Altocúmulos captados desde un satélite meteorológico sobre la Antártida
Todos conocemos a los altocúmulos lenticulares, de nombre en latín altocumulus lenticularis.
Son esas típicas nubes de viento que aparecen en nuestros cielos asociadas a temporales, tras el paso de un sistema frontal. Se han podido contemplar en jornadas pasadas y probablemente las volveremos a ver tras el paso de la borrasca Justine.
Sin embargo, nosotros estamos acostumbrados a verlas desde abajo. O también desde arriba, desde la perspectiva que nos ofrecen los satélites meteorológicos de última generación.
Pero no estamos acostumbrados a verlas con el grado de detalle que hoy nos ofrece el Observatorio Terrestre de la NASA.
Viaje a las Montañas Transantárticas de la Antártida
Este viaje nos lleva hasta la Antártida, y uno de sus principales sistemas montañosos: las Montañas Transantárticas o Cordillera Transantártica.
Cabe destacar, de este impresionante sistema montañoso, que contiene 20 picos que dan una altitud superior a los 4000 m. Si quieres saber más sobre ella, pincha en este enlace, que te llevará (en una nueva ventana de tu navegador) al artículo correspondiente en Wikipedia.
Las tempestades invernales no son raras en la zona. De hecho, gracias a la estación – base de observación de la Agencia Estatal de Meteorología en la Península Antártica, podemos tener datos de primera mano al respecto.
Fruto de la interacción entre los intensos flujos de viento, la orografía y la humedad aportada , se crean estas fantásticas nubes.
Altocúmulos lenticulares, como nunca los habías visto antes
Todo se lo debemos al instrumento OLI (Operational Land Imager) montado a bordo del satélite Landsat 8 de la NASA.
El Landsat 8 es el octavo y último puesto en órbita correspondiente al proyecto que le da nombre, el Landsat. Está operado por la NASA y el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS).
En ocasiones, el público general informa de nubes estacionarias y suaves, como avistamientos de «objetos voladores no identificados» (OVNI). Pero estas nubes no son tan misteriosas como podrían parecer a primera vista.
Sobre estos Altocúmulos lenticularis captados en la Antártida
El 29 de diciembre de 2020, el Operational Land Imager (OLI) en el Landsat 8 adquirió estas imágenes de nubes de bordes suaves que se ciernen sobre la Cordillera Eisenhower de las Montañas Transantárticas de la Antártida.
La cordillera está delimitada al norte por el glaciar Priestley y al sur por el glaciar Reeves, los cuales alimentan la plataforma de hielo Nansen en la bahía Terra Nova.
El color blanco sobre blanco de las nubes sobre el hielo hace que las versiones antárticas sean más difíciles de discernir, incluso en imágenes de satélite.
Esta imagen de color natural se ha mejorado con luz infrarroja para separar las nubes blancas de la nieve blanca y el hielo que se encuentra debajo. Las nubes también arrojaban sombras redondeadas sobre el paisaje.
Aún así, algunas personas han sido testigos de las nubes lenticulares en la Antártida de primera mano. Los científicos que trabajan con la Operación Icebridge de la NASA tomaron fotos del fenómeno cerca del Monte Discovery en 2013 y sobre Penny Ice Cap en 2015.
Si quieres ver la fotografía de encabezamiento a máxima resolución, pincha aquí.
¿Qué son los Altocumulus lenticularis?
Su nombre, como el de todas las nubes, lo recibe por su apariencia que nos recuerda a un gran ovoide. Una nube parecida a una gran almendra, una lente; normalmente formada por diversas capas o pilas nubosas… a la que a menudo se le compara con lo que se suele denominar un ovni.
Por su altitud se clasifican dentro del tipo de nubes medias, estando su base entre los 2 y 7 Km de altura (dependiendo de las condiciones meteorológicas y la fecha del año). Pueden llegar a tener una dimensión vertical de entre 0,2 y 0,8 Km.
Milhojas nubosa, estática en el cielo
Sin duda alguna, se trata de uno de los géneros de nubes más perseguidos por los aficionados a la meteorología por sus peculiares formas, que a menudo alcanzan tamaños enormes, con múltiples capas, como formando un collar nuboso de enormes lentejas y que suelen permanecer de forma cuasi–estacionaria durante varias horas en una misma zona.
Su formación se debe, fundamentalmente, a la existencia de humedad en capas medias-bajas y un flujo de viento intenso que atraviese un sistema montañoso, haciendo que el flujo de viento se ondule, apareciendo turbulencias, con zonas de ascensos y de descensos.
Estas nubes justo se forman entre estos flujos de viento, siendo moldeados por ellos de esta manera tan espectacular.
¿Dónde se suelen formar?
Por tanto, es común verlas a sotavento de algún sistema montañoso importante, en el que le viento incida con fuerza y haya algún aporte de humedad.
Una situación típica, como la que ha ocurrido hoy 10 de enero de 2017, es la del paso de un sistema frontal debilitado aportando nubes de tipo medio y alto a la Península Ibérica acompañado de viento constante y fuerte del Noroeste.
Por ello, suelen verse en las inmediaciones de los Sistemas Béticos, del Sistema Central, del Ibérico, de la Cordillera Cantábrica o de Pirineos…
Ondas de montaña
Estos Altocumulos suelen formar parte de cadenas nubosas mayores. Se podría decir que a una escala superior, en bastantes ocasiones, nacen en el seno de ondas de montaña generadas por estos sistemas montañosos que comentamos.
Este reportaje realizado por Diego Martín en 2014 en las inmediaciones de Sierra Tejeda o estos vídeos captados desde Málaga son un buen ejemplo de episodios de ondas de montaña a gran escala.
Como consecuencia de que el viento llega con intensidad a las cadenas montañosas de forma perpendicular al perfil de la cordillera, en la atmósfera se forman ondas y olas a sotavento, generando nubes rotoras, que se mantienen fijas, a pocos Kilómetros de la cresta de las montañas.
La lapa
Otro ejemplo: en la Bahía de Málaga, al Sur de muchos sistemas montañosos, cuando el viento sopla de tierra hacia el mar con intensidad fuerte y constante, también son frecuentes sus apariciones, sobre todo en invierno.
Un caso muy particular este este altocumulo lenticular fotografiado por José A. López Medina el 28 de diciembre de 2003 desde Chilches-Costa. Permaneció durante casi tres horas en la Bahía de Málaga. Una enorme nube de forma lisa y redondeada, parecida a una lente, que bautizamos en aquellos días como la lapa. Nótese que las sierras de Mijas y Alhaurín que se ven en el horizonte, tras el mar, al otro lado de la bahía, tienen una altitud de 1100 metros.
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