Temperatura de las aguas superficiales del Mar Mediterráneo, 24 julio 2015.

Temperatura de las aguas superficiales del Mar Mediterráneo, 24 julio 2015.

En lo que llevamos de verano 2015, el fenómeno meteorológico estrella está siendo la ola de calor pero, junto con él, comienza a despuntar otro en boca de mucha gente: las intensas tormentas que están sacudiendo algunas zonas del norte y del este de la Península Ibérica de forma recurrente.

Si por alguna razón hemos querido publicar esta noticia es porque muchas personas nos están haciendo comentarios relativos a lo que ellas consideran tormentas con muy «mala leche» y que se están formando con mucha frecuencia sobre todo en puntos del tercio oriental peninsular.

Y tienen razón, porque algunas zonas, como Requena, en la Comunidad Valenciana, ya se han producido varias tormentas cuya característica principal ha sido la de dejar caer granizo de un tamaño espectacular.

Piedra de granizo caída en Jarafuel, Valencia, en la tarde del 23 de julio de 2015.

Piedra de granizo caída en Jarafuel, Valencia, en la tarde del 23 de julio de 2015.

Ante tales comentarios, nos hemos puesto a investigar y llegamos a la conclusión de que existe una relación, más o menos estrecha, entre la ola de calor (usaremos el término de forma generalista), su efecto calentando el Mar Mediterráneo y, al final de la cadena, las tormentas severas mencionadas.

Como ya comentamos ayer en nuestra última noticia, utilizando datos de la red de observatorios de la Agencia Estatal de Meteorología, se está en condiciones de afirmar que la ola de calor de este verano de 2015 es histórica.

Y esto está teniendo una repercusión sobre el Mar Mediterráneo, que es la de ir aumentando su temperatura poco a poco, siempre comenzando por las aguas más superficiales; un parámetro que es muy conocido por sus siglas en inglés, SST (Sea Surface Temperature).

Así, como se puede observar en la figura que encabeza el artículo, las aguas superficiales ya están con valores bien por encima de los 25ºC en amplias áreas.

Como ya hemos repetido en numerosas ocasiones, un Mar Mediterráneo caliente NO es sinónimo de lluvias torrenciales en sí mismo. Sin embargo, el calor almacenado en las aguas SÍ es una fuente de energía que puede intervenir en procesos atmosféricos en condiciones adecuadas. De hecho, e iremos viendo por qué, estamos convencidos de que las últimas tormentas han tomado parte de esta energía.

Echemos de nuevo un vistazo al mapa de SST del Mar Mediterráneo del encabezamiento de la noticia. Y, ahora, a la siguiente figura.

Flujos de viento en superficie y Agua Precipitable Total, 23 julio 2015, 13 UTC. Modelo GFS.

Flujos de viento en superficie y Agua Precipitable Total, 23 julio 2015, 13 UTC. Modelo GFS.

Esta imagen nos muestra los flujos de viento en superficie y el Agua Precipitable Total presente en la atmósfera el pasado 23 de julio a las 13 UTC. Durante la tarde de esta jornada se formaron tormentas severas en diversos puntos de la mitad oriental, siendo el interior de la Comunidad Valenciana la más afectada, con pedrisco de enorme tamaño e incluso la formación de un tornado en Mosqueruela, Teruel.

Si prestamos atención al Mar Mediterráneo, encontraremos una extensa área coloreada de tonos entre azules y morados que corresponden al Agua Precipitable Total. Sin entrar en excesivos tecnicismos para que la lectura sea más comprensible, este parámetro viene a medir la humedad contenida en la columna atmosférica, de modo que cuanto más alto es, más riesgo de torrencialidad en caso de que una tormenta se desarrolle en su seno.

En la figura, cuanto más intenso es el color, más alto es el valor del parámetro. De este modo, es fácil observar que toda esa área a la que hacíamos referencia presenta altos valores del parámetro.

