Encuentran humo de los meteoros en las nubes noctulicentes

 

01.09.12. Hasta ahora se pensaba que las nubes noctulicentes estaban compuestas por partículas procedentes de la Tierra, principalmente de los restos de erupciones volcánicas. Ahora, un grupo de investigadores de la NASA ha detectado partículas de humo de meteoros en ellas, como consecuencia del rastro que dejan al desintegrarse en la atmósfera.

Como ya hemos comentado en otra ocasión, la primera observación documentada de este tipo de nubes data de después de la erupción del Krakatoa, en Indonesia, en 1.883.

Entonces, enormes cantidades de ceniza volcánica fueron arrojadas a la baja atmósfera por aquella extraordinaria explosión, lo que provocó que en los meses siguientes se sucedieran espectaculares salidas y puestas de sol las cuales fueron una especie de obsesión mundial.

Los científicos de la época asociaron ambos fenómenos rápidamente pero cuando pasado dos años del fin de la erupción empezaron a disminuir en belleza y frecuencia, pero en cambio, se empezaron a observar finos velos nubosos durante la noche, entendieron que dichas partículas habían llegado a los confines de la atmósfera y estaban siendo iluminadas por el sol ya oculto en tierra.

Ese primer avistamiento oficial de nubes noctilucentes data de julio de 1.885 por Robert Leslie.

Encuentran humo de los meteoros en las nubes noctulicentes

Según James Russell, director del grupo de investigadores: «este trabajo avala la teoría que establece que el polvo de los meteoros es el agente que sirve de núcleo y es aquel alrededor del cual se forman las NLC».

Para llegar a estas conclusiones, han aplicado el llamado Método del Ocultamiento Solar para Experimentos con Hielo (SOFIE), llegando a la conclusión de que «aproximadamente el 3 % de cada cristal de hielo en una nube noctilucente es meteorítico».

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Puesto que todos los días la Tierra recoge toneladas de meteoroides (desde trozos de roca de gran tamaño hasta motas de polvo microscópico), cuando este material se topa con la atmósfera se quema y deja una bruma de pequeñas partículas suspendidas que pasan a formar este tipo de nubes.

Precisamente, a la altitud a la que se producen estas reacciones, en la parte superior de la estratosfera, en altitudes entre 76 y 85 Km, rozando los límites del espacio es donde se observan este tipo de nubes.

En esa zona de la atmósfera, prácticamente no hay vapor de agua (la cantidad de agua allí es millones de veces inferior a la presente en la composición del aire existente en el Sáhara) tratándose de la parte más fría de la envolvente terrestre, pudiendo descender la temperatura hasta los -125 ºC.

El aspecto de estas nubes es el de un velo de color azul eléctrico, tan finas que sólo resultan visibles en contraste con un cielo oscuro nocturno cuando el sol se ha puesto pero aún alcanza los confines superiores de la atmósfera.

Estas condiciones tan específicas se suelen dar solamente por encima de los 50 º de latitud, hacia ambos polos de la Tierra, en lugares como Escandinavia, Siberia o Escocia aunque se ha documentado su avistamiento en latitudes medias como Estados Unidos (en Washington y Oregon) y hasta en Turquía e Irán.

Amplía información: Nubes noctulicentes captadas por la Estación Espacial Internacional.

Más información: Nubes noctulicentes captadas en diversos puntos del Hemisferio Norte.

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