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El otoño parece querer estar adelantándose este 2015. En primer lugar, por el temporal que se nos avecina, fruto de un proceso de ciclogénesis explosiva muy adelantado a la época del año que normalmente se producen y, en segundo lugar, por las anomalías atmosféricas que intuye el modelo GFS y que vamos a analizar a continuación.

Estas anomalías que detecta el modelo meteorológico americano GFS no son algo nuevo, sino que llevan varios días apareciendo, de ahí que comencemos a darles una cierta importancia, que ya tendremos ocasión de valorar más detalladamente en futuras entradas en este blog, de producirse en términos similares a los previstos actualmente.

La primera figura nos proporciona unas primeras pistas de qué va a tender a ocurrir según este modelo: un significativo debilitamiento de las altas presiones subtropicales que dan vida al archiconocido Anticiclón de las Azores. Estas anomalías aparecen dibujadas con un sombreado en tonos azules, más intensos cuanto mayor es la anomalía.

Por contra, tienden a aparecer altas presiones en zonas anómalas como la Costa Este de los USA o en Groenlandia.

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En una situación más normal, como la que tenemos actualmente (generalizaremos, porque tampoco es tan normal, y solo nos interesa por el actual asentamiento de las altas presiones subtropicales, que sí lo es), las altas presiones subtropicales estimulan los vientos alisios sobre Canarias y Cabo Verde por su sector oriental, y la corriente general del este desde estas islas hasta las puertas del Mar Caribe.

Esta normal disposición de las altas presiones es la que hace que las ondas tropicales que emergen desde África se trasladen hacia el oeste por la Región de Desarrollo Principal, pudiendo transformarse (si las condiciones atmosféricas son propicias) en poderosos huracanes que más tarde alcanzan Las Antillas Menores, las Mayores o las Bahamas, tendiendo a recurvar después.

Sin embargo, esto tiende a cambiar, ya veremos por cuanto tiempo, tal y como vemos en la primera figura, y en plazos cortos de tiempo (en este caso, +90 horas).

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Los ciclones tropicales tienden a recurvar allí donde encuentran una ruptura de las altas subtropicales y, en este caso, con el debilitamiento, el recurve puede ser temprano.

En capas más altas de la atmósfera, ese debilitamiento también se pone de manifiesto, tal como se observa en la figura superior, apareciendo incluso anomalías negativas de geopotencial de 500 hPa, con las anomalías positivas filtrándose hacia latitudes polares y este de Canadá, lo cual es ya de por sí bastante inusual.

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Si tenemos en cuenta que hay una onda tropical que está siguiendo vigilada por el Centro Nacional de Huracanes por presentar un alto potencial de desarrollo en ciclón tropical (en la figura superior, el 80% de probabilidades en los próximos 5 días), descubrimos que el debilitamiento de las altas presiones subtropicales tiene su importancia (estamos siguiendo los progresos de esta onda aquí).

De hecho, las anomalías de altura geopotencial de 500 hPa pueden significar un incremento en la inestabilidad atmosférica en las aguas tropicales y subtropicales del Atlántico Norte, de modo que las bajas tropicales que se puedan formar, pueden encontrarse con una fuente de energía secundaria, proveniente de una convección realzada por esta inestabilidad extra. Tanto es así que se sabe que algunos ciclones tropicales pueden sobrevivir sobre aguas más frías de las teóricamente necesarias gracias a la inestabilidad que algunas configuraciones atmosféricas le proporcionan de modo que la convección sobrevive aunque el agua esté más fría, con la consiguiente continuidad en el aporte de energía en forma de calor latente liberado por la convección.

Todo y con eso, recordemos cómo están las aguas del Atlántico Tropical y Subtropical, otro elemento a tener en cuenta.

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La guinda del pastel también la pone el GFS, porque además de la evolución atmosférica recién descrita, también «utiliza» todo lo dicho para llevar a la onda tropical comentada a convertirse en un huracán (que recibiría el nombre de Ida) al suroeste de las Azores. La trayectoria prevista por el modelo le llevaría a afectar al archipiélago, a la vez que sufre una transición extratropical, para fusionarse con otra enorme y profunda borrasca.

Hasta ahora ¡son todo probabilidades!, pero lo que sí es cierto es que los dos grandes, GFS e IFS «se huelen» una atmósfera extraordinariamente dinámica en lo que queda de mes. Por lo tanto, mucho hay por vigilar, empezando por la ciclogénesis explosiva que arranca en las próximas horas.