07.09.12. Poco a poco el verano va a tocando a su fin y, con la aproximación del otoño, y tras un largo período de elevadas temperaturas y lluvias muy escasas, la tardanza en la generalización de este meteoro está siendo motivo de una preocupación creciente.
La llegada de las lluvias se espera cada vez con mayor impaciencia, tras el peor verano en décadas en cuanto a incendios, y un mes de agosto que casi se convierte a nivel nacional en el más seco de toda la serie climática del país.
Pero ¿qué ocurre con los esperados cambios? ¿Se van a materializar? ¿Cuándo? Son tres preguntas que comienzan a sonar con mucha frecuencia en la calle, y que se convierten en conjunto en la pregunta del millón.
Realmente, y en estos momentos, nadie sabe con seguridad cuándo se van a producir cambios de verdadera importancia en nuestro país, más allá de las típicas tormentas asociadas a pequeñas advecciones y embolsamientos de aire frío en capas altas de la atmósfera.
Hace unas pocas jornadas, especulábamos con unas posibilidades que parecían bastante ciertas de padecer el primer episodio de lluvias y chubascos tormentosos generalizados del fin del verano, que se interpretaban como la clara tarjeta de presentación de este otoño de 2012.
Sin embargo, y desde entonces, los modelos meteorológicos mayoritarios, como el americano GFS o el europeo ECMWF, han venido dando continuos bandazos, con variaciones muy significativas en sus pronósticos de unas salidas a otras.
Incluso los hombres del tiempo se están viendo perjudicados por este caos modelístico que se viene produciendo en los últimos días.
¿Cuál puede ser el origen de estos pronunciados bandazos?
Probablemente los ciclones tropicales atlánticos, que «se están colando» en los algoritmos y parametrizaciones de los modelos meteorológicos, siendo estos fenómenos «muy indigestos» para las fórmulas de cálculo de dichos modelos. Y es que es bien sabido que la convección es un fenómeno meteoológico que se le atraganta a los modelos a la hora de hacer pronósticos y los ciclones tropicales son sistemas de baja presión convectivos.
Así, es posible que su formación y presencia estén introduciendo perturbaciones en los cálculos de modo que los modelos sufren cambios sustanciales de unas salidas a otras, convirtiendo la labor de la predicción meteorológica en un verdadero rompimiento de cabeza.
Anomalías de precipitación previstas para el mes de octubre (mm./día).
En cuanto el devenir de la meteorología a más largo plazo, las predicciones estacionales otoño – invierno 2012 – 2013 vienen siendo optimistas, de momento, para el mes de octubre. Pero es el momento de avisar de nuevo sobre lo que ocurre con estas predicciones: existe un alto porcentaje de error.
No queda más remedio que seguir analizando y observando, pensando en que, a partir de mediados de mes, comienza la temporada de lluvias torrenciales en la vertiente mediterránea peninsular y Baleares, por lo que las probabilidades de que se formen embolsamientos de aire frío en altura y depresiones aisladas en niveles altos o DANAs, irán aumentando.
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