Dependiendo de la capacidad higroscópica de la masa de aire justo encima de nuestro Mediterráneo, ésta puede ser capaz de tomar humedad del mar, humedad liberada por la temperatura por encima de lo normal de sus aguas. Esto es, que un Mediterráneo más caliente es más capaz de liberar humedad, en condiciones adecuadas.

Durante aquella jornada, los vientos en superficie transportaron esta humedad hacia el interior peninsular, según las flechas que hemos dibujado. Al converger este flujo de vientos húmedos del este, con otros vientos más secos de poniente, se desató la convección.

Radiosondeo del Aeropuerto de Zaragoza, 23 julio 2015, 12 UTC. Crédito: Universidad de Wyoming.

Radiosondeo del Aeropuerto de Zaragoza, 23 julio 2015, 12 UTC. Crédito: Universidad de Wyoming.

Llama la atención el hecho de que en altura, como se ve en la figura superior, no había tanto aire frío. Por ejemplo, en el radiosondeo del aeropuerto de Zaragoza, -8,7ºC a 500 hPa, que no son valores nada llamativos.

Y sin embargo, las tormentas fueron muy significativas en Teruel y Castellón.

Es es uno de los vídeos del tornado de Mosqueruela, en Teruel.

Si retrocedemos un par de días más, al 21 de julio, durante la tarde se formaron tormentas severas muy generalizadas en la mitad norte y tercio oriental.

Piedra de granizo generado por una tormenta tipo supercélula a su paso por Poza de la Sal, Burgos, 21 julio 2015, 13:20 UTC.

Piedra de granizo generado por una tormenta tipo supercélula a su paso por Poza de la Sal, Burgos, 21 julio 2015, 13:20 UTC.

Una supercélula formada en el norte de la provincia de Burgos fue capaz de dejar esta bola de granizo en la localidad de Poza de la Sal.

Flujo de vientos en superficie y Agua Precipitable Total (colores), 21 julio 2015, 13 UTC. Modelo GFS.

Flujo de vientos en superficie y Agua Precipitable Total (colores), 21 julio 2015, 13 UTC. Modelo GFS.

Durante aquella jornada, también había altos valores de Agua Precipitable Total empujados hacia las zonas de las tormentas por los flujos de viento en superficie, con la formación de líneas de convergencia muy claras tanto en el norte como el este peninsulares. ¿Los resultados? Pues el de la figura anterior…

Precipitaciones torrenciales en Huesca, al paso de una tormenta severa, posible supercélula, 21 julio 2015.

Precipitaciones torrenciales en Huesca, al paso de una tormenta severa, posible supercélula, 21 julio 2015.

… o esta, con Huesca inundada por otro sistema de tormentas en el que la Agencia Estatal de Meteorología detectó una estructura mesociclónica y por lo tanto, muy susceptible de haber sido una supercélula. De hecho, en las proximidades se confirmó caída de pedrisco de enorme tamaño.

La sucesión, durante estos últimos días, de episodios de tormentas con fenómenos tan severos no es usual, y delata la presencia de una anomalía atmosférica que está posibilitando su génesis.

Conclusiones.

Está claro que un Mar Mediterráneo caliente, por sí solo, NO es sinónimo de tormentas ni lluvias torrenciales. Sin embargo, sabemos que los océanos calientes alimentan a los ciclones tropicales. Y del mismo modo y salvando las diferencias (en las aguas tropicales, los estratos con temperaturas elevadas son muy gruesos, mientras que en el Mediterráneo son muy finos), nuestro Mare Nostrum, caldeado por la ola de calor, es capaz (en condiciones adecuadas) de liberar un extra de energía a la atmósfera, incrementando una inestabilidad que, de no estar tan caliente el mar, podría no ser tan acusada.

Es decir apostamos por la cadena:

OLA DE CALOR -> AUMENTO SST MAR MEDITERRÁNEO -> AUMENTO SEVERIDAD TORMENTAS

¡Siempre bajo condiciones atmosféricas adecuadas!