Al hablar de ola de calor y cambio climático hay muchos aspectos que hay que considerar para no mezclar temas sin criterio

Al hablar de ola de calor y cambio climático hay muchos aspectos que hay que considerar para no mezclar temas sin criterio.

Esta infografía, que no es más que un mapa que muestra la temperatura del aire en el Hemisferio Este el pasado 13 de julio de 2022, ha levantado una gran polémica en la red social Twitter. Ha corrido como la pólvora, haciéndose viral.

Y el problema ha surgido en el momento en que se ha utilizado intencionadamente para hacer apología del cambio climático. O más bien, apología de la archiconocida emergencia climática, concepto tradicionalmente monopolizado por grupos ecologistas y, en general, la izquierda política.

Al otro lado, quienes ponen en duda la veracidad del mapa, en el sentido de que es inexacto, sesgado, o que exagera los datos. Y también los que directamente opinan que el cambio climático no existe, y que es un invento conspiranoico.

Este medio se posiciona de forma clara: estamos al lado de la ciencia y del análisis de datos. Es decir, es una web totalmente apolítica. Pero esto no impide que nos hagamos eco del ambiente de crispación que se está viviendo, y mostremos la contundencia de los datos que se están registrando.

Olas de calor e incendios forestales por doquier

O, al menos, así es como lo titula la última publicación de la NASA, a través de su medio, el blog Observatorio Terrestre (NASA Earth Observatory).

El mapa de arriba muestra las temperaturas del aire en la superficie, en la mayor parte del hemisferio oriental el 13 de julio de 2022. Se produjo combinando observaciones con una versión del modelo global del Sistema Goddard de Observación de la Tierra (GEOS), que utiliza ecuaciones matemáticas para representar procesos físicos en la atmósfera.

“Aunque existe un patrón claro de una ‘onda atmosférica’ con valores alternos cálidos (más rojos) y fríos (más azules) en diferentes lugares, esta gran área de calor extremo (y sin precedentes) es otro indicador claro de que las emisiones de gases de efecto invernadero por la actividad humana está causando extremos climáticos que afectan nuestras condiciones de vida”, dijo Steven Pawson, jefe de la Oficina de Modelado y Asimilación Global en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.

En Europa occidental, que ya estaba experimentando una grave sequía, la ola de calor provocó incendios que asolaron Portugal, España y partes de Francia. En Portugal, las temperaturas alcanzaron los 45 grados centígrados (113 grados Fahrenheit) el 13 de julio en la localidad de Leiria, donde se habían quemado más de 3.000 hectáreas. Más de la mitad del país estaba en alerta roja mientras los bomberos combatían 14 incendios activos.

A este respecto, en Twitter se están publicando datos de enorme interés, como los que muestra este tuit. De esta forma, a través de los satélites de la misión Copernicus, se pueden localizar puntos calientes o hot spots, que son los incendios activos. Se mide la energía radiativa de los mismos y las emisiones estimadas de CO2 que están produciendo.

A día de ayer, eran 33 los incendios forestales activos en la Península Ibérica y Baleares. 14 de ellos, fuera de control.

Sin embargo, alguien decía algo con el que, el que escribe, está de acuerdo. Ni el cambio climático ni la ola de calor han provocado esos incendios. Los incendios ocurren porque algo o alguien prende fuego. Bien sea por una chispa en un tendido de la red eléctrica, un rayo cuando hay tormentas secas, un cristal o casco de botella que actúa de lupa… O bien obra de pirómanos.

Podemos decir que la ola de calor exacerba los incendios forestales, por las condiciones ambientales de que se acompañan: temperaturas muy por encima de los 30ºC, humedades muy bajas por debajo del 30%, y en ocasiones vientos de intensidad (más de 30 km/h) que origina la propia convección de las masas de aire recalentadas. Es lo que se conoce como la regla del 30, o regla 30/30/30.

Son ambientes en la capacidad de la materia vegetal y sus resinas puede arder con una facilidad extrema, y extenderse como si de pólvora se tratase.

Los incendios, a vista de satélite

La imagen de arriba muestra las ubicaciones de las detecciones de incendios en Portugal y España. Se trata de datos adquiridos por el Visible Infrared Imaging Radiometer Suite (VIIRS) en el satélite Suomi NPP el 12 de julio de 2022. La detección de incendios al oeste de Madrid incluyen la zona de Las Hurdes, donde se han quemado más de 1500 hectáreas.

