Evolución de la temperatura media (trazo rojo) al nivel de 10 hPa en la zona comprendida entre 90 y 65ºN. Crédito: NOAA.
20.01.12. De momento, el invierno se está caracterizando en nuestro país por un tiempo predominantemente anticiclónico, lo que está haciendo sea muy seco y, además, anormalmente cálido en algunas zonas. Sin embargo, creemos que hay algunos síntomas, que comentaremos a continuación, que dan la sensación de que el final de enero y el mes de febrero, se van a caracterizar por patrones meteorológicos radicalmente opuestos.
Tal como ya se ha comentado con anterioridad, cambios atmosféricos a gran escala en latitudes árticas tienen influencia clara en los patrones meteorológicos en latitudes inferiores, y más exactamente, en Norteamérica y Europa, entre otras grandes regiones en el Hemisferio Norte.
Así, los cambios de fase y los calentamientos en el Ártico ya hemos visto que tienen una clara relación con inviernos muy duros y con un tiempo muy agitado en Europa, en latitudes más bajas de lo normal.
Desde que esto es conocido, muchos ojos están pendientes de la evolución de distintos parámetros en latitudes polares – árticas, en la baja Estratosfera, en los niveles de 50 y 10 hPa. Lo que se buscan son calentamientos súbitos estratosféricos, que son los que al final inducen un gran trastorno en las circulaciones atmosféricas en el Hemisferio Norte, con los efectos descritos arriba.
Pues bien, desde hace varias semanas, modelos meteorológicos enfocados a la previsión de evolución de altura geopotencial y temperaturas a esos niveles, vienen contemplando la posibilidad de que se produjera un calentamiento de estas características o similares; y la realidad, es la que indica la figura que encabeza esta noticia.
En dicha figura se muestra la evolución de la temperatura media en la región entre los 90 y 65ºN, con el paso del tiempo. Debemos fijarnos en el trazo rojo que nos muestra la evolución de los últimos meses. El trazo punteado de color verde nos indica el valor medio con el paso del tiempo, y los trazos oscuros superior e inferior, los valores máximos y mínimos, respectivamente.
De este modo, es fácil observar que la evolución actual de la temperatura media está coincidiendo o superando el trazo oscuro superior, lo que supone que se está alcanzando un máximo en esta época del año. Claramente, esta gráfica indica un calentamiento. Se ha destacado este fenómeno con una elipse roja intermitente.
A la vez que esto está ocurriendo, los modelos meteorológicos mayoritarios, como el americano GFS y el europeo ECMWF, están dando grandes bandazos en la última semana o dos, con salidas espectaculares al final de su rango de predicción (7 a 9 días vista), que son seguidas de otras salidas en que impera el anticiclón en la Península.
Nuestros homólogos italianos también están, como se dice comunmente, «con la mosca detrás de la oreja» con la evolución que se está observando en la baja Estratosfera. Así, si el olfato no nos falla, esto podría ser síntoma de un final de mes y un febrero próximos bastante más moviditos de lo que estamos teniendo en esta primera mitad del invierno. ¿Qué queremos decir con esto? Que es posible que las altas presiones se filtren a la zona del Reino Unido – Islandia – Península Escandinava, bloqueándose y, o bien favorecer expansiones de aire muy frío de origen ártico – polar continental desde Siberia, o bien permitir la llegada de borrascas atlánticas por el oeste o noroeste. No parece que aunque se forme este anticiclón de bloqueo en esa zona, las presiones en Azores vayan a seguir bajas. De ser así, expansiones de aire frío procedentes del noreste son muy probables, con episodios de fríos intensos en la Península y Baleares, aunque con precipitaciones más bien escasas en general, a excepción del archipiélago balear y fachada mediterránea peninsular.
Sea como fuere, y siempre apelando a la teoría, parece que la atmósfera está moviendo ficha. Sólo nos queda seguir observando y analizando los modelos meteorológicos y la evolución atmosférica sobre el Ártico.
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