Una investigación sugiere que la corriente del AMOC es menos sensible de lo que se esperaba al derretimiento del hielo del Ártico
Una investigación sugiere que la corriente de la Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico AMOC, es menos sensible de lo que se esperaba al derretimiento del hielo del Ártico.
Años atrás compartimos con vosotros otra investigación que había constatado que la corriente del Golfo se había desacelerado, pero no de forma tan drástica como podría esperarse, por las condiciones ambientales del planeta.
Este nuevo trabajo, ha encontrado algunas posibles evidencias que justificarían el porqué de este hecho, el motivo por el que el deshielo de la banquisa ártica no tiene por qué influir de forma tan transcendente en el cambio de las corrientes oceánicas que afectan al clima de Europa.
La corriente AMOC menos sensible al derretimiento del Ártico
Para la comunidad científica parece claro que el aumento de las temperaturas en la superficie de la Tierra hace que el hielo marino en el Océano Ártico y la capa de hielo de Groenlandia se derrita.
Lógicamente, esto provoca la liberación de agua dulce al océano. Y siguiendo esta secuencia, los científicos opinan mayoritariamente que tanta agua dulce interrumpe las diferencias de densidad en el Atlántico Norte, que hacen que el agua que se dirige al norte del AMOC se hunda y regrese al sur.
Pero para los científicos de la Universidad Estatal de Oregón, las simulaciones del futuro de nuestro clima serían demasiado sensibles al derretimiento del hielo del Ártico, y no habría una relación tan clara con los cambios abruptos en la circulación oceánica.
Evidencias en el pasado
Los investigadores han buscado situaciones similares en el pasado.
Un AMOC estancado ha acompañado a eventos climáticos abruptos como el calentamiento de Bolling–Allerod, cuando se produjo un fuerte aumento de la temperatura global de 14.500 años.
Aunque la temperatura de la Tierra se enfrió después aquel evento climático tan excepcional, antes de volver a subir a una meseta en nuevos máximos de los últimos 10.000 años, el modelo climático no pudo seguir el ritmo.
Es decir, el calentamiento simulado por los modelos climáticos sobre las regiones del norte del planeta, no coincidió con el aumento de las temperaturas visto en los archivos geológicos del clima.
El hecho está en los datos climáticos geológicos
Pese a que el registro climático muestre una abundancia de agua dulce que provino del derretimiento final de las capas de hielo sobre América del Norte y Europa, el AMOC apenas cambió.
Por ello, los científicos eliminaron la hipótesis de una llegada masiva de agua al océano.
Y sin esa entrada de agua dulce que hace que la AMOC se ralentice en el modelo, se obtiene una simulación más coherente y duradera con los datos de temperatura del registro climático.
En otras palabras, parece que el AMOC es menos sensible al forzamiento del agua dulce de lo que se pensaba
Los investigadores no están seguros de por qué AMOC se detuvo en el pasado, pero sí de que cambió y de que lo puede hacer nuevamente, pero no como lo sugieren otros modelos climáticos.
Este es el gran problema de la ciencia hoy en día: que considera ciencia el hacer proyecciones futuras con modelos informáticos, cuando estos sólo son herramientas. Lo mismo ocurre con el calentamiento global. La ciencia debe ser empírica: formular hipótesis y comprobarlas, decartarlas o corregirlas con los resultados en campo. Y las predicciones de calentamiento global, hasta ahora han fallado estrepitosamente, pero en vez de asumirlo con humildad, se sube el tono del discurso, desde emergencia hasta crisis climática.