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Los habitantes de Murcia y Málaga (principalmente) habrán sentido la pasada madrugada la sensación de calor extremo, que provoca en algunas comarcas de esas provincias el viento terral o viento del Noroeste en verano. Circunstancia que también se vivió en otras zonas más septentrionales de la Comunidad Valenciana o de Cataluña,

Los termómetros se dispararon ayer domingo en muchos observatorios de esas provincias y aprovechando la circunstancia, os explicamos por qué el viento provoca estos valores tan elevados.

Máximas y mínimas insoportables

La jornada del domingo y la madrugada de hoy lunes han traído temperaturas sofocantes en dichas zonas. Las máximas ayer rondaron los 39 ºC en varios observatorios y en otros, al filo de la medianoche aún se registraban valores por encima de los 30 ºC.

Afortunadamente, aunque el régimen de poniente persiste, en muchas zonas se ha impuesto cierta componente marítima, lo que hace bajar el termómetro de manera acusada.

Y es que precisamente la procedencia del viento y los accidentes geográficos que atraviesa, tiene la clave para provocar estas temperaturas tan altas.

El terral o el Noroeste del Mediterráneo, el Sur del Cantábrico

En España el vocabulario meteorológico da muchos nombres para un mismo tipo de viento, solo que manera local, cada comarca le asigna un nombre.

Por ejemplo, en Málaga es común hablar de terral, lo que en zonas de Cataluña o la Comunidad Valenciana es mistral o en la Región de Murcia es poniente o noroeste.

Y siempre nos dejaremos apelativos más particulares, a veces propios de varios municipios en concreto.

Lo cierto es que todos los casos, estos vientos cálidos en la costa mediterránea llegan de tierra, del Noroeste o Poniente. Algo que tiene un símil cuando en el Cantábrico tienen el temido viento Sur. La explicación que detallamos a continuación es la misma.

Compresión adiabática

El proceso termodinámico por el que este viento nos llega tan seco y recalentado es porque sufre una compresión adiabática.

Imaginemos una masa de aire situada en el Oeste andaluz a la que su trayectoria le llevará a la costa de Málaga.

En ese viaje debe subir la enorme mole que es la Sierra de las Nieves, bajará y probablemente vuelva a ascender por alguna de las otras cordilleras que rodean el Valle del Guadalhorce realizando un nuevo descenso.

En ese proceso en el que la masa de aire pierde altura, experimenta a la vez un aumento de presión brusco (ya que de repente tiene que soportar sobre ella una capa de aire de mayor espesor).

Esta subida de presión (compresión) se realiza sin intercambiar energía con el ambiente (de forma adiabática), lo cual termodinámicamente debe compensarse con la cesión de humedad y la ganancia de temperatura experimentados.

Una orografía muy accidentada

Este ejemplo de la Costa del Sol es extrapolable a la Región de Murcia, donde allí otras muchas cordilleras se disponen de manera perpendicular al viento del Oeste o Noroeste antes de que este llegue a la costa.

O bien, en la franja cantábrica, donde los elevados sistemas montañosos provocan el mismo efecto de compresión adiabática en costas del País Vasco a Asturias cuando hay viento del Sur.

Se enfría el mar

Otra consecuencia de estos vientos de tierra es que cuando llegan a la costa mediterránea, provocan que la corriente del mar sea de Norte o Noroeste a Sur, es decir, la capa superficial de agua del mar se desplaza mar adentro.

Dicha masa de agua debe ser sustituida por otra más profunda, y por tanto fría, lo cual provoca que pese al calor reinante en superficie el agua del mar esté cada vez más gélida.

Fenómeno contrario al que ocurre con el levante, ya que al llegar el agua de mar adentro, nos alcanza con muchas horas de permanencia en la superficie y por tanto recalentada.

Terral de invierno

En los meses invernales los ponientes son más habituales y esto provoca que en el mediterráneo muchas veces el termómetro se mantenga suave, mientras que en otras zonas de la Península Ibérica el ambiente térmico es invernal.

En estos casos, la situación meteorológica sí que puede ser algo inestable, apareciendo nubosidad y siendo la oportunidad perfecta para disfrutar de los Altocumulus lenticularis.