18.11.07. Gracias a Pilar Esteban, de quien se pudo ver una foto posteada en un blog gracias al forero de Cazatormentas.Net, Chaparrón, también conocemos la llegada del arcus a la localidad de Almuñécar (Granada) en donde todos sabemos lo que terminaría ocurriendo aquél 21 de septiembre de 2007, con una ciudad casi arrasada por las riadas que dejaron la sucesión de tormentas. Las ramblas de esta localidad, al estar secas durante muchos meses, se llenan de restos y se pierde el miedo al caudal que pueden transportar en caso de lluvias diluviales.

Pilar, por vivir en uno de los montes que guarda Almuñécar, tuvo una perspectiva inmejorable e increíble del fenómeno. Y por vivir en aquella altura, se vio inmersa en las barbas del monstruo, por lo que por unos instantes se vio envuelta en una espesa niebla. Recordemos que la base de estas nubes estaba por debajo de los 500 m. de altitud.

Se recomienda acceder desde este artículo al de "El 'arcus' que barrió Salobreña (Granada). SCM del 21.09.07 ". 

Así es el relato de Pilar, acompañado de sus fotos. Gracias especiales a esta persona por su colaboración.


Empezaron a sonar truenos y descargas de fuerte tormenta en el horizonte lejano por la parte del oeste. Ahora, pasados los años, como amante de la Naturaleza y fotógrafa, las tormentas me encantan, siempre y cuando sean escasas como aquí en la Costa Tropical. He fotografiado muchos temporales abajo en la playa. Un día, según hacía fotos en el medio del objetivo vi a un hombre ahogándose; pero esa es otra historia.

La mañana del 21 según veía avanzar a la tormenta, me parecía impresionante, sobrecogedora y hermosa. En la parte frontal las nubes eran blancas, con cierta luminosidad. Detrás de las primeras, las otras eran espesas y negras. Como por suerte no llovía, entré rápidamente a por la cámara. Las nubes avanzaban deprisa. Ellas y Almuñécar quedaban a mis piés. Las nubes comenzaron a cubrir de negro la Punta de la Mona, las playas hasta los 3 peñones. Las frontales eran blancas, horizontales…. Avanzaban todavía más deprisa, parecían ir hacia el este, cambiaban de forma… Ya solo quedaba Velilla a la vista, y el mar con cierto tono azul turquesa.

A gran velocidad cambiaron de forma, se abrieron y venían justo hacia mí. Las fotografié hasta que llegaron al borde de mi parcela, luego me envolvió la nube-niebla, densa de color verde-gris. No se veía nada. Era impresionante pero algo avisaba de que la belleza se convertía en algo de otra magnitud que iba a estallar. Me metí en la casa con los perros, empezó a llover a mares, el viento con enorme fuerza levantaba todo en el aire, a pesar de estar las cosas atadas. Todo el frontal de la casa -que es de cristal- retumbaba. Con la adrenalina subida y temor por la sensación de que podían reventar los cristales, seguí haciend fotos a la tormenta que a mí también me causó varios daños. Desafortunadamente, a otros les causó muchos más. Aunque no hubieran ocurrido los desastres allá abjo, yo siempre me acordaré de esta poderosa tormenta. Creo que fue el domingo o el lunes cuando supe ampliamente lo que había pasado. Cuando hay tormentas yo me quedo aislada durante horas o más de un día, pues la montaña no se puede bajar por los caminos rurales y resbaladizos.

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Fotografías © Pilar Esteban.

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