Tormentas apocalípticas, Sistemas Convectivos de Mesoescala. Si un tipo concreto de tormenta debe de asustarnos, son los Sistemas Convectivos de Mesoescala, también conocidos por sus siglas SCMs. Y con el tiempo tan tormentoso con que nos está obsequiando este junio de 2015, no habría mejor momento para hablar de ellos y explicaros cómo son estas tormentas.
Antes de comenzar a hablar de ellas, os invitamos a fijaros en la imagen que encabeza este artículo ¿Sabéis a qué situación concreta se corresponde?
Estamos seguros que muchos cazatormentas la habrán identificado al momento: se trata del SCM que, formándose próximo a las costas de la Región de Murcia, terminó afectando a Mallorca, provocando un absoluto caos en la isla, el 4 de octubre de 2007 (el seguimiento que le hicimos en el foro de debate fue noticia en varios medios de comunicación).
Si por una razón la hemos elegido es por destacar por la complejidad del sistema y las devastadoras consecuencias que tuvo en la isla. Ningún caso mejor para hablar de este tipo de tormentas.
Los Sistemas Convectivos de Mesoescala es un tipo muy particular de sistema tormentoso, capaz de generar Fenómenos Meteorológicos Adversos (en este caso, severos), tales como lluvias torrenciales, vendavales, pedrisco, e incluso, tornados.
Por regla general, los tipos de tormentas se clasifican por su grado de organización. Es decir, se comienza por las más simples, que es la tormenta ordinaria, unicelular o de masa de aire; tiene una organización muy escasa y un ciclo de vida muy corto. Para que sea fácil de entender, se trata del típico Cumulonimbo que se desarrolla de forma muy rápida, descarga el chaparrón con aparato eléctrico y, rápidamente, tras generar el yunque, se disipa.
Después tendríamos a las tormentas multicelulares o multicélulas (a las cuales pertenecen los SCMs), que son tormentas más organizadas y, en conjunto, forman un sistema en que las células más maduras y en fase de disipación (células madre) van siendo reemplazadas sucesivamente por otras células más jóvenes (células hijas), que se ha formado gracias a la interacción de las más viejas con el entorno. Por lo tanto, tienen la capacidad de autoregenerarse, y pueden ser muy dañinas dependiendo de la forma en que se propaguen respecto de un punto (movimiento transversal, longitudinal o estacionario; los dos últimos, los peores en cuanto a acumulaciones de lluvia).
A continuación, las supercélulas, que son un tipo de tormenta muy organizada, capaz de engendrar los tornados más violentos (véase el caso del Tornado Alley americano) y las piedras de granizo más grandes.
Y, finalmente, tendríamos al tipo más organizado de tormentas; los Sistemas Convectivos de Mesoescala, también conocidos como Conjuntos Convectivos de Mesoescala o, en los casos, más extremos por dimensiones y durabilidad, Complejos Convectivos de Mesoescala (CCM), que fueron definidos por R. Maddox en 1980, para los casos de las Grandes Llanuras americanas. Se trata de sistemas tormentosos formados por varias células muy activas, y una característica zona de precipitación estratiforme con ecos de radar uniformes y de una intensidad baja-moderada. Estos sistemas incluso pueden contener supercélulas embebidas.
De los criterios definidos por Maddox, se determinó que estos debían de ser menos restrictivos para los casos mediterráneos. No obstante, los SCMs deben ser sistemas tormentosos con las siguientes características:
- Grandes dimensiones: que se valoran por la extensión del área definida por la isoterma de -32ºC (los topes nubosos de los enormes Cumulonimbos que dan vida a estos sistemas son extremadamente fríos).
- Ciclo de vida suficientemente largo, de varias horas.
- Efectos, que básicamente son los de grandes acumulaciones de lluvia, una de sus características principales.
Los SCMs tienen preferencia por el arco mediterráneo para su formación, estando íntimamente ligados con los procesos que tienen lugar en esta zona, relacionados con la energía acumulada por el Mar Mediterráneo durante la época estival, pero también pueden formarse en cualquier otra zona de la Península Ibérica.
De todo lo visto, si por algo podríamos considerar a los SCMs como la reina de las tormentas, es porque su estructura organizativa puede ser tan compleja que pueden formarse supercélulas embebidas, como fue el caso de Mallorca. Es decir, los SCMs por sí solos pueden ser devastadores pero, si además contienen supercélulas embebidas en su estructura, pueden constituirse en elementos de extraordinario poder destructor, con lluvias torrenciales, granizo de grandes dimensiones y tornados.
Para aprender más sobre estas tormentas, recomendamos un artículo bastante técnico. También el caso de estudio sobre el SCM de Mallorca, elaborado por Eumetrain.
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