Un sistema oceánico que sostiene el clima europeo

El colapso de la AMOC provocaría una sequía extrema en Europa según un estudio de investigación publicado días atrás.

Como sabéis, la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico, conocida como AMOC, actúa como un gigantesco transportador de calor entre hemisferios. Gracias a este flujo, Europa mantiene un clima relativamente templado y un reparto de lluvias que, con altibajos, ha sido estable durante miles de años.

Sin embargo, diversas señales apuntan a que este equilibrio podría estar debilitándose, abriendo la puerta a un posible colapso de la AMOC que transformaría por completo el régimen hídrico del continente.

El aumento del deshielo ártico y la entrada masiva de agua dulce en el Atlántico están alterando la densidad del océano, dificultando los mecanismos que mantienen activa esta gran circulación.

Si estos procesos siguen avanzando, Europa podría enfrentarse a un escenario climático radicalmente distinto al actual.

Europa más seca: lo que muestran las simulaciones

Los modelos climáticos de las últimas investigaciones analizan cómo variaría la precipitación europea en dos escenarios: uno en el que la AMOC continúa debilitándose sin romperse y otro en el que se produce su colapso total. La diferencia entre ambos es enorme.

Cuando la AMOC se mantiene, aunque más frágil, Europa ya experimenta un aumento notable de la intensidad de las estaciones secas.

Pero si la circulación llega a detenerse, la sequía adquiere una dimensión completamente distinta. En ese caso, el sur del continente vería prolongarse la estación seca durante gran parte del año, y el déficit hídrico se acentuaría generación tras generación.

España, peligro extremo

Esta perspectiva sitúa a la cuenca mediterránea como uno de los grandes puntos críticos. España, Portugal o Italia podrían sufrir un escenario en el que la sequía derivada del colapso de la AMOC no sería un fenómeno temporal, sino un nuevo estado climático permanente.

El estudio anticipa un contraste significativo entre el norte y el sur de Europa. Por ejemplo, en Suecia, la temporada seca aumenta un 54 % con la AMOC y un 72 % sin ella. España, que ya sufre una sequía extrema, vería aumentar su temporada seca un 40 % con la AMOC y un 60 % sin ella.

Cambios en la temperatura y en la formación de nubes

El impacto del colapso no se limitaría a la falta de precipitaciones. Al frenarse el transporte de calor hacia el norte, Europa occidental experimentaría un enfriamiento brusco mientras el sur, paradójicamente, se volvería más árido.

Esta reorganización alteraría las trayectorias de las borrascas y la circulación atmosférica en todo el Atlántico.

A ello se suman nuevos descubrimientos sobre el papel de las partículas atmosféricas en la electrificación de las nubes.

Los investigadores han detectado microprocesos que influyen en cómo se forman las gotas y, por tanto, en la capacidad de las nubes para generar lluvia.

En un contexto de AMOC debilitada, estos mecanismos podrían acentuar todavía más la falta de precipitaciones.

Una señal de alerta para las próximas décadas

Los científicos coinciden en que Europa debe prepararse para convivir con periodos más largos de aridez.

La posible relación entre la inestabilidad oceánica y una sequía exacerbada por el colapso de la AMOC obliga a revisar la gestión del agua, la planificación agrícola y la resiliencia climática del continente.

El clima europeo, tal y como lo conocemos, podría estar entrando en una fase de transformación profunda.

Cazatormentas
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