Ciclones de polvo
Imagen adquirida el 12 de mayo de 2019, satélite TERRA, sensor MODIS, de la NASA.

En Asia, la primavera coincide con la estación que podríamos llamar «polvorienta». En definitiva, es la estación de las tormentas de polvo.

Los sistemas de bajas presiones crean corrientes de viento que, al incidir sobre la superficie, levantan densas polvaredas que se extienden cientos de kilómetros.

Polvo en la atmósfera

Los fuertes vientos del noroeste azotan los desiertos de Taklamakan y Gobi entre marzo y abril, levantando partículas de polvo mineral de la capa límite cerca de la superficie y hacia la troposfera libre.

Cerca del suelo, las variaciones en el paisaje crean suficiente fricción para restringir y ralentizar los vientos y la propagación del polvo.

Más arriba, los vientos menos sometidos al rozamiento contra la superficie, soplan más rápido y son capaces de transportar el polvo más lejos.

En esta imagen satelital de color natural, el polvo que se arremolinaba sobre las nubes de un sistema de baja presión, estaba atrapado en estos vientos de niveles superiores. El espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada (MODIS) en el satélite Terra adquirió la imagen el 12 de mayo de 2019.

Un día después, mientras que la nube de polvo era menos visible en las imágenes de MODIS en color natural, apareció claramente en los datos de aerosoles recopilados por el sensor OMPS (Ozone Mapping Profiler Suite) en el satélite Suomi NPP.

Para el 14 de mayo, el polvo había volado hacia el este, hacia el noreste de China y el Mar de Ojotsk.

Polvo atmosférico en el Hemisferio Norte

Según estimaciones recientes, los desiertos en Asia producen aproximadamente el 10% del polvo emitido en el hemisferio norte. (Alrededor del 65% proviene del desierto del Sahara y el 25% del Medio Oriente).

Cuando el polvo de Asia llega a la troposfera libre, a menudo cruza el Ártico y América del Norte, y ocasionalmente rodea el globo.

Según un estudio basado en datos satelitales de la NASA, el polvo del desierto de Taklamakan es particularmente propenso a hacer el viaje transpacífico porque tiene partículas finas que se elevan más que el polvo del desierto de Gobi.

Los aerosoles que se elevan por encima de las nubes son de particular interés para los científicos atmosféricos.

Un creciente cuerpo de investigación sugiere que los aerosoles de color oscuro, que absorben la luz, pueden tener diferentes efectos sobre el clima en función de si se encuentran sobre nubes o en cielos despejados.

Cuando los cielos están despejados, los aerosoles absorbentes generalmente proporcionan una especie de sombra, lo que conduce al enfriamiento.

Cuando el polvo o el humo flota sobre una capa de nubes, el efecto se invierte: las partículas que hubieran tenido un efecto de enfriamiento ahora calientan la atmósfera.