Salou es una preciosa localidad de la Costa Dorada, en Tarragona, a sólo 10 Km de la capital tarraconense y que gracias a su privilegiada ubicación, se trata de un lugar perfecto para disfrutar del clima del Mediterráneo Norte español.
Pese a encontrarse en la parte septentrional de la costa, el hecho de encontrarse a resguardo de los temporales de poniente o del Norte, hace que durante muchas semanas del invierno pueda disfrutarse de sus playas. No cabe duda, de que el verano es un lugar igualmente idóneo para disfrutar de las vacaciones.
Salou cuenta con diferentes calas y playas de arena fina, de excepcional calidad: la playa de Levante, la playa de Poniente, la playa de los Capellanes, playa Larga, la Cala de Lenguadetes o las calas del Cabo Salou son sus lugares emblemáticos para disfrutar del Mar Mediterráneo.
Este municipio cuenta con un clima mediterráneo templado, por lo que su temporada turística se alarga prácticamente todo el año.
Clima mediterráneo suave
En Salou podemos disfrutar de un verano cálido pero no excesivamente caluroso. A menudo, las brisas marinas contribuyen a refrescar el ambiente, en una época del año en la que el rigor estival puede provocar temperaturas altísimas en zonas del interior peninsular.
Los frentes atlánticos de lluvia y los temporales de frío invernales que llegan desde el Norte, no suelen tener prácticamente reflejo alguno en el clima de Salou. Esta franja de la costa catalana cuenta con un tiempo seco y soleado durante buena parte del año, incluso cuando prácticamente todo el resto de la Península Ibérica está bajo los rigores de los temporales de otoño e invierno.
Es por ello que cada año miles de turistas españoles y del resto de Europa deciden refugiarse en esta zona del Mediterráneo para olvidarse de los días de frío, nieve, viento y lluvia, sobre todo en puentes o semanas festivas de esas épocas del año.
Eso sí, cuando alguna gota fría decide afectar a las costas mediterráneas españolas, debemos de contar con la Costa dorada recibirá durante unas jornadas cuantiosas precipitaciones.
Los temporales de viento de levante acompañados de aire frío en altura, que suelen darse entre octubre y noviembre principalmente, aportan a la zona lluvias torrenciales. La explicación es sencilla: el viento del Este llega a la costa tarraconense cargada de humedad tras un recorrido de cientos de kilómetros al llegar a la Península.
Al tocar tierra, esas masas de aire templado tienen que remontar altitud debido a la orografía de la zona, con sierras que rondan los 1.000 m a pocos kilómetros de la costa.
El aire frío en altura provoca que ese aire templado y cargado de humedad se condense bruscamente, formando compactas nubes que provocan lluvias importantes en toda la comarca mientras se mantiene la situación meteorológica.
Si además, el agua del mar es elevada esos días, la evaporación es alta y el aporte de humedad es mayor. Pero estas situaciones son poco habituales e incluso hay temporadas que no se producen en todo el año.
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