El Departamento de Ciencias de la Atmósfera del CSU (Colorado State University, USA), en relación con su Proyecto de Meteorología Tropical, acaba de publicar su previsión de abril respecto a la actividad de ciclones tropicales que se espera en el Atlántico Norte para esta temporada 2016. ¿Qué nuevos datos arroja?
Si por algo se caracteriza este 2016 a la hora de realizar previsiones sobre cómo se puede comportar la temporada de huracanes en el Atlántico, es por una gran incertidumbre, debido a la gran cantidad de factores que puede contribuir, tanto de forma positiva, como de forma negativa, en la génesis de ciclones tropicales. Esto se viene comentando en nuestro hilo de previsiones en el foro de debate.
Adiós El Niño, hola La Niña.
Así, la transición de una situación ENSO en el Océano Pacífico de El Niño hacia La Niña en plena temporada de huracanes, supone un factor positivo para la ciclogénesis tropical en el Atlántico.
Esto es porque situaciones de El Niño en el Pacífico se corresponden muy bien con ambientes hostiles de alta cizalladura vertical del viento en el Atlántico, como ya ocurriera en la temporada de 2015, con anomalías positivas de récord sobre la zona occidental de la Región de Desarrollo Principal (RDP), que incluye al Mar Caribe.
Con una situación neutra o de La Niña prevista por todos los modelos meteorológicos estacionales para el próximo verano y otoño, se espera en general una menor cizalladura del viento en el Atlántico Tropical, lo que supone un ambiente más favorable para que los ciclones tropicales prosperen.
Récord del índice AMO negativo y la burbuja de agua fría.
Como ya comentamos anteriormente, desde hace cerca de un año, se ha ido formando una gran burbuja de aguas muy frías en la zona más septentrional del Atlántico Norte, correspondiéndose con una gran anomalía negativa.
Este fenómeno se corresponde con una configuración atmosférica anómala muy persistente que ha promovido una fuerte actividad de borrascas y vientos intensos sobre ella. Este ambiente tan revuelto facilita tanto la pérdida de calor de las aguas al verse muy removidas, así como los afloramientos de aguas frías de zonas profundas.
Desde el CSU, la presencia de esta gran anomalía supone un factor negativo para la ciclogénesis tropical para la próxima temporada.
Perspectivas actuales para la temporada 2016.
Con estos y otros datos, así como la comparación con otras situaciones análogas del pasado, permite a los expertos del CSU determinar que la actividad ciclónico tropical estará próxima a la media.
Esto significa que se espera un total de 13 ciclones nombrados, de los cuales 6 llegarán a ser huracanes, de los cuales a su vez 2 llegarán a ser huracanes mayores (categoría 3 o superior). Esta cifras incluyen al extraordinario caso del huracán Alex que se formó en enero.
Si quieres conocer más detalles de la previsión del CSU, accede al documento original PDF.
En nuestra opinión, da la impresión de que la presencia de esa gran burbuja de aguas frías en la mitad septentrional del Atlántico Norte puede ser un importante elemento inhibidor de la actividad ciclónico tropical en buena parte de la cuenca.
Porque si nos atenemos, por ejemplo, al periodo de El Niño de 1997, que transicionaría a La Niña al año siguiente, el año 1998 se caracterizó por una gran actividad. Pero claro, en 1998 no estuvo presente una burbuja fría de semejantes características.
De ahí que al principio de la entrada se haya puesto énfasis en la gran incertidumbre que existe para este 2016. Como siempre, solo queda esperar a las nuevas previsiones e ir observando qué ocurre.
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