Aunque oficialmente ya no estamos en aviso especial por ola de calor, ni los termómetros ni los avisos por altas temperaturas están de acuerdo. De hecho, gracias al siempre inestimable trabajo del meteorólogo César Ballesteros de AEMET, vemos la extensión de las áreas que mañana alcanzarán o superarán los 40ºC. Prácticamente un tercio de todo el territorio peninsular español alcanzará o superará ese valor, con especial énfasis en el Valle del Guadalquivir y zonas próximas.
La dorsal norteafricana no nos abandona
Y es que la dorsal norteafricana ha vuelto a recuperar impulso, afectando a nuestro país. Y, con ella, el aliento del dragón africano vuelve a alcanzarnos, sin dar respiro con las temperaturas en buena parte del país.
Se podría decir que esta situación es continuidad de lo que sí estuvo siendo denominado de forma oficial como ola de calor. Este nuevo repunte de las temperaturas responde a un nuevo impulso de la dorsal norteafricana, aunque dará una pequeña tregua.
Aviso rojo por temperaturas máximas muy elevadas
Los mapas de avisos por altas temperaturas, para mañana y pasado, son muy explícitos. Incluyen aviso rojo por valores que podrían alcanzar los 44ºC en la campiña gaditana y 45ºC en la campiña cordobesa, mañana. Para pasado, los 42ºC en el litoral de Huelva, y 45ºC el a Vega del Segura.
Todavía vamos a pasar mucho calor, hasta el martes, que es cuando empiezan a descender las temperaturas, especialmente en la mitad norte.
A pesar del descenso previsto, las temperaturas seguirán presentando anomalías positivas de forma generalizada. Además, según las previsiones actuales de los principales modelos, la tregua no será ni demasiado duradera, ni demasiado «refrescante».
Con las mínimas ocurrirá algo similar.
Mar Mediterráneo muy recalentado
Las consecuencias del verano tórrido que estamos sufriendo se refleja en la temperatura de las aguas SUPERFICIALES del mar Mediterráneo. Un parámetro muy conocido por sus siglas en inglés, SST (Sea Surface Temperature).
Estos valores, en términos de anomalías, suponen desviaciones de +5ºC o más sobre lo que sería normal a estas alturas del año.
A pesar de que se tiende a ligar estos altos valores de SST con situaciones de lluvias torrenciales, o incluso compararse con las SSTs que hay actualmente en el Golfo de México (por el tema de los huracanes), la realidad es muy lejana a estos fenómenos «per se».
Mares y océanos tienen la importante propiedad de ser capaces de acumular energía en su seno en forma de calor. Es ese tipo de calor acumulado al que hay que «temer».
Realmente, la temperatura de las aguas superficiales, en términos de participación en procesos meteorológicos ligados a inestabilidad, son limitados.
Y como una vez hablaba con un meteorólogo de AEMET, si el Mediterráneo se calienta es por la sucesión de patrones meteorológicos ligados a la estabilidad. De esta manera, es improbable que ese patrón persistente sea interrumpido bruscamente por una situación inestable.
A pesar de todo lo dicho, y aunque el viento es capaz de extraer enormes cantidades de esa energía de la superficie del mar. Los procesos de mezcla debido a las olas y las corrientes, hace que ese calor se vaya acumulando en su seno, a modo de un condensador eléctrico.
Evidentemente, la acumulación de calor en los estratos del mar más próximos a su superficie (0 a 200 m), es un factor muy importante de cara al otoño.
Ese momento en que la circulación atmosférica tiende a cambiar, desprendiéndose DANAs y provocando el efecto tradicionalmente conocido como gota fría.
Este calor acumulado tiene un efecto amplificador, tanto de la convección como de la producción de lluvia. El calor será puesto en juego en forma de humedad.
Otros episodios meteorológicos en los que esta energía tiene mucha importante, es en los episodios tormentosos. De hecho, aunque estemos pasando este verano con un patrón meteorológico tan persistente, que se desprenda una DANA, o pase una vaguada u onda en altura, es algo que no se puede descartar.
El paso de una DANA, de una vaguada o de una onda, si coincide en las horas de mayor insolación y con vientos húmedos de levante, podría ser una bomba. Formarse tormentas muy intensas, siendo fácil que provoquen fenómenos severos (lluvias torrenciales, granizo grande, vendavales y tornados).
Mar caliente, mínimas muy elevadas
Para hacernos una idea de cómo un mar caliente hace que las noches puedan ser tórridas:
«El lugar más húmedo de la Tierra, el Golfo Pérsico, tiene temperaturas de agua abrasadoras de hasta 35ºC. La capital de Qatar, ubicada a lo largo del Golfo Pérsico, actualmente tiene una temperatura alucinante de 52,2ºC a la medianoche. Humedad del siguiente nivel.
Más nos vale, Juan, que este año venga el otoño lo antes posible y ponga fin a unos incendios que, ante la inacción de un gobierno que sólo combate el cambio climático en los mítines para arremeter contra la oposición y ver cuántos votos le da el tema, van a terminar dejando nuestros bosques convertidos en un campo de exterminio. Lo que se refleja en este artículo, de 52,2 grados de noche, y temperaturas del mar que queman, son un indicativo de que el cambio climático no conoce de límites, y no es sólo que vaya a hacer menos frío. Cualquier escenario, por aberrante que pueda parecer, es posible. 50 grados en enero y 90 grados en julio, a priori, nos parece un escenario extraterrestre, pero nada impide que en unas décadas esto derive a esas condiciones que hagan todo vestigio de vida completamente imposible.
Hola Dudoso.
Si sigues aportando datos inventados e irreales, mezclando asuntos de política que no vienen a cuento y dejando comentarios absurdos, no podrás seguir participando en este debate. No sé si lo haces por tomarnos el pelo o por algún otro tipo de problema.
Último aviso.
Pues tirando del saber popular yo diría que, este año, el otoño, hará tempranada.
Ahí queda. Ale.
Yo tengo mis dudas. Estos últimos años (sobre todo en el sur peninsular) los otoños más bien han sido una sucesión del verano en cuanto a estabilidad (y por momentos, casi que también en temperaturas) que solamente se ha visto interrumpida por el paso del algún frente ocasional.