Imagen visible de alta resolución, con el Atlántico Norte dominado por profundas borrascas el día de Nochebuena.

Atlántico Norte, valoración simple de su conversión en «fábrica de borrascas« excepcionalmente activa desde finales del año 2013. Posibles conexiones con el Vórtice Polar estratosférico.

No es necesario ser un Meteorólogo de prestigio o de muchos años de experiencia para darse cuenta de que desde finales diciembre de 2013 (ver imagen visible adquirida el 24 de diciembre de 2013 por el satélite TERRA, sensor MODIS, que encabeza esta noticia, con una borrasca de 927 hPa sobre las Islas Británicas) hasta el día de hoy, 11 de febrero, el Atlántico Norte se ha transformado en una auténtica «fábrica de borrascas«, albergando la génesis una y otra vez de profundos sistemas de bajas presiones que han golpeado sin cesar el oeste de Europa.

Borrascas, muchas de ellas muy profundas, con presiones mínimas por debajo de los 950 hPa, y formadas a partir de intensos procesos de ciclogénesis.

A simple vista para el aficionado a la Meteorología, a poco que haya seguido la evolución de la atmósfera día a día durante este periodo, le resulta fácil percatarse de que es muy inusual que estos procesos de intensas ciclogénesis se hayan repetido con tanta frecuencia y tan seguidas en el tiempo, originando auténticos trenes de borrascas monstruosas.

Pues bien, el Servicio Meteorológico Nacional del Reino Unido, conocido como Met Office, ha publicado recientemente un artículo muy interesante (en inglés) en el que se califica literalmente de excepcional a esta continua génesis de profundas borrascas.

Además, en el desarrollo del artículo completo en PDF que puede descargarse de su web, se establece una conexión entre este fenómeno, y el comportamiento del Vórtice Polar estratosférico hasta la fecha, relación que ya se consideró en Cazatormentas.Net a mediados de diciembre pasado.

Chorro Polar a 500 hPa, en previsión del GFS para el 8 febrero 2014. Crédito: Centro de Predicción Oceánica.

Un Vórtice Polar estratosférico muy intenso podría haber influido sobre la Corriente en Chorro Polar sobre el Atlántico Norte, fortaleciéndola, y llevándola a adquirir intensidades excepcionales. De hecho, el foro de debate, ya se puso de manifiesto su fortaleza, zonalidad oeste – este, y su posición claramente más meridional (al sur). La figura incluida es la que se muestra arriba, con el chorro polar a 500 hPa, en previsión del GFS para el 8 de febrero pasado.

Esta dinámica ha llevado a que se batan records históricos en observatorios británicos durante los meses de diciembre y enero pasado, y a la espera de ver qué sucede con el presente mes de febrero.

Porcentaje de precipitación sobre la media 1981 - 2010 durante diciembre 2013.

En diciembre, Escocia tuvo su mes más húmedo desde que se tienen registros (su serie climatológica comienza en 1910).

Porcentaje de precipitación sobre la media 1981 - 2010 durante enero 2014.

Mientras tanto, el sur de Inglaterra, registraba el mes de enero más húmedo desde que se tienen registros (su serie climatológica también comienza en 1910).

Y las estadísticas muestra que este ha sido uno, si no el que más, de los periodo más excepcionales de lluvia en invierno a lo largo de Inglaterra y Gales en al menos 248 años.

Sin embargo, si analizamos el comportamiento medio del Vórtice Polar desde mediados de enero hasta hace pocos días, se detectan algunos cambios de interés, que posiblemente hayan repercutido para que las profundas borrascas hayan comenzando a tener consecuencias más directas en España.

Para el periodo comprendido entre el 14 de enero y el 8 de febrero, tenemos el siguiente perfil vertical del Vórtice Polar a lo largo de varios niveles de la atmósfera.

Altura geopotencial media en varios niveles atmosféricos, periodo 14 enero a 8 febrero.

Partiendo del nivel de 100 hPa, que se corresponde con los niveles inferiores de la Estratosfera, descubrimos un Vórtice Polar elongado que, si bajamos a niveles inferiores, va dando lugar a dos centros independientes bien diferenciados.

En términos medios, de un Vórtice Polar bastante simétrico e intenso en la Estratosfera, se pasa a su división en dos vórtices ciclónicos diferenciados en capas inferiores en la Troposfera.

Este fenómeno determina el asentamiento de uno de estos dos vórtices sobre aguas septentrionales del Atlántico Norte y Canadá, con resultado del inicio de un tímido calentamiento en el Ártico, y apertura de un pasillo depresionario en aguas más meridionales, siendo precisamente el fenómeno padecido en las últimas fechas.

Altura geopotencial media para el periodo 14 de enero a 8 de febrero de 2014.

Para el mismo periodo, si analizamos la anomalía media de altura geopotencial de 500 hPa, detectamos la persistencia de las bajas presiones en el Atlántico Nororiental al oeste de las Islas Británicas, y extendiéndose hasta Estados Unidos y Canadá.

En latitudes polares y sobre el Ártico, prevalecen las anomalías positivas, especialmente entre Alaska y Rusia, y zona más oriental de Europa.

Precisamente la interacción de estas zonas de anomalías de signo contrario entre sí han dado lugar a las archiconocidas olas de frío de EEUU y Canadá, y de algunos países orientales de Europa y contiguos.

Anomalía de temperatura en 500 y 850 hPa para el periodo 14 enero a 8 febrero.

Este calentamiento relativo en latitudes polares y árticas se pone de manifiesto en las anomalías medias de temperatura para el periodo considerado, tanto en 500 como en 850 hPa. Y, por contra, el enfriamiento sobre Estados Unidos y Canadá, y el Atlántico Norte hasta el extremo occidental de Europa.

Por lo tanto, se detectan ciertas conexiones entre el cambio de comportamiento del Vórtice Polar estratosférico, y el patrón acontecido en el Atlántico Norte, con continuos procesos de ciclogénesis y llegada de borrascas profundas al oeste de Europa y Norte de España. Se observa un cierto cambio de fase en el Ártico, aunque no relacionado con un Calentamiento Súbito Estratosférico.

Además, tras las valoraciones hechas por el Met Office británico, el patrón atmosférico dominante durante este periodo en el Atlántico Norte puede considerarse como excepcional. Quizás solo comparable al invierno 2009 – 2010.


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