En Italia, el calor récord contribuyó al colapso de una parte del glaciar Marmolada en los Dolomitas el 3 de julio. La avalancha de nieve, hielo y rocas mató a 11 excursionistas.

En el Reino Unido, la Met Office emitió advertencias de calor extremo o ámbar ya que se esperaba que las temperaturas siguieran subiendo, posiblemente superando los máximos históricos.

En el norte de África, Túnez ha soportado una ola de calor e incendios que han dañado la cosecha de cereales del país. El 13 de julio en la ciudad capital de Túnez, la temperatura alcanzó los 48ºC, rompiendo un récord de 40 años.

En Irán, las temperaturas se mantuvieron altas en julio después de alcanzar los abrasadores 52ºC a finales de junio.

En China, el verano ha traído tres olas de calor que han deformado las carreteras, derretido el alquitrán y desprendido las tejas de los techos. El Observatorio Shanghai Xujiahui, donde se llevan registros desde 1873, registró su temperatura más alta: 40,9ºC el 13 de julio de 2022. La alta humedad y los puntos de rocío, junto con noches ecuatoriales, crearon condiciones potencialmente mortales.

“Tal calor extremo tiene impactos directos en la salud humana, además de tener otras consecuencias, incluidos estos incendios que están ocurriendo ahora en Europa y África, y que han proliferado en los últimos años en América del Norte”, dijo Pawson.

Siguen cayendo récords de temperaturas en España

Arriba podemos ver los récords mensuales parciales y absolutos que se registraron ayer, 16 de julio, a la izquierda. Y los registrados el viernes 15, a la derecha.

Como vemos, siguen cayendo multitud de ellos. Algunos, incluso, en varios días dentro de esta misma ola de calor. Es el ejemplo de Zamora, que tanto ayer como antes de ayer, batió su récord absoluto de temperatura de su serie climática.

Este caso de Zamora es especialmente relevante. Con una serie climática de más de 100 años, nunca había tenido registrados 5 días con 40ºC o más, y mucho menos de forma consecutiva. Es un dato que representa muy bien la intensidad y duración de la presente ola de calor.

En lo que respecta a nuestro país, la Agencia Estatal de Meteorología hará el análisis pertinente. Esto permitirá saber si se está tratando de una ola de calor histórica o no, además de sus datos más representativos.

La ola de calor se extiende hacia Francia y Reino Unido ¿cambio climático?

La evolución de la DANA al oeste de la Península permite observar cómo hace que la lengua de aire muy cálido se extienda por Francia y Reino Unido, especialmente. Se trata de una animación aterradora y maravillosa a partes iguales.

Y para poner en contexto lo que ello significa, nada mejor que el índice EFI de temperaturas a 2 m.

Los pronósticos del modelo europeo IFS/ECMWF en ese sentido indica la alta probabilidad, por tratarse de previsiones a corto plazo, de que se den temperaturas récord en el Reino Unido especialmente. En el aire está que se puedan superar los 40ºC en algún observatorio, lo cual marcaría un hito histórico.

Destacar que en Francia ya han caído también multitud de récords de temperaturas.

Olas de calor y cambio climático

Con todo lo analizado hasta ahora, hay algunas cosas para las que no cabe discusión alguna.

Por ejemplo, que las olas de calor se van haciendo más intensas, frecuentes, y duraderas… Esto es indiscutible. Que esto acentúa una vinculación con el cambio climático, es evidente.

Ahora bien, el sistema climático de la Tierra es tan complejo, y tiene tantos vínculos externos e igualmente complejos como por ejemplo, con el Sol, que la atribución del mismo a la actividad humana en un 100% sería razonadamente cuestionable.

Se conocen las propiedades del CO2 y de otros gases de efecto invernadero, como el metano. Pero no totalmente cómo los océanos acumulan y distribuyen el calor en su seno, si puede haber mecanismos de disipación, el porcentaje real de radiación solar que nos llega desde el sol y que se queda atrapado en nuestra atmósfera…

Y, ahora, que comience la lluvia de críticas…