Otro estudio científico demuestra la desaceleración de las corrientes atlánticas
Otro estudio científico ha demostrado nuevas evidencias de la desaceleración de las corrientes atlánticas, un aspecto muy analizado por diferentes grupos de trabajo relacionados con el mundo del clima por su importancia en el tiempo atmosférico de muchos países.
El trabajo fue dirigido por el Centro Interdisciplinario de Ciencias del Sistema Terrestre (ESSIC), tras el análisis de varias décadas de datos sobre la Circulación de vuelco meridional del Atlántico (AMOC) existentes en los archivos de la NOAA.
En el documento hecho público hace unos días se indica que el sistema de corrientes se mantuvo estable hasta mediados de la década de los años 1990, época en la que empezaron a registrarse cambios que perduran hasta ahora.
Otro estudio demuestra la desaceleración de las corrientes atlánticas
Según los autores de la investigación, la AMPC se mantuvo estable, tal y como siempre se ha considerado desde los años 1950 hasta 1994.
Entonces comenzó a disminuir y a moverse más lentamente, presumiblemente, a juicio de los investigadores, debido al continuo calentamiento de la superficie del océano y los cambios que lo acompañan en la salinidad de sus capas superiores, a consecuencia, a su vez, del calentamiento global de la temperatura del aire.
Como os hemos explicado otras veces, si la AMOC se ralentiza, el intercambio de calor se reduce con la atmósfera, provocando que las zonas cálidas se calienten más y las frías se enfríen, entre otras consecuencias.
En cualquier caso, una desaceleración sustancial de AMOC podría resultar en un cambio climático significativo, aunque no se puede prever ni predecir sus consecuencias reales ni concretas aún.
¿Cómo realizaron el estudio?
Para llegar a estas conclusiones los científicos se basaron en los datos proporcionados por el Atlas Oceánico Mundial que cubren el período 1955–2017, así como datos de reanálisis climático sobre la tensión del viento decenal y los campos de altura de la superficie del mar del proyecto Simple Ocean Data Assimilation de la Universidad de Maryland.
De dicho análisis los investigadores hallaron que, aunque todo el Atlántico Norte se está calentando en términos globales, las trayectorias climáticas en sus diferentes subregiones revelan características radicalmente diferentes de variabilidad regional decenal, lo que refleja diversos patrones climáticos.
De esta forma, mientras que la temperatura aumentó gradualmente de 1955 a 2017, disminuyó en el Atlántico más septentrional de 1955 a 1994 y luego aumentó de 1995 a 2017. Alteraciones similares se registraron en la salinidad y la densidad.
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