Las nubes de tormenta transportan una rica vida bacteriana
Las nubes de tormenta transportan una rica vida bacteriana. Ahora que estamos tan sensibilizados con el tránsito de los virus en nuestra atmósfera, esta investigación resulta muy interesante.
Hace unos meses nos hicimos eco de este estudio que demostraba que ciertos tipos de bacterias presentes en la atmósfera, bajo determinadas condiciones de humedad y temperatura, eran capaces de favorecer el mecanismo de la lluvia en nuestro Planeta.
Pues bien, un nuevo trabajo de investigación profundiza acerca de la actividad microbiana en las nubes de tormenta.
Una rica vida bacteriana y microbiana en el seno de las nubes de tormenta
Según el trabajo publicado en la revista científica PLoS ONE, un grupo de investigadores de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) ha constatado que las nubes de tormenta albergan una rica diversidad de vida microbiana y de productos químicos en su seno.
Como es sabido, las tormentas generan fuertes corrientes ascendentes y descendentes, torbellinos, turbulencias… absorbiendo en su génesis y desarrollo no sólo cantidades ingentes de agua sino también de elementos orgánicos e inorgánicos de la corteza terrestre.
Larga vida bacteriana en las nubes de tormentas
Esta amalgama de elementos más o menos pesados, puede permanecer bastante tiempo en la nube, dependiendo de sus características (intensidad, velocidad de desarrollo y traslación, área geográfica donde se progrese, etc.)
Lógicamente el material más ligero es capaz de residir más tiempo en la nube.
Este grupo de científicos ha tratado de caracterizar qué vida albergan las tormentas hasta su fase final.
Cómo hicieron el estudio
Para ello, analizaron las piezas de granizo recogidas de diversas tormentas, encontrando en ellas diversas especies de bacterias que normalmente habitan en las plantas.
También analizaron cerca de 3.000 compuestos químicos diferentes presentes en el sustrato terrestre.
Para los autores del estudio, lo llamativo es que después de un viaje tan extremo y cambiante (frío, calor, viento y cambios en las condiciones ambientales) dentro de las nubes de tormentas la vida bacteriana siga sobreviviendo.
Esto se debe, según Šantl Temkiv (una de las autoras del estudio), a que normalmente “las bacterias procedentes de plantas se enfrentan a condiciones más extremas, similares a las que tienen que hacer frente en la atmósfera”.
Por otra parte el transporte de microorganismos en la atmósfera debido a los grandes sistemas nubosos es un hecho fuera de toda duda.
Muy posiblemente este transporte bacteriológico se haya podido realizar en condiciones más extremas y extraplanetaria.
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