Los modelos meteorológicos apuestan porque se produzca un calentamiento súbito estratosférico al final de octubre
El vórtice polar podría debilitarse antes de tiempo, con un calentamiento súbito estratosférico muy temprano a finales de octubre, justo cuando acaba de iniciarse su temporada fría.
Cada año, el patrón habitual, es que vaya fortaleciéndose a lo largo de octubre y noviembre para alcanzar su estado más robusto entre diciembre y enero.
Es habitual que surjan calentamientos súbitos estratosféricos (CSE) en el final del invierno y en el inicio de la primavera, pero es bastante menos frecuente que ocurra en el arranque del otoño.
Como sabéis, la rotura del vórtice polar tiende a reflejarse alguna semana después en la atmósfera que nos afecta directamente. Entonces, aumenta la posibilidad de que las borrascas visiten España.
Calentamiento súbito estratosférico al final de octubre
Las previsiones meteorológicas llevan unas semanas marcando este evento y parece confirmarse que se reflejará en latitudes polares al norte de Norteamérica.
El calentamiento, podría producir un desplazamiento del vórtice polar hacia el lado opuesto o bien una bilocación de este, aún no está clara la evolución.
Y a partir de ese momento, empezamos a hablar de ciertas conjeturas, aunque lo lógico es que en noviembre tuviéramos una atmósfera mucho más dinámica en nuestras latitudes que lo que estamos viviendo en este anodino (hasta el momento) mes de octubre.
Dicho de otra manera, lo lógico sería contar con un noviembre inestable en buena parte de España.
Un evento de CSE en octubre ¿implica un invierno frío?
Volviendo al terreno de las conjeturas, los especialistas en el tema explican que cuando se sucede un evento de este tipo en octubre lo lógico, analizando comportamientos similares en años anteriores, se vuelva durante el final de noviembre a un vórtice muy potente.
Y que esta configuración aguante en diciembre sin debilidades hasta que a finales de enero o principios de febrero surja un nuevo calentamiento.
En otra palabras: el hecho de que el CSE se dé antes, no es un buen augurio para los amantes del frío.
Sobre todo si estamos pensando de un tiempo nivoso o gélido en el primer tramo invierno.
Pero, repetimos, son hipótesis basadas en el análisis del comportamiento de la atmósfera en años anteriores.
En nuestro foro de debate, os mantendremos informados de la evolución de estos pronósticos. E igualmente os informaremos e cómo se irá trasladando el evento a las previsiones del tiempo a más corto plazo.
¿Qué es un calentamiento súbito estratosférico?
Un CSE es básicamente, un calentamiento súbito que se produce en un estrato de un grosor variable en la Estratosfera.
Para poder entender mejor este fenómeno, hay que saber cuáles son las condiciones normales que se pueden encontrar en este estrato de la atmósfera terrestre.
Así, una estratosfera en condiciones normales, va a mostrar un vórtice polar en el que los vientos giran en sentido antihorario (como en cualquier borrasca o sistema de baja presión), y al que se asocia temperaturas muy bajas.
Sin embargo, cuando se produce un CSE, el vórtice polar se debilita. Esto implica que sea más débil, se divida en dos y/o se disponga fuera de su posición normal sobre el Polo Norte.
O en los casos más extremos y de mayor interés, invirtiéndose sus vientos, que comienzan a girar en sentido horario.
El calentamiento que se produjo durante el invierno de 2009 – 2010 es uno de los casos más interesantes jamás registrados.
Tuvo consecuencias muy directas y profundas en los patrones meteorológicos entre Norteamérica y Europa.
Para entender mejor cómo se revierte la circulación de vientos, podemos observar esta animación en 3 dimensiones de un evento de calentamiento súbito estratosférico.
Vórtice polar y calentamiento súbito estratosférico
Sobre todo porque permite ver cómo se propaga por los diferentes niveles atmosféricos hasta llegar a la superficie.
