poco de suerte, podríamos tener un verano menos caluroso que en años anteriores. Todo depende de la fuerza con la que surja la dorsal norteafricana durante el estío. Pero esto, cualquiera sabe en qué términos sucederá…
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