
Sin duda alguna, la borrasca «Miguel» pasará a los anales de la Meteorología en España como uno de los casos más notorios de resultado de una ciclogénesis explosiva, ya tan avanzado el año.
No sólo por eso, sino porque al final del día, su nubosidad asociada consiguió rodear su centro, dejando una característica en forma de ojo. Lo que se conoce como Tropical Like Cyclone, o ciclón con apariencia de huracán (¡sin ser un ciclón tropical!)
Proceso de ciclogénesis explosiva
Una ciclogénesis explosiva o bombogénesis es un proceso meteorológico por el cual se forma una borrasca muy profunda en un periodo de tiempo relativamente corto.
Es decir, la borrasca que se forma a partir de este proceso sufre una caída de presión, o profundización, muy significativa en un periodo de tiempo relativamente pequeño.
Y la borrasca así formada puede recibir el nombre de bomba meteorológica, como suelen denominarlas fuera de nuestro país, weather bomb. Incluso también se admite el de ciclón bomba o bomb cyclone.
De forma más técnica, existen criterios para evaluar estos procesos, y así poder identificarlos correctamente.
Se trata de valores umbral para poder definir un proceso de ciclogénesis como explosiva: Sanders-Gyakum(1980) las definieron como aquellas en las que la caída de la presión central en superficie en un periodo de 24 horas, es superior a 24 • senα / sen60, siendo α la latitud promedio del centro de la baja durante ese periodo (18 hPa / 24 horas, para 41º), siendo igualmente válidos, múltiplos de este ratio, es decir, la mitad del valor obtenido, para un periodo de 12 horas en vez de 24.
Otro criterio similar es el Carlson (1991), que establece un valor de 12 hPa / 24 horas, para 45º de latitud, siendo estos umbrales referidos a ciclogénesis atlánticas.
Seclusión cálida y apariencia de ciclón tropical (Tropical Like Cyclone)
El hecho de que, como resultado del proceso de ciclogénesis explosiva, la borrasca «Miguel» llegó a ser un claro caso de seclusión cálida, también implicó que el sistema nuboso asociado a su núcleo también adquiriera una gran singularidad por su semejanza con un ciclón tropical.
Son ese tipo de ciclones, con ciertas características híbridas, que reciben el nombre de Tropical Like Cyclone, o ciclones con apariencia de huracán (sin serlo).
Además, tal y como comenta el perfil aragonés de AEMET en la red social Twitter, pudo haberse formado un doble sting – jet, o chorro en aguijón.
Son fenómenos muy peligrosos y que, básicamente, consiste en la formación de un canal descendente de la corriente en chorro polar, que discurre muy cerca y al sur del centro de la borrasca, de modo que vientos muy intensos por encima de los 150 km/h inciden sobre la superficie (ya sea tierra o mar). Justo los vientos que espera el modelo de los mapas de arriba.
También son dignos de destacar los datos aportados por Daniele Bianchino, sobre los vientos desarrollados por la borrasca «Miguel» cerca de su centro, próximos a los 50 KT (nudos), con una presión mínima estimada en 986 hPa.
Son datos que ponen de manifiesto que este tipo de ciclones son muy singulares. Capaces de profundizarse, sin ser tropicales, utilizando algunos mecanismos que sí intervienen en esos últimos.
Fenómenos meteorológicos adversos asociados
Gracias al Servicio Meteorológico de Galicia, también podemos conocer registros de rachas máximas de viento dejadas por el paso de la borrasca «Miguel» en su red de estaciones meteorológicas.
Rachas muy significativas, como los 136,4 km/h de Lardeira (Valdeorras, Orense).
Si de algo nos debemos alegrar, es de que el paso de la borrasca «Miguel» se produjo sobre el Mar Cantábrico. Y fue allí donde se produjeron las rachas más fuertes de viento.
Unas pocas decenas de kilómetros más al sur, y las consecuencias podrían haber sido mucho peores en tierra.
El enorme temporal marítimo estuvo muy bien previsto por los modelos meteorológicos, y así lo hizo saber el perfil en Twitter de Puertos del Estado.
¿Existen precedentes?
Lo cierto es que sólo hemos encontrado aquellos que en el pasado han tenido un impacto en el país vecino de Francia.
Des tempêtes ou forts coups de vent ont déjà eu lieu en juin ou en été dans le passé . Il faut cependant remonter à plus de 30 ans pour trouver des épisodes comparables :
– Le 6 juillet 1969 : une tempête frappe la moitié nord, surtout la Bretagne, la Normandie puis région parisienne.
– Le 26 juin 1958 : elle avait une trajectoire plus au sud.
– Le 16 juin 1965 : tempête sur la moitié nord du pays, Ile-de-France incluse.
On retrouve également des situations très dépressionnaires les 9 juin 1954, 12 juillet 1961, 3 juillet 1988, 7 et 8 août 1948…
À noter, le 7 juin 1987, une ligne de grains orageuse provoque un coup de vent tempétueux. On relève alors 126 km/h à Biscarrosse, 115 km/h à Bordeaux.
Y si atendemos a los lugares citados, todos esos casos implican latitudes bastante más altas que el caso de la borrasca «Miguel». Por lo tanto, Miguel podría tratarse de un caso muy singular en lo que a la Historia de la Meteorología en España se refiere.
Ojalá la Agencia Estatal de Meteorología, AEMET, se pronuncie al respecto.
Que alguien me explique porque no hay ningún medio de comunicación que se haga eco d e las tremendas anomalías negativas de temperatura que estamos viviendo en la península, la m3andrizacion del chorro polar, claramente trae consigo un enfriamiento clsro del clima en el oeste, ya van dos junios consecutivos haciendo temperaturas más propias de abril que de la fecha en cuestión, mayo de comporto nornal, hizo unos 10 días de verano en diversos puntos, algo lógico teniendo en cuenta la verticalidad del sol aúnada a las condiciones estables que hubo, que propiciaron días cálidos.