Se detecta un claro retroceso de las nieves y hielo de África
Una investigación ha detectado un claro retroceso de las nieves y hielo de África a consecuencia de la reducción de precipitaciones en las zonas altas.
En África existen diferentes glaciares y zonas con nieves perpetuas que están sufriendo las consecuencias de la falta de nevadas y, sobre todo, del cambio de patrón meteorológico.
El estudio indica que desde que se cartografiaron los glaciares por primera vez a principios de siglo, entre los siglos XIX y XX, más del 90 % de su superficie ha desaparecido
De seguir esta evolución, el continente puede quedarse sin zonas heladas a mediados del siglo XXI.
Claro retroceso de las nieves de África
Esta investigación ha sido realizada por científicos del Instituto de Geografía de la FAU, junto con las universidades de Otago (Nueva Zelanda), Massachusetts (EE. UU.) e Innsbruck (Austria).
Para la correcta comparativa, los responsables del estudio contaron con datos históricos de las montañas más altas de África. Por ejemplo, la última vez que se midió la superficie del glaciar del monte Kenia, de 5.199 metros de altura, en el estado homónimo, fue precisamente en 2016.
Las tres zonas clave del estudio
Por su parte, respecto a al Kilimanjaro de 5.985 metros, en el norte de Tanzania, no había disponibles hasta 2011, y la superficie del glaciar en las montañas Ruwenzori, de 5.109 metros de altura, en la frontera entre Uganda y la República Democrática del Congo, no se habían medido desde 2005.
Hay que destacar que estas tres zonas son muy singulares por perdurar en plena zona tropical.
El hielo sólo se forma allí de forma natural, dado que las cumbres son muy altas y, por tanto, el frío es muy intenso todo el año. Esto implica que su presencia no esté directamente relacionada con el aumento de las temperaturas en dichas zonas, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en los Alpes europeos.
Un cambio del patrón de precipitaciones
Por todo ello, a juicio de los autores del estudio lo que sí ha cambiado es el régimen de las precipitaciones.
En África Oriental, las precipitaciones caen principalmente durante dos períodos lluviosos, desde octubre o noviembre hasta diciembre, y desde marzo hasta mayo, mientras que el tiempo permanece seco la mayor parte del resto del tiempo.
Sólo una pequeña parte de las fuertes precipitaciones en los períodos lluviosos alcanzan niveles altos y lógicamente, en esa zona precipita en forma de nieve.
La explicación es la siguiente: si las temperaturas medias en las grandes altitudes del Kilimanjaro, el Monte Kenia y las montañas Ruwenzori se mantuvieran bajo cero, la nieve permanecerá y se cubrirá con una nueva capa blanca a más tardar en el próximo período de lluvias.
Con el tiempo, cada vez más nieve presiona las capas más profundas, empujando las capas más bajas hacia el hielo y provocando la formación de un glaciar. Si las precipitaciones disminuyen, el hielo no se repone y el glaciar comienza a retroceder.
La investigación revela que los períodos de lluvias comenzaron a volverse más secos desde finales del siglo XIX y, desde entonces, los glaciares no dejan de reducirse.
Análisis de imágenes satelitales
Para la realización del trabajo los científicos tuvieron que analizar miles de imágenes satelitales.
Pero no todas las imágenes eran adecuadas para el estudio. Por ejemplo, en los climas cálidos las nubes suelen formarse sobre altas montañas y bloquean la vista de las masas de hielo.
Sin embargo, el análisis de los datos también es relativamente complicado incluso cuando brilla el sol, ya que, por ejemplo, hay que diferenciar los campos de nieve de los campos de hielo y porque la sombra que proyecta el sol, especialmente cuando está bajo, distorsiona las imágenes.
Datos precisos
En 1899, el monte Kenia todavía tenía una superficie de 1,64 kilómetros cuadrados, pero se había reducido a 0,07 kilómetros cuadrados en 2021/2022.
Mientras, en las montañas Ruwenzori, el hielo se ha reducido de 6,51 kilómetros cuadrados en 1906 a solo 0,38 kilómetros cuadrados.
En el Kilimanjaro disminuyó de 11,4 kilómetros cuadrados en 1900 a 0,98 kilómetros cuadrados entre 2021 y 2022.
Este cambio en el patrón de las precipitaciones indica que no sólo hay menos nubes de lluvia, sino que también hay más días sin nubes, lo que expone a los glaciares a más luz solar.
Incluso si las temperaturas se mantienen bajo cero, el sol puede convertir el hielo directamente en vapor de agua y humedad, corroyendo así el glaciar.
Lógicamente, esto no sucede de manera uniforme. En las zonas de inmersión hay menos sol y el hielo permanece más tiempo en lugares tan protegidos.
Tú opinas