Piedras de granizo de un tamaño descomunal cayeron en la jornada de ayer en diversas zonas de Estados Unidos. Del Rio, en Texas, se llevó la peor parte, con bolas de hielo de un diámetro superior a la de una pelota de béisbol.
En estos momentos, buena parte del país norteamericano, está inmerso en su tramo álgido de la temporada de tornados, una época del año en la que el contraste entre las masas de aire frío en altura que llegan desde el Norte, la creciente radiación solar y las masas de aire húmedo que llegan desde el Caribe, forman un cóctel explosivo en las llanuras centrales.
Granizo de un tamaño descomunal
Como se suele decir en estos casos, una imagen vale más que mil palabras y para ello las redes sociales nos sirven para ilustrar cómo de severa fue esta granizada.
Fotografías y vídeos de enormes piedras de granizo que en lógicamente iban acompañadas de tormentas con importante aparato eléctrico y en algunas áreas con la presencia de tornados.
Cómo se forma el granizo
Cuesta trabajo pensar cómo estas enormes bolas de hielo pueden permanecer en la atmósfera un tiempo, formándose y creciendo, antes de caer al suelo, momento en el que lógicamente pueden causar daños materiales y personales importantes.
Veamos cómo se forma mientras observamos más imágenes de la granizada de ayer 11 de abril de 2020.
El núcleo de condensación
El granizo, o pedrisco si alcanza un gran tamaño, se forma a partir de núcleos de condensación, de igual modo que otros hidrometeoros.
Estos núcleos de condensación pueden ser muy variados, tales como partículas de polvo, carbonilla, otras diminutas gotitas de lluvia congeladas, hojas, o incluso un insecto puede servir de núcleo de condensación.
Así, cuando gotas de lluvia en estado de subfusión chocan con estos elementos, se convierten en hielo de forma automática, dando comienzo el proceso de formación del granizo.
Según nuevas gotas subfundidas van chocando con el embrión de granizo, éste va adquiriendo tamaño en un proceso que se denomina acreción.
Se forman capas, como una cebolla
El aspecto de capas (como una cebolla) que presentan a veces las piedras de granizo se debe a las diversas fases que atraviesa dentro de la nube, interviniendo en el proceso de acreción gotas subfundidas de diferentes tamaños.
O incluso debido a ascensos y descensos dentro de la misma nube tormentosa, sufriendo procesos de fusión parcial o congelación de gotas de lluvia líquida con temperatura por encima del de congelación (capas claras o transparentes), nueva congelación y adición de nuevas gotas subfundidas (capas blancas).
A la vez que el granizo crece, su peso aumenta. Por lo tanto, las corrientes ascendentes que dan vida a la tormenta tienen que ser lo suficientemente intensas como para que la piedra de granizo, debido a la fuerza de la gravedad, no caiga hacia la superficie terrestre.
Por lo tanto, el pedrisco de mayor tamaño se forma en tormentas con corrientes ascendentes muy violentas, y esto sólo sucede con tormentas severas.
Es necesario, asimismo, que el nivel de congelación (isoterma de 0ºC) no se encuentre muy alta.
De este modo, cuanto más bajo esté, más tiempo permanecerá la piedra de granizo con una temperatura por debajo de la de congelación del agua, y más grande podrá hacerse.
Bajo esta primera condición, una gran cantidad de humedad y por tanto de agua precipitable también va a ayudar a la génesis de granizo.
La necesaria presencia de aire seco en altura
Y un tercer elemento básico que interviene en la formación del pedrisco son los estratos de aire seco que, si penetran en una tormenta bajo condiciones adecuadas de cizalladura, provoca fenómenos de evaporación que enfría el ambiente, ayudando a que el punto de congelación esté más bajo.
El análisis de los radiosondeos
Los radiosondeos tienen una gran importancia, a la hora de predecir este tipo de fenómenos, especialmente al poderse detectar inestabilidad atmosférica, cómo se distribuye la humedad a lo largo del perfil atmosférico, y cuál es el perfil de viento en toda la capa (cizalladura, tanto direccional como de velocidad).
Un efecto colateral de la intrusión de aire frío en una tormenta, es el de aumentar la potencia de las corrientes descendentes, haciendo que se abran de forma literal, auténticas cascadas de granizo desde las nubes de tormenta, ya que estos reventones ayudan a arrastrar en un ambiente frío al granizo formado en el seno de la tormenta.
Veamos un ejemplo: en el radiosondeo que se adjunta, se detecta la presencia de aire seco a partir de niveles medios, así como una atmósfera muy inestable y con cizalladura direccional.
Existe una capa de inversión térmica a la altura de 800 hPa aproximadamente, pero, siendo rota por algún mecanismo de disparo adecuado (un accidente orográfico, un fuerte calentamiento superficial…), la convección profunda y organizada está garantizada.
Así es, en efecto, en aquella jornada, se formaron numerosas supercélulas a lo largo de un frente cálido en Iowa, que rompieron esa tapadera (expresada a través del parámetro CIN).
En resumen…
Por lo tanto, una vez explicado el proceso de formación de pedrisco, sabemos que, básicamente, una tormenta debe de ser muy intensa para que sea capaz de generarlo. Cuanto más intensa y organizada, más probabilidades tendremos de que se produzca granizo, especialmente a finales de primavera, verano y comienzos del otoño.
Un correcto balanceo de estos ingredientes en la ecuación, es la que conduce a los distintos tipos de tormentas de granizo que conocemos: bien pedrisco muy grande, que cae de forma aislada primero sin lluvia, y después como un auténtico bombardeo…, granizo más menudo, pero cae en enormes cantidades, generando importantísimas acumulaciones.
¿Puede caer en España granizo así de grande?
La respuesta en sí. Y os recordamos un ejemplo relativamente reciente, esta granizada registrada el Fuentes de Rubielos (Teruel), 23 de julio de 2017
En nuestro país también tenemos documentados episodios de granizo severo muy significativos. Tan significativo fue el tamaño alcanzado, que le dedicamos una portada muy explícita.
Desde luego, no son granizos tan grandes como el americano, pero ya se trata de tamaños considerables. En 2003, dos episodios similares tuvieron lugar en Alcañiz, Teruel.
Uno en julio, también en las mismas fechas, y otro en agosto. Dos supercélulas en ambos casos, que generaron granizos enormes. Según los datos que nos constan, los del primero, con un tamaño que podría competir con el caso americano.
En aquella ocasión, prácticamente el 100% de los tejados de la localidad se vieron seriamente dañados, además del tornado F-3 que se registró en Valdealgorfa.
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