Las marcadas anomalías positivas de temperatura de las aguas superficiales (SST, Sea Surface Temperature), en el Atlántico Norte siguen despertando un enorme interés científico. Como veremos, el valor medio de la SST en esta cuenca oceánica se encuentra en valores récord. Y esto ocurre en dos momentos muy importantes: al comienzo de la temporada atlántica de huracanes 2023, y con el desarrollo de una fuerte fase de El Niño en el Pacífico.
Temperatura de las aguas superficiales del Atlántico en valores récord
Cabe destacar que la serie climatológica de mediciones de temperatura de las aguas superficiales del Atlántico Norte comienza en 1981.
Con lo cual, sabemos que la temperatura media de este parámetro, dentro del área 0 – 60ºN y 0 – 80ºW, está en valores nunca antes registrados, desde 1981.
En este otro mapa, las áreas rodeadas de negro y con rayas negras diagonales, señalan zonas con valores SST en récord, desde 1985.
Otras gráficas, como las compartidas por un entusiasta de la Meteorología en la red social Twitter, Kaylan Patel, aporta otro punto de vista. Atentos:
La primera gráfica, la publicó el 3 de mayo: «El índice NAO, en fase negativa, ha sido tan fuerte, que la media de la temperaturas de las aguas superficiales de la Región de Desarrollo Principal, RDP, (en azul) está muy cerca de lo que veríamos durante el pico de la temporada [de huracanes] (en negro). Es increíble cómo de anómalo es este calentamiento a lo largo del Atlántico Norte, mientras nos aproximamos al inicio de la temporada de huracanes».
La segunda, la publicó el pasado jueves, 8 de junio: «Un mes después, en otro episodio de gran calentamiento del Atlántico Tropical, ahora está tan caliente como lo estaría durante el pico de la temporada [de huracanes] en septiembre/octubre. En resumen, este calor extremo observado en la RDP al inicio de la temporada atlántica de huracanes, por lo general nunca es un buen síntoma para su comportamiento futuro».
Conflicto con el ENSO, que entra en una fase de fuerte El Niño
Mientras tanto, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, más conocida como NOAA, ha lanzado un aviso oficial con un 56% de probabilidad de un intenso El Niño para el próximo invierno.
Esto entra en conflicto con las altas temperaturas que registra en estos momentos el Atlántico Norte. Ya hicimos algunos comentarios al respecto en publicaciones anteriores.
Y, ¿por qué se supone que el ENSO en fase de El Niño, especialmente si es intenso, entra en conflicto con la temporada atlántica de huracanes?
Con unos tuits que ha publicado hoy el meteorólogo Ernesto Barrera en la red social Twitter, lo entenderemos enseguida.
«El calentamiento en el Pacífico oriental intensifica alisios y vientos en altura en el Atlántico, favoreciendo el aumento de una cizalladura vertical que inhibe la ciclogénesis tropical«.
Recordemos que los ciclones tropicales son sistemas de bajas presiones muy intensos basados en la verticalidad.
La cizalladura vertical del viento puede ser de dos tipos: direccional y de velocidad. En este caso, el incremento de ambos tipos en el perfil atmosférico, impide que un ciclón tropical alcance esa verticalidad.
Además, aumenta el régimen turbulento de la atmósfera, haciendo más fácil que penetre aire seco en la circulación del ciclón, que es otro factor que destruye la convección e inhibe por tanto su desarrollo.
En la línea de lo anterior, «en presencia de cizalladura, el aire húmedo que converge en un vórtice de niveles bajos debe recorrer una distancia mayor para llegar al nivel de condensación en el que se libera la energía que alimenta el ciclón».
Esa energía liberada, recibe el nombre de calor latente. Y es extremadamente importante porque es, simplificando mucho la explicación, el combustible de un ciclón tropical.
Aumento esperado de cizalladura que de momento no se produce
Y esta es la cuestión. Que el ENSO entrando en fase de fuerte El Niño, todavía no está induciendo cambios en la atmósfera sobre el Atlántico Norte.
O, al menos, eso es lo que se está comprobando… tanto por el comportamiento de las SST del Atlántico, como por:
…la cizalladura vertical del viento, en el sector del Caribe, pero también en el resto del Atlántico Tropical.
Esto guarda todo una conexión extremadamente íntima: NAO- con debilitamiento de los vientos alisios, tiene como resultado, ascenso de las SST y descenso de las cizalladuras.
A pesar de este comienzo de temporada tan inquietante, porque puede parecer una auténtica bomba de relojería, faltan cosas muy importantes.
Por ejemplo, un monzón africano fuerte, que tenga dos consecuencias: humedezca territorio africano, rebajando las emanaciones de aire seco y cargado de polvo sahariano en suspensión (SAL, Saharian Air Layer), y genere y exhale al Atlántico Ondas Tropicales u Ondas del Este.
Recordemos que las ondas tropicales son gérmenes depresionarios que, bajo entornos adecuados, dan lugar a ciclones tropicales.
¿Qué va a suceder con el paso de las semanas? Es previsible que el anticiclón subtropical se refuerce, y que el índice NAO se torne positivo.
Cuando esto ocurra, los vientos alisios recuperarán fuerza, y serán capaces de restar energía a las aguas superficiales del Atlántico Tropical. Es decir, lo más previsible es que el Atlántico se enfríe… ¿Terminará sucediendo? Pues no queda otra que hacer lo que mejor sabemos: observar.
Sin embargo, y antes de acabar, una captura de dos tuits muy relevantes en este momento:
«De locos. La gran pregunta es ¿cuánto contrarrestará la probable cizalladura del viento y la estabilidad sobre la RDP del Caribe y el Atlántico asociada con el fortalecimiento de El Niño, este combustible cada vez más favorable? Menuda batalla que se avecina, en el sistema atmósfera-océano» que se avecina».
El Dr. Rick Knabb es experto en huracanes en The Weather Channel.
Dudas, implicaciones de todo lo que hemos contado, por favor, en comentarios. Os leemos.
En Canarias está ocurriendo algo de mucha relevancia, por estas fechas ya deberíamos tener la típica inversión térmica por debajo de 500 metros y la sequedad por encima con cielos totalmente despejados. En cambio hemos tenido muchos días de lluvia por efecto de la orografía y nubes de cierta entidad evolutiva.