Una investigación recopila diversos eventos climáticos retratados en distintas obras de arte
Cuando la fotografía y, por supuesto, la telefonía móvil, no existían, no había otra forma de retratar los eventos climáticos que mediante obras de arte de pintura, como ocurría con cualquier acontecimiento o circunstancia social.
De esta forma, el efecto de las grandes erupciones volcánicas de los últimos siglos o de la contaminación de las primeras grandes ciudades del Planeta, fueron retratados en diversas pinturas durante décadas atrás.
Y en este sentido, en estudio de investigación publicado en la revista científica Atmospheric Chemistry and Physics, ha rescatado distintos eventos climáticos importantes con diferentes obras de arte de artistas de la época, en ocasiones tan importantes como el propio Edgar Degas.
Eventos climáticos retratados en diversas obras de arte
Para relacionar los distintos acontecimientos naturales e incluso el efecto de la aparición de las grandes ciudades en los cielos retratados, los científicos seleccionaron un fragmento rectangular del cielo de la pintura y midieron la cantidad de tonos rojos, verdes y azules existentes en su interior.
Posteriormente, relacionaron el rojo y el verde para que con la predominancia de esos tonos pudieran determinar el nivel de contaminación en el cielo, o bien la presencia de aerosoles existentes en la atmósfera en la época de estudio.
Los aerosoles y su influencia en el clima
Como sabemos, la presencia de los aerosoles en nuestra atmósfera, en mayor medida debido a las grandes erupciones volcánicas, puede alterar temporal y espacialmente el clima del Planeta.
Su presencia en las capas altas de la troposfera actúa a modo de espejo, reflejando los rayos del sol y haciendo que disminuya el efecto de nuestra estrella en el Planeta.
Datos paleoclimáticos
Los investigadores se basaron en las evidencias paleoclimáticas para contrastar el efecto en la atmósfera de diversos eventos naturales o antropogénicos, con lo reflejado en las pinturas.
Por ejemplo, el cuadro ‘Carrera de caballos’ pintado por el genial impresionista Degas mostraba un cielo más enrojecido de lo normal. En 1885 las cenizas arrojadas por la erupción del Krakatoa alteraron el aspecto del cielo en muchas zonas del Planeta.
Por su parte en la obra ‘Greifswald a la luz de la luna’ de David Friedrich, de 1817, recogía los efectos de Tambora. Aquel año, las crónicas hablaban en muchos países del Hemisferio Norte que fue el año sin verano.
Otras obras pintadas en los inicios de la revolución industrial ambientadas en las grandes ciudades europeas, también reflejaban cambios en el cielo respecto a paisajes urbanos o naturales de décadas atrás…
Referencia: http://www.atmos-chem-phys.net/14/2987/2014/acp-14-2987-2014.pdf
Muy interesante.
Hay varios autores que han sido verdaderos detectives, como Armando Alberola Romá, buscado pruebas también en las cartas que intercambiaba la nobleza y en los registros parroquiales, donde el clero escribía sobre las muertes y destrozos provocados por eventos meteorológicos extremos o periodos climáticos adversos, como la pequeña edad de hielo.
En esos registros, se anotaban las oraciones «pro-pluvia» en épocas de sequía y «pro-serenitate» en otras en las que las inundaciones arrasaban pueblos y cultivos.
Y sorprende cómo es posible deducir una tremenda variabilidad climática a lo largo de los siglos.
Precioso post, muy interesante. Gracias de verdad por vuestro trabajo.