Y es que, los CSE se asocian por lo general a un debilitamiento de la corriente en chorro polar, lo que a su vez se asocia a su expansión y desplazamiento hacia latitudes más bajas, favoreciendo la expansión de masas de aire polar y ártico de igual manera.
Finalmente, esto favorece que se produzcan olas de frío tanto en Norteamérica como en Europa. Sin embargo, esto no siempre ocurre.
Además, durante la primavera, en la Estratosfera se va produciendo una reversión de la circulación de los vientos y un calentamiento progresivo que indica el cambio desde la estación invernal hacia la estación estival, cuando la reversión es completa y el calentamiento natural alcanza su máximo.
Cuando se aproxima este cambio natural, se producen eventos que reciben el nombre de calentamiento estratosférico final y que no tienen nada que ver con los CSE.
Sea como fuere, estos eventos suelen tardar unas 2 o 3 semanas en tener reflejo en la Troposfera.
¿Cómo se produce un evento de este tipo?
Durante el invierno, en el Hemisferio Norte, la ausencia de radiación solar hace que la temperatura descienda en todos los niveles de la atmósfera y en especial en las latitudes polares, donde la luz del sol apenas llega durante muchas semanas.
Allí, en las capas altas de la atmósfera, la temperatura llega a niveles bajísimos, contrastando con otras zonas más meridionales y templadas donde el sol sí sigue aportando energía aún en las semanas más duras del invierno.
De esta forma se crea un centro potentísimo de bajas presiones sobre el Ártico, donde la temperatura es la más baja de todo el Hemisferio.
El gradiente de presión hace que el aire fluya desde los centros de altas presiones hacia los de bajas presiones, creando un flujo Sur a Norte que es desviado hacia la derecha por el movimiento de rotación de la Tierra.
Con el paso de las semanas, desde el inicio del otoño, se va consolidando esta situación, creándose en la estratosfera un flujo de vientos de Oeste a Este, en sentido contrario a las agujas del reloj, conocido como vórtice circumpolar o simplemente polar.
Vórtice polar débil vs vórtice polar fuerte
Durante la mayor parte del invierno este vórtice se mantiene potente, favoreciendo la aparición en la troposfera de una o varias borrascas profundas en torno al Ártico o en latitudes algo más meridionales.
Con esta configuración, con los lógicos vaivenes en la circulación atmosférica debido a otros factores, las borrascas suelen circular por latitudes altas, situándose las altas presiones más al Sur, por ejemplo en Azores o en la Península Ibérica.
Afortunadamente, la complejidad de la atmósfera favorece que esta situación cambie en algunas temporadas, y de forma drástica, al calentarse la estratosfera y desplazarse o romperse el vórtice polar.
En ese caso, el frío almacenado en el Polo Norte puede repartirse en distintas zonas templadas, dependiendo de diferentes factores, dejando un tiempo invernal duro en distintos países como puede ser España.
Cuál puede ser el origen de un CSE
Básicamente se debe a que una onda planetaria (también llamadas de Rosby) asciende de la troposfera a la estratosfera llevando a esa región tan alta de la atmósfera una masa de aire menos fría o incluso cálida.
A su vez, las ondas planetarias se forman por varias causas, siendo la principal el efecto del relieve, un factor orográfico.
Por ejemplo, los grandes sistemas montañosos del Hemisferio Norte como el Himalaya, las Rocosas o Los Alpes, son capaces de provocar que los vientos del Oeste dominantes en la troposfera de las latitudes medias, se ondulen al toparse con esos muros montañosos, formando ondas que se van desplazando después hacia el Oeste o el Este.
Estas alteraciones en la circulación atmosférica pueden generar ondas estacionarios o dinámicas, en función de la longitud de la onda generada.
Cuando dichas ondas alcanzan la suficiente amplitud, logran traspasar la tropopausa y entran en la estratosfera donde provocan una anomalía de temperatura positiva.
Esto me ha recordado los datos climatológicos que pueden leerse sobre el clima de buena parte de España que, como bien indican, el carácter cambiante de octubre y junio, suelen hacer decantarse a un año, bien como húmedo o seco o bien como frío o cálido.