El hielo marino del Ártico rozó su mínimo histórico el 11 de septiembre de 2024

El hielo marino del Ártico se encuentra en una situación crítica, alcanzando cifras que podrían marcar un nuevo mínimo histórico.

Según los últimos datos del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo (NSIDC), la extensión del hielo en septiembre de 2024 llegó a 4.26 millones de kilómetros cuadrados aproximadamente.

Este dato representa una reducción del 1.25 millones de kilómetros cuadrados respecto al promedio de 1981-2010.

Aún por confirmar, el mínimo alcanzado el pasado 11 de septiembre parece el valor más bajo anual, muy cerca del mínimo histórico de 2012.

Una tendencia muy preocupante

Este descenso preocupante es parte de una tendencia que se ha observado durante las últimas décadas. De hecho, el análisis de los últimos cinco años revela un panorama aún más alarmante.

  • En 2020, la extensión del hielo en septiembre se situó en 3.92 millones de kilómetros cuadrados, el segundo mínimo más bajo registrado.
  • En 2021, aunque se produjo un ligero aumento, la cifra apenas alcanzó los 4.72 millones de kilómetros cuadrados.
  • En 2022, el hielo volvió a caer, marcando 4.23 millones de kilómetros cuadrados
  • Y en 2023, se reportó un nuevo mínimo de 4.07 millones de kilómetros cuadrados.

Comparando estos datos, se observa que la tendencia es innegablemente descendente. En solo cinco años, la variabilidad del hielo ha mostrado un descenso significativo, con mínimas fluctuaciones que no logran revertir la tendencia global de pérdida.

Desde finales de la década de 1970, la pérdida de hielo marino ha sido de alrededor de 77.800 kilómetros cuadrados por año

El hielo marino del Ártico roza su mínimo histórico

A juicio de los expertos, la extensión actual de 2024 es, por tanto, un recordatorio inquietante de cómo el cambio climático está acelerando el derretimiento de esta región vital.

El aumento de temperatura global del planeta, impulsado en gran medida por la actividad humana, es el principal culpable detrás de esta alarmante reducción del hielo.

Como bien es sabido, el aumento de las temperaturas atmosféricas y oceánicas está contribuyendo a un ciclo de retroalimentación en el que menos hielo refleja la luz solar, lo que, a su vez, provoca un mayor calentamiento del océano y más deshielo.

Además, las proyecciones indican que si esta tendencia continúa, el hielo marino podría desaparecer por completo en verano en las próximas décadas, un fenómeno que tendría repercusiones significativas a nivel global.

Los expertos enfatizan que la pérdida de hielo no solo contribuye al aumento del nivel del mar, sino que también puede alterar patrones climáticos en regiones distantes, afectando a millones de personas.