29.12.13. ¿El agujero de la capa de ozono se está realmente recuperando? ¿Las políticas y acciones que están llevando los Gobiernos son eficaces? En los últimos años hemos leído en distintos trabajos que la extensión del agujero de la capa de ozono en la Antártida ha disminuido lo que de manera simplificada podría afirmarse que es cierto.
Pero los últimos estudios realizados al respecto, indican que hay otras variables en juego que provocan que la cantidad de ozono estratosférico pueda variar de forma muy apreciable de un año a otro. Un ejemplo es lo ocurrido entre 2011 y 2012: el primero con una extensión que estuvo entre las 10 más grande de la década de los 1980 y el de 2012 fue el segundo más pequeño. Es necesario saber qué provoca tales fluctuaciones para atajar definitivamente el problema.
Es decir, se podría afirmar que desde la década de los 1990 el agujero de la capa de ozono ha estado controlado y que su tendencia general ha sido la del descenso. Pero en cambio, hay algunos años en los que el agujero vuelve a experimentar un importante crecimiento.
Las dos imágenes que encabezan la noticia, representan el método clásico para medir el agujero de la capa de ozono: la extensión (el área geográfica cubierta) y la profundidad (la concentración de ozono desde arriba hacia abajo en la atmósfera), medidas por el Instrumento de Monitoreo de Ozono del Aura.
Los tonos azules y morados representan los niveles de ozono más bajos. Cada imagen muestra el día en que el agujero de ozono fue el más grande de cada año.
El problema de este método es que los mapas no nos dicen nada acerca de la composición de la atmósfera, de su química, de su dinámica. Se observa el tamaño y profundidad del agujero pero no qué lleva a que este alcance esa forma y extensión.
Es bien sabido que el agujero de ozono se forma sobre la Antártida durante la primavera austral cuando el cloro inorgánico y otros productos químicos que agotan el ozono interaccionan con la luz solar para destruirlo.
De esto se desprende que lo lógico es que un agujero de ozono más grande signifique que hay mayor presencia de sustancias químicas para su destrucción, pero la realidad es más compleja.
Es preciso relacionar la concentración de Cloro en la atmósfera con la concentración del ozono, así como los mecanismos que llevan a que existan más cantidad de Cloro y Ozono en una u otras partes del Planeta pese a haberse frenado su ritmo de expulsión a la atmósfera.
El ozono estratosférico es producido en las zonas tropicales y transportado a los polos. En 2011, los vientos llevaron menos ozono a la Antártida, así que había menos cantidad de O3 para destruir. Pero también hubo menos cloro en la atmósfera sobre la Antártida en 2011 que en otros años, por lo que al haber menos ozono se desarrolló un agujero enorme.
En cambio en 2012, aunque en principio había un agotamiento de ozono extremo en niveles bajos de la atmósfera, desde principios de octubre de 2012 los vientos dominantes llevaron desde zonas ecuatoriales ozono en niveles más altos, por encima de la zona de agotamiento. El ozono de niveles altos enmascaró la destrucción en altitudes más bajas y por ello en los mapas superiores el agujero se veía tan pequeño.
En definitiva, una ‘fotografía’ como la que encabeza la noticia puede llevarnos al engaño y hacernos pensar que la capa de ozono está más recuperada de lo que realmente sucede. Los científicos tienen trabajo por delante para desenmascarar todos los procesos que tienen lugar en la atmósfera en ese sentido.
Al menos, con la emisión de los CFC eliminada, sabiendo la vida que estos compuestos tienen en la atmósfera, los expertos consideran que entre 2058 y 2090 la recuperación debe ser más efectiva cuando el Cloro empiece realmente a desaparecer de nuestra atmósfera.
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