Descubren un nuevo material de fósforo tras la caída de un rayo en tierra

Un nuevo material de fósforo ha sido descubierto tras la caída de un rayo en tierra, al formarse una fulgurita.

Cuando un rayo cae en el suelo y lo hace sobre un lecho de arena, la energía contenida en la descarga eléctrica es capaz de vaporizar a lo largo de su recorrido por la tierra todo el volumen de arena que atraviese, creando una especie de tubo hueco.

Entonces se crea una roca fosilizada llamada fulgurita y en ella se ha encontrado un nuevo material de fósforo.

Un nuevo material de fósforo tras el impacto de un rayo

El descubrimiento tuvo lugar después de que un rayo cayera sobre un árbol en New Port Richey, Florida.

Gracias a la observación de un profesor de la Universidad del Sur de Florida se descubrió que el impacto condujo a la formación de un nuevo material mineral de fósforo.

Este elemento se encontró en la roca, en lo que sería su primer registro de forma sólida en la Tierra, por lo que podría corresponderse con un nuevo grupo mineral.

Primera observación del fósforo de esta forma

El investigador afirma que no ha precedentes datados de que este material se produzca naturalmente en la Tierra; se pueden encontrar minerales similares en meteoritos y en el espacio, pero nunca hemos visto este material exacto en ninguna parte.

La reducción de fosfato por rayos ha sido un fenómeno generalizado en la Tierra primitiva. Sin embargo, existe un problema de depósito de fosfito ambiental en nuestro planeta que estos materiales sólidos de fosfito son difíciles de restaurar.

Esta investigación puede revelar que otras formas de minerales reducidos son plausibles y muchos podrían haber sido importantes en el desarrollo de la vida en la Tierra.

Las fulguritas

Una fulgurita es una roca metamórfica que, transformada por el calor y la presión, deja de ser arena y se convierte en un nuevo tipo de compuesto.

En Florida existen muchas zonas donde la arena forma la parte principal del paisaje, de tal forma que hay incluso minas de arena.

El grosor de las fulguritas oscila entre, aproximadamente, el del dedo meñique de un bebé y el del brazo de un hombre adulto.