Las olas de calor que afectan a la Península Ibérica guardan una estrecha relación con las teleconexiones y oscilaciones que ocurren en la atmósfera de nuestro entorno, a pequeña y gran escala planetaria.
Se trata de un asunto complejo de analizar, que nuestra amiga Empar Landete nos ha resumido de forma magistral en este (y los siguientes) artículos, por lo que lo compartimos con mucho gusto con todos vosotros a continuación.
¿Qué es una teleconexión?
Comenzaremos explicando que es una teleconexión que es una anomalía de un sistema climático regional que produce cambios en la atmosfera, los cuales afectan a un lugar alejado de donde se produjo dicha anomalía, la cual está producida por una masa de aire a gran escala que afecta a la presión y al patrón de circulación atmosférica.
Dicha anomalía es transportada por la dinámica atmosférica la cual genera ondas de gran tamaño, donde se suceden zonas de ascenso (movimiento ciclónico) y zonas de subsidencia (movimiento anticiclónico) orientadas corriente abajo hacia el este y corriente arriba hacia latitudes más altas.
En los anticiclones, el aire enfriado pesa mas por tanto desciende sin producir condensación alguna produciendo buen tiempo.
En las borrascas, el aire asciende y por tanto se enfría provocando la condensación en las nubes y posibilitando las precipitaciones.
La posición de estas ondas tienen cierto grado de persistencia y ello puede determinar la existencia de regiones con sequia y zonas con lluvias en puntos alejados de la anomalía original, siendo esto el resultado de las teleconexiones entre patrones climáticos.
Un ejemplo de teleconexión es el Niño, creado por las modificaciones y acoples entre la atmósfera y el océano en el Pacifico Central.
La circulación atmosférica
Para que se activen todos estos movimientos de masas de aire hay que tener en cuenta la importancia de la circulación atmosférica terrestre, que se puede entender de una manera sencilla por medio del desequilibrio radiativo que existe entre el Ecuador y los Polos.
Esta dinámica genera fluctuaciones en la atmósfera dependiendo de la franja latitudinal donde ocurran:
- En los trópicos: las fluctuaciones atmosféricas dependen de los patrones de temperatura en la superficie del océano.
- En latitudes medias: las fluctuaciones atmosféricas están asociadas a la corriente en chorro.
Células de Hadley
Pero nuestra atmósfera es mucho más compleja y existen 3 células de circulación meridional bien diferenciadas en cada Hemisferio:
En la circulación de latitudes tropicales, tenemos la célula de Hadley, que está dominada por células convectivas que en promedio producen movimientos ascendentes en el ecuador y descendentes sobre las regiones subtropicales.
Los ascensos están relacionados con situaciones de inestabilidad y explican la existencia de frondosas selvas ecuatoriales (ej. Selva Amazónica), mientras que los descensos favorecen la estabilidad y, por tanto, la aparición de grandes desiertos en los subtrópicos (ej. Desierto del Sáhara).
Y al Ecuador le llegan vientos del este (los llamados alisios), que forman la célula de Hadley.
La célula de Ferrel
La circulación indirecta en latitudes medias, la célula de Ferrel, está dominada por las borrascas, que aparecen debido al fuerte contraste de temperatura y humedad de las masas de aire situadas a ambos lados del Frente Polar.
En el hemisferio Norte, el aire frio y seco del Norte converge con el cálido y húmedo del Sur dando pie a procesos de ciclogénesis (nacimiento de ciclones), y a la formación de una corriente en chorro extratropical a 11.000 metros de altura con vientos muy intensos de Oeste a Este en su seno (sobre 300 km/h).
Al cinturón de los 60º también llegan vientos del oeste (los llamados westerlies) desde otro cinturón de altas presiones situado en los 30º (los trópicos), que forman la célula de Ferrel.
En la circulación de latitudes Polares, la célula Polar, el aire asciende a lo largo del Frente Polar [65˚], donde se forman las depresiones extratropicales o borrascas, y desciende en los Polos, donde las precipitaciones son escasas.
La fuerza de Coriolis desvía este viento que sale del polo hacia la derecha en el hemisferio N, hasta que en la zona subpolar (60º de latitud, el círculo polar) este viento es paralelo al ecuador: aparece un cinturón de bajas presiones.
Estos vientos polares son del Este y forman la célula polar.
La posición de estas células en la circulación atmosférica no se mantiene fija sino que, a la zaga del ritmo de las estaciones astronómicas experimenta un movimiento de vaivén, hacia el Norte y hacia el Sur.
Siendo esta variación cíclica anual la que juega un papel importante en la delimitación de las zonas climáticas del globo.
Zona de convergencia inter-tropical
En el cinturón ecuatorial de bajas presiones tenemos la ZCIT (zona de convergencia inter-tropical).
Porque allí convergen los vientos alisios de ambos hemisferios.
Siendo esta zona el asiento de las intensas corrientes ascendentes que dan lugar a la formación de nubes de gran desarrollo vertical, con las consecuentes tormentas y chubascos intensos característicos del clima ecuatorial.
La notable disparidad en la proporción entre superficies marinas y continentes que existe entre ambos hemisferios, da lugar a que el ecuador meteorológico, entendiéndose por tal la ZCIT, no coincida con el ecuador geográfico , manteniéndose casi permanentemente dentro del H. Norte sobre el Atlántico y África, a pesar de la amplitud de la evolución cíclica anual en su posición latitudinal.
La ZCIT cambia de posición a lo largo del año en consonancia con el desplazamiento de todo el sistema de circulación atmosférico general.
Durante el invierno del H. Norte la ZCIT ocupa aproximadamente su posición ecuatorial, si bien en los continentes australes, especialmente América del Sur y África, se incurre hacia el H. Sur, siguiendo las depresiones térmicas que entonces se forman sobres estos continentes recalentados.
A la ZCIT se la denomina en niveles altos, como el ramal ascendente de la célula de Hadley.
En Verano del Hemisferio Norte, la ZCIT tiene tendencia a ascender hacia el Norte, con ello crea una importante expansión de los anticiclones subtropicales (Azores y el Africano Sahariano), pero no siempre llega a repercutir en estos anticiclones, para ello necesita un empuje adicional, el cual hay estudios que lo vinculan al afloramiento de las aguas frías de la corriente de Benguela, frente a las costas de Namibia.
Surgencia de la corriente de Benguela
En la siguiente entrega, veremos la incidencia de todos estos factores en las olas de calor que afectan a nuestro entorno.
Muy interesante el contenido. Esperamos las siguientes entregas. Enhorabuena
Muy interesante y didáctico el articulo. Podria ser una primera leccion de un curso de meteorologia. Gracias.
Gracias por este artículo, así podemos entender un poco mejor el funcionamiento del clima.
El otro día vi éste artículo https://www.bbc.com/mundo/noticias-46884677 y me preguntaba si, entre otros factores, no era también responsable del desorden climático. Es una información sobre el polo magnético terrestre.
Saludos y muchas gracias de nuevo.
Juan del Pozo
Gracias a ti por el comentario 😉
Muy bueno
Hola Juan..
No sabría decirte si los cambios magnéticos desde el Oeste de Canadá hasta mitad de Siberia pueden influir en el clima…
Lo que si parece influir en el clima terrestre , es la baja intensidad de algunos puntos del planeta de la cobertura de la magnetosfera, pues por ahí se pueden colar rayos cósmicos , creando núcleos de condensación para la formación de nubes…eso sí está investigando y es factible..
No sé si ello respondería a tu pregunta…
Gracias por tu comentario.