Cualquiera diría que el tornado que se observa en este tremendo vídeo se estaba produciendo en algún estado norteamericano pero no. Se produjo hace un par de días en la provincia italiana de Venecia, y afectó a las localidades de Mira y Dolo, dejando un muerto y al menos 30 heridos.

Ya nos hicimos eco del devastador fenómeno, al poco tiempo de que sucediera. Sin embargo, al ir surgiendo nuevos datos, hemos querido llevarlo de nuevo a portada.

Y con «nuevos datos» nos referimos a nuevos e increíbles vídeos que estamos recopilando en este hilo en el foro de debate. En ellos se observa el tamaño del embudo nuboso, así como su poder destructor.

También la intensidad estimada del tornado, que ha sido de EF4 en la escala de Fujita mejorada (clasifica a los tornados en función de la magnitud de los daños ocasionados por este).

 

 

Es destacable el hecho de que tan solo el 0,7% de los tornados que se producen alcanzan esta intensidad, que supone velocidades de viento entre 267 y 322 km/h. Y a pesar de que el norte de Italia es zona proclive a la formación de tornados, los de esta intensidad no son habituales, ni en este país, ni en el resto de Europa.

Queremos volver a dirigir nuestro enfoque al tipo de tormenta que originó semejante tornado pero, antes, queremos dejaros un enlace a un interesante análisis realizado por los colegas del portal meteorológico italiano MeteoNetwork. En el se recogen fotografías espectaculares con los daños infligidos por el fenómeno.

Una supercélula tornádica.

Este es el origen del tornado que nos ocupa. Una tormenta con unas características muy singulares que la llevan a encabezar la clasificación por grado de organización  considerando tormentas individuales (recordemos que si consideramos tanto a tormentas individuales como sistemas de tormentas, los sistemas más organizados son los Sistemas Convectivos de Mesoescala, por su capacidad de albergar supercélulas embebidas en su estructura).

Imagen visible y falso color RGB de la supercélula tornádica. Satélite Meteosat 10, 8 julio 2015, 15 UTC. Crédito: EUMETSAT.

Imagen visible y falso color RGB de la supercélula tornádica. Satélite Meteosat 10, 8 julio 2015, 15 UTC. Crédito: EUMETSAT.

Las supercélulas, como ya hemos dicho en ocasiones anteriores, son tormentas cuya característica principal es la de poseer una corriente ascendente principal en rotación persistente; elemento que se conoce con el nombre de mesociclón.

Es decir, que aunque los criterios para definirlas son más restrictivos, como mínimo deben manifestar rotación y persistencia (son tormentas con ciclos de vida de varias horas).

Para identificarlas hace falta algo más que una imagen satelital. En este caso, si miramos la figura superior, podemos verla en todo su explendor, llegando a la zona devastada. La imagen solo nos muestra características en la cima de la nube tormentosa: un prominente overshooting localizado en el flanco suroeste del penacho nuboso.

Estas características detectadas en la parte superior de la nube tormentosa son delatoras de su intensidad, pero no son suficientes para descubrir que es una supercélula.

Campo de reflectividad (dBZ) correspondiente a la supercélula tornádica, 8 julio 2015, 15:10 UTC.

Campo de reflectividad (dBZ) correspondiente a la supercélula tornádica, 8 julio 2015, 15:10 UTC.

Es necesaria una imagen de radar, como la que vemos arriba, y que se corresponde con nuestro caso. Aquí, la distribución de los ecos (reflectividad) sí es típica de una supercélula pero si nos ponemos especialmente exquisitos, haría falta otra imagen de radar que sí sería capaz de revelar la identidad de la tormenta severa en cuestión: una imagen en modo Doppler.

Haciendo trabajar al radar en modo Doppler podremos medir los vientos que se acercan y se alejan del radar, asignando una escala de color bien diferenciada. De este modo, podemos detectar la presencia de un mesociclón y así descubrir la verdadera identidad de la tormenta.

No contamos con este producto para este caso, pero la información está contrastada por otros medios, y nosotros dejamos dicho cómo se deben identificar.

Análisis atmosférico del entorno sinóptico, 8 julio 2015, 12 UTC. Crédito: Eumetrain.

Análisis atmosférico del entorno sinóptico, 8 julio 2015, 12 UTC. Crédito: Eumetrain.

El equipo de ESTOFEX (Experimento Europeo de Predicción de Tormentas) previó muy bien la situación atmosférica que dio origen al fenómeno, asignando un nivel 2 de riesgo de fenómenos severos asociados a tormentas en las horas previas, tal como se ve en la figura superior.

En cierto modo, la ola de calor que ha estado afectando a buena parte de Europa en jornadas anteriores, tuvo responsabilidad en el suceso.

Así, las tormentas se formaron a lo largo de un frente frío que se movió por el área, sirviendo de frontera entre la masa cálida que dejó temperaturas récord en Francia y Alemania, entre otros países, y la masa más fría empujándola desde latitudes superiores.

Todo esto con la existencia de un chorro de viento y otros ingredientes atmosféricos que aportaron una combinación de inestabilidad y cizalladura, derivaron en un ambiente muy favorable para el desarrollo y organización de la convección.

Editado (18:00 horas locales), CIMSS acaba de publicar una entrada en su blog con información ulterior relativa al fenómeno, muy interesante.