Las aguas someras del Atlántico Norte por encima del paralelo 40 siguen presentando importantes anomalías negativas de temperatura, especialmente a lo largo del paralelo 50; es decir, están más frías de lo normal. Esta circunstancia está llevando al índice AMO a niveles negativos de récord ¿Qué consecuencias puede tener?
El Índice AMO (Atlantic Multidecadal Oscillation, Oscilación Multidecadal del Atlántico norte) tiene a la temperatura de las aguas superficiales del Atlántico Norte y su variación natural como principales protagonistas, y trata de excluir los efectos del Cambio Climático y el Calentamiento Global de dicha variación.
Para entenderlo un poco mejor, es algo parecido al ENSO (El Niño y La Niña) y podría decirse que guarda alguna relación también con la Oscilación de Madden Julian, aunque en este caso aplicado al Atlántico Norte. Además, existen diversos métodos para calcularlo y nosotros hemos elegido el del doctor Philip J. Klotzbach, de la Universidad de Colorado, USA, ya que es quien pone de manifiesto los niveles negativos de récord que se vienen registrando desde marzo de 2015.
El índice AMO calculado por Philip J. Klotzbach y William M. Gray en 2008 emplea las anomalías de temperatura de las aguas superficiales (SST) del Atlántico Norte (50 – 60ºN, 50 – 10ºW) y la presión atmosférica a nivel del mar (SLP) (0 – 50ºN, 70 – 10ºW). Estos investigadores la definen como la diferencia entre la SST estandarizada y las anomalías de SLP; es decir SST – SLP.
Con este método, relacionan el AMO con la actividad ciclónico tropical, encontrando importantes relaciones entre ambos.
La persistencia de la burbuja de aguas frías que empezó a ser muy destacada el año pasado y de la cual nos hicimos eco con esta noticia, está provocando que el índice AMO calculado por estos dos investigadores y científicos se mantenga en niveles negativos de récord desde 1950.
5 best analogs to current N Atlantic SSTs: 1975, 1986, 1991, 2014 & 2015. Average ACE of these yrs was 60% of normal pic.twitter.com/04JlowX2j9
— Philip Klotzbach (@philklotzbach) 4 de abril de 2016
Buscando situaciones en el pasado que muestran alguna analogía que la situación actual, se encuentra que el ACE (Accumulated Cyclone Energy, Energía Ciclónica Acumulada) promedio de esas temporadas es de 60% de lo que sería una temporada con actividad ciclónico tropical normal. El índice ACE expresa la actividad de ciclones tropicales para la cuenca oceánica en la que se aplique. Y esto indica que la actividad podría estar en torno a la normalidad, pese a que las previsiones indican una actividad por encima de lo normal, con una transición de El Niño a una débil La Niña en el Pacífico.
@EricBlake12 @webberweather @antmasiello @anthonywx @tcrawf_nh neg salinity anomaly, due presence of fresher waters pic.twitter.com/qsVz39pR3d
— Andrew – Andrej (@Recretos) 5 de abril de 2016
Ahondando un poco más, en Twitter es posible encontrar material muy interesante al respecto, como es este corte vertical de anomalías de salinidad que están relacionadas con las anomalías de temperatura, de modo que ese enfriamiento afecta a un estrato muy significativo.
¿Consecuencias para España?
Si el año pasado se especulaba con que esa burbuja fría podría provocar un invierno más frío en Europa, cosa que finalmente y en el caso de España no ha sido así, podríamos pensar que estas anomalías pueden prevenirnos de situaciones de calores extremos en el arranque del verano.
De todas formas, al hablar tan solo de las aguas someras, estas cambian de temperatura con facilidad y, aunque la burbuja de aguas frías ahora parezca enorme, su tamaño podría reducirse en cuanto la actividad de ciclones extratropicales en el Atlántico Norte ascienda de latitud, los vientos se calmen, y esto favorezca la acumulación de energía en el agua.
En cualquier caso, estas anomalías siempre aportarán un mayor interés al devenir meteorológico tanto para nuestros intereses como para los del resto de Europa y, por supuesto, para la temporada de huracanes de este 2016 que arrancará dentro de dos meses.
Como ocurre en otras ocasiones, solo nos queda seguir observando y analizando…
El índice AMO excluye que la causa sea el cambio climático y el deshielo, pero por las variaciones de la salinidad del océano me pregunto si ¿no es ya una indicación de que esas aguas menos salinas procedan de ese deshielo? ¿está descartada esta posibilidad?
Gracias por vuestro trabajo y saludos.
Juan
A nuestro juicio, el índice AMO realiza unos cálculos que al final no consiguen extraer de forma efectiva el efecto del Calentamiento Global, ya que estos efectos no son lineales. A partir de ahí, otros cálculos como los indicados en la entrada sí permiten extraer información interesante. En cuanto a la salinidad, hay estudios que indican que el balance global del hielo de la tierra no está cambiando demasiado en los últimos años, por lo que quizás este indicador es bueno para interpretar las temperaturas de las aguas.