La bolsa de agua dulce y fría que pulula por el Atlántico Norte sigue llamando la atención de los grupos de científicos que estudian el clima del Planeta.
Un nuevo trabajo ratifica la teoría de que alterará las corrientes marinas del Atlántico Norte y con ello el clima de Europa Occidental, que paradójicamente en un mundo cada vez más cálido, se volvería más frío e inestable, como os hemos contado en anteriores entradas.
El estudio resalta que especialmente durante las dos últimas décadas, el incremento de agua dulce y fría ha sido muy importante.
Rompe los patrones climáticos
Toda esta cantidad de agua dulce que fluye derretida de la banquisa ártica hacia el océano, se trataría de un mecanismo desestabilizador que podría interrumpir las corrientes oceánicas en el Atlántico Norte que moderan las temperaturas invernales en Europa.
Hasta ahora, dichas interrupciones han sucedido antes, durante las grandes anomalías de salinidad de los años 1970 y 1980 que fueron eventos temporales.
Pero ahora, si demasiada agua dulce fría del Ártico fluye continuamente hacia el Atlántico Norte, la rotación del océano podría verse interrumpida de manera más permanente.
Ciclos de variabilidad natural
El principal objetivo de estudio fue diferenciar entre el impacto de los ciclos de variabilidad natural en las cantidades de agua dulce del Ártico y la influencia del denominado ‘cambio climático‘ del Planeta. Además, analizaron la posible evolución de la banquisa ártica.
Y para ello cotejaron los resultados de un conjunto de modelos climáticos, analizando la evolución de la temperatura del agua en esa región y su influencia en el clima, desde 1920 a 2100.
Resultados concluyentes
El estudio concluye que el estrecho de Nares, que se extiende entre Groenlandia y Canadá y es la puerta de entrada más al norte entre el Ártico y los océanos más meridionales, será el primer lugar en ver un aumento de las exportaciones de agua dulce atribuible al cambio climático en la próxima década.
Además, a juicio de los investigadores, otros estrechos más al sur y al este, incluidos los estrechos de Davis y Fram, serán los siguientes en mostrar esta señal.
Efecto de las emisiones de gases de efecto invernadero
Los científicos también ejecutaron los modelos a través de diferentes escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero en las próximas décadas.
Proyectaron un escenario de un más de 4 grados centígrados para finales de siglo y qué sucedería si los humanos limitaran el calentamiento a 2 grados centígrados, el extremo superior de los objetivos del IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático) para este siglo.
Dos escenarios en el siglo XX
En este sentido, descubrieron que el cambio en el agua dulce en el Océano Ártico y las cantidades que se mueven a través del estrecho norte no se verán afectadas, ya que estarán sujetas a un aumento en el agua dulce antes de la década de 2040, y las decisiones tomadas a nivel mundial en las próximas décadas no influirán en ellos, ya que estos cambios climáticos ya están en movimiento y no es posible revertirlos.
En cambio, respecto a lo que podría suceder para la segunda mitad de este siglo, los dos escenarios divergieron, y se observaron aumentos en las cantidades de agua dulce en más lugares en el escenario de alto calentamiento que en el escenario de bajo calentamiento.
Un incremento de agua dulce del 10%
El trabajo también nos cuenta que desde la década de 1990, el Océano Ártico ha visto un aumento del 10% la cantidad que transporta de agua dulce.
O lo que es lo mismo: 10.000 kilómetros cúbicos, equivalente al volumen que se necesitaría para cubrir todo Estados Unidos con 90 centímetros de agua.
Como hemos explicado en otras entradas, esta enorme cantidad de agua dulce facilita la formación de hielo marino: mantiene el agua fría en la superficie, en lugar de permitir que este líquido más denso se hunda debajo de aguas menos densas y cálidas.
Por ello, se dice que el Océano Ártico es muy diferente a otros océanos, pues su salinidad nada tiene que ver con la de otros océanos más templados y abiertos.
Buenas David. A nivel local y regional, la tendencia puede diferir un tanto de la global y nacional, pero de acuerdo a esta, estamos aún lejos de entrar en una «era de hielo». No hay más que observar, por ejemplo, que este mes de Julio ha sido el 3º más cálido desde que se tienen registros en España, o que el periodo Enero-Julio de 2020 en Córdoba ha resultado el más cálido de toda su serie.
http://www.aemet.es/es/noticias/2020/08/Avance_clima_jul2020
https://cordopolis.es/2020/08/04/cordoba-registra-el-periodo-enero-julio-mas-caluroso-desde-que-hay-datos/
En cuanto a los eventos de precipitaciones intensas, es común que se produzcan alguno que otro a finales de verano y hasta el ecuador del otoño. La mayor extensión e intensidad de los mismos en los años venideros es lo que deberemos confirmar. De momento hablamos, de «predicciones». En cuanto a los inviernos, no hay una tendencia evidente, en cuanto a su «recrudecimiento» en la península.
La Humanidad está gobernada por el capital y no le interesa más que enriquecerse y no piensa en el futuro de nuestra casa común La Tierra. No hay consenso mundial para cambiar esto.
El «capital» no son más que los vicios que adoptamos alegre y voluntariamente…
Traducción automática de un artículo en inglés. Hay que esforzarse para entender lo que dice.
Para eso, sería preferible que lo pusieran directamente en inglés, y el que no lo entienda que use el traductor…
A mi parecer, hay muchas señales que nos advierten de la posible entrada de una era de hielo, es más, me atrevo a decir que esta ya sucediendo, soy de la provincia de Barcelona y realmente, independientemente de otras zonas, aquí ha tardado este año en llegar el verano, de echo me atrevería a decir que hay más días frescos que cálidos, como ya sabemos el cambio climático afecta de diferente manera en las zonas del planeta, preveo que este invierno sera un pelo más severo que el pasado 2019, también intuyo que este otoño vamos a vivir más de una dana y ciclogenesis explosivas.
Al final de cuentas, por lo que veo, cada año que pasa vamos a tener más olas de calor y sequía en verano, otoño, cada vez más tormentas violentas y torrenciales y los inviernos más largos y fríos.
Deberíamos ir asumiendo lo y preparandonos.
Salut!!