El agua dulce del planeta está desapareciendo a un ritmo alarmante

El agua dulce está desapareciendo a un ritmo alarmante en todo el planeta. Así lo evidencia un estudio internacional liderado por la Universidad Estatal de Arizona.
Los científicos autores del estudio han analizado más de 1.000 masas de agua dulce en seis continentes, utilizando datos satelitales recogidos durante cuatro décadas.
El agua dulce del planeta está desapareciendo
Esta tendencia afecta tanto a grandes lagos como a pequeños embalses, incluidos muchos que abastecen a millones de personas.
El equipo de científicos ha detectado cambios significativos en los niveles de agua en más de la mitad de los sistemas evaluados.
Las pérdidas de agua dulce están ocurriendo incluso en regiones previamente consideradas estables, lo que plantea nuevas dudas sobre la seguridad hídrica futura.

Un patrón global de pérdida
Entre los factores principales que explican por qué el agua dulce está desapareciendo se encuentran el cambio climático, la sobreexplotación humana, la evaporación por altas temperaturas y la disminución de las precipitaciones.
La investigación revela que esta pérdida es más grave de lo que se creía y que las alteraciones hidrológicas son ya una tendencia global, no solo local o estacional.
Desde América del Norte hasta Asia, pasando por África y Europa, los científicos han comprobado que el fenómeno afecta tanto a zonas áridas como húmedas.
La reducción del volumen de agua en lagos y embalses impacta directamente en la agricultura, la producción energética, la biodiversidad y el acceso a agua potable.

Casos preocupantes y consecuencias
El estudio resalta ejemplos especialmente críticos, como el mar de Aral en Asia Central, que ha perdido más del 90 % de su volumen en apenas unas décadas, o el lago Mead en Estados Unidos, que sufre los efectos combinados de la sequía prolongada y el exceso de consumo.
Estos casos ilustran cómo el agua dulce va desapareciendo también por una gestión ineficiente o insostenible.
La comunidad científica subraya la urgencia de actuar con políticas más responsables, incluyendo una mejor planificación del uso del agua, una gestión compartida a nivel internacional y el impulso de tecnologías que permitan conservar y reutilizar este recurso tan limitado.

Una llamada a la acción
El hecho de que el agua dulce esté desapareciendo debe situarse en el centro de las políticas climáticas globales.
No se trata solo de una cuestión ambiental, sino de seguridad, salud y estabilidad social. Si la tendencia continúa, cientos de millones de personas podrían verse afectadas por la escasez en las próximas décadas.
El artículo, además de exponer la gravedad del problema, ofrece una base científica para que gobiernos, empresas y ciudadanos tomen medidas concretas.
La señal es clara: el agua dulce desapareciendo no es una amenaza futura, es una realidad del presente.
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