La actividad tormentosa favorece la llegada de aire marítimo a las zonas terrestres
La disminución de la actividad tormentosa extremará las temperaturas, según un estudio de investigación que evaluó uno de los posibles efectos del calentamiento global.
Por tanto, este descenso de las tormentas detectado en las últimas décadas en el Hemisferio Norte, no solo supone un dato importante de por sí para el clima de la Tierra, sino que provocará que las olas de calor y de frío sean más intensas.
Según la investigación realizada por el Instituto Postdam de Investigación del Impacto Climático (PIK), las tormentas tienen un efecto moderador en la temperatura del Planeta al favorecer la llegada de aire marítimo a las zonas terrestres.
Las tormentas en verano se redujeron en un 80 %
Según este trabajo, los datos que aportan los satélites meteorológicos y las redes de observación en tierra indican en las últimas décadas la actividad tormentosa se redujo en un 80% en Estados Unidos, gran parte de Asia y de Europa.
Se sabe que el cambio en la frecuencia y número de tormentas en las latitudes medias del Hemisferio Norte, está relacionado con las modificaciones en la Corriente en Chorro y en las ondas planetarias.
Concretamente, en los últimos años se observó una menor variabilidad en las situaciones meteorológicas que nos afectan.
Menos tormentas en verano, más olas de calor
Al disminuir en verano las tormentas y los sistemas de bajas de presiones, el aire que envuelve a las zonas terrestres se renueva con menos frecuencia.
Por tanto, los investigadores considera que se incrementarán los episodios de calor más tórridos.
En invierno, más frío
La disminución de la actividad tormentosa tiene un efecto similar durante el invierno.
En los meses más fríos del año, las tormentas y las borrascas suelen llegar a las zonas terrestres procedentes desde los océanos.
Esto favorecería la entrada de masas de aire más templadas en nuestro entorno, suavizando el ambiente térmico de esas superficies terrestres.
Al disminuir la actividad tormentosa, las masas de aire frías continentales serán cada vez más robustas y gélidas
Por tanto, se incrementaría la sucesión de olas de frío más severas durante los meses invernales.
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