Las nubes tienen una relación compleja con el calentamiento global, pues ciertos tipos de nubes en algunos lugares reflejan más luz solar, enfriando la superficie, mientras que otros pueden tener el efecto contrario, atrapando el calor.

Por este motivo, un grupo de científicos ha tratado de averiguar la influencia que tiene la capa nubosa en la fiabilidad y sensibilidad de los modelos climáticos, tratando de explicar por qué muchos modelos actuales sugieren un mundo más cálido de lo pensado años atrás.

Un análisis de 39 modelos

Este trabajo de investigación ha confeccionado visión global de 39 modelos actualizados que forman parte de la sexta fase del Proyecto de Intercomparación de Modelos Acoplados (CMIP6).

Modelos los cuales además serán analizados para el próximo sexto informe de evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).

Sensibilidad al CO2 y a la nubosidad

En el estudio se indica que, en comparación con los modelos más antiguos, un subconjunto de estos modelos actualizados muestra una mayor sensibilidad al dióxido de carbono.

En otras palabras, los modelos analizados, más actuales, prevén un mayor calentamiento del Planeta para una concentración dada de gases de efecto invernadero, aunque algunos también mostraron una menor sensibilidad.

De esta forma, si los modelos actualizados son correctos y la Tierra es realmente más sensible al dióxido de carbono de lo que los científicos habían previsto años atrás, la temperatura global del Planeta podría ser más alta de la predicha algunas décadas atrás.

El papel de las nubes

Respecto al papel de las nubes, los científicos observaron que las retroalimentaciones de las nubes en general, y la interacción entre nubes y pequeñas partículas llamadas aerosoles en particular, parecen estar contribuyendo a una mayor sensibilidad.

Puesto que los procesos físicos y químicos en el interior de la nube tienen lugar en escalas muy reducidas, su papel en los modelos climáticos supone todo un reto para simular con precisión en modelos a escala global en el pasado.

Sin embargo, en CMIP6, muchos grupos de modelado sí han sido capaces de utilizar representaciones más complejas de estos procesos.

La sensibilidad del modelo climático

La sensibilidad de los modelos climáticos siempre ha sido tenida en cuenta por los investigadores quiénes usualmente han utilizado dos métricas diferentes.

La primera se denomina sensibilidad climática de equilibrio (ECS) y analiza el aumento de la temperatura después de que el dióxido de carbono atmosférico se duplica instantáneamente desde los niveles preindustriales y se permite que el modelo funcione hasta que el clima se estabilice.

Durante muchos años el rango de valores de ECS se ha mantenido notablemente consistente, en algún lugar alrededor de 1,5ºC a 4,5ºC, incluso cuando los modelos se han vuelto significativamente más complejos. Ahora, los modelos CMIP6, tienen un rango de 1,8 a 5,6, ampliando la propagación de CMIP5 en los extremos bajo y alto.

Actualmente, los investigadores han ideado otras métricas para analizar la sensibilidad climática en el camino, como por ejemplo la respuesta climática transitoria (TCR) de un modelo.

Mediante este parámetro los científicos incrementan el CO2en un 1% anual hasta que el dióxido de carbono se duplique. Si bien esta medida también está idealizada, puede dar una visión más realista de la respuesta de temperatura, al menos en el horizonte a corto plazo de las próximas décadas.