La banquisa ártica está próxima a alcanzar su mínimo anual, el cual suele llegar en la segunda quincena de septiembre. El verano es una estación muy importante para su estado, pues los episodios de altas temperaturas o incluso algunos tipos de temporales como el acaecido unos años atrás, pueden debilitar en exceso la capa de hielo marino.

Este año la perspectiva apunta a que el mínimo anual se situará entre el cuarto y el noveno más bajo de la serie histórico, a tenor de los registros observados en julio y agosto.

Situación actual

Según reporta el Centro Nacional de Datos sobre el Hielo y la Nieve (NSIDC por sus siglas en inglés, de Estados Unidos) la banquisa ártica medía unos 5,4 millones de km² el 21 de agosto de 2018, un registro bastante por debajo de la media de 1981-2010.

Concretamente el déficit de hielo se situaba en 1,6 millones de kilómetros cuadrados.

Pronóstico a un mes vista

Según las proyecciones del NSIDC, se espera que la extensión del hielo marino siga disminuyendo en las próximas semanas, de forma lenta, lógicamente, hasta situarse finalmente en un valor 4,2 a 4,9 millones de km².

Este mínimo debería quedar entre el cuarto y noveno registros mínimos de la serie de mediciones realizadas por satélite desde 1979, con casi total seguridad detrás de los años de 2012 (con el récord sin precedentes de 3.387 millones de kilómetros cuadrados) 2007 (4.155 millones de kilómetros cuadrados) y 2016 (4.165 millones de kilómetros cuadrados).

El flanco atlántico el más debilitado

Las observaciones satelitales y las realizadas mediante boyas marinas indican que el mayor déficit de hielo marino ártico se encuentra en la zona atlántica, entre los mares de Barents, Kara y Groenlandia. En esa zona marítima la banquisa nunca había sido tan baja en estas fechas. El registro anterior similar fue el del año pasado, 2017.

Esta pobre situación general la han provocado unas condiciones meteorológicas cálidas en buena parte del Ártico durante el final de la primavera y el inicio del verano.

Además, en julio, se detectó un declive rápido, que se atenuó en la primera mitad de agosto, cuando la banquisa retrocedía a un ritmo de 65.000 Km2 por día.

En ese tramo del verano, las temperaturas a 925 hPa (alrededor de 750 m de altitud) estuvieron de 1 a 5 ° C por encima de lo normal en el Océano Ártico, con una anomalía de hasta 5 a 7 ° C al norte de Groenlandia.

Referencia: http://sites.uci.edu/zlabe/arctic-sea-ice-extentconcentration/