El enorme crecimiento del agujero de la capa de ozono puede deberse al Hunga Tonga

El enorme crecimiento del agujero de la capa de ozono registrado en las últimas semanas puede deberse al Hunga Tonga.

En poco tiempo, diversos estudios científicos, ven muy clara la relación entre el extraordinario aporte de agua salada a la atmósfera y la disminución del ozono antártico algo más de un año después de la violenta erupción.

El agujero de ozono crece, quizás por el Hunga Tonga

En septiembre conocíamos de la mano del Programa Copernicus que aquello que los científicos llaman una ‘zona de agotamiento de la capa de ozono’, alcanzó un tamaño de 26 millones de kilómetros cuadrados el 16 de septiembre de 2023, aproximadamente tres veces el tamaño de Brasil«.

Ese dato suponía uno de los mayores registros medidos del agujero de la capa de ozono antártico desde que hay mediciones fehacientes en este sentido.

La influencia del Hunga-Tonga Hunga-Ha’apai

El vapor de agua expulsado por el volcán podría haber provocado una mayor formación de nubes estratosféricas polares, donde los clorofluorocarbonos (CFC) pueden reaccionar y acelerar el agotamiento de la capa de ozono.

La presencia de vapor de agua también puede contribuir al enfriamiento de la estratosfera antártica, mejorando aún más la formación de estos terrones estratosféricos polares y dando como resultado un vórtice polar más robusto

En este nuevo estudio se ha revelado que toda esa agua salada enviada a las capas más altas de la atmósfera, reaccionó con otras sustancias químicas en la atmósfera, favoreciendo la descomposición del O3 en la capa de ozono.

Apenas 5 días después de la erupción del volcán, estos investigadores encontraron que los niveles de ozono en la columna estaban aproximadamente un 30% por debajo de los niveles normales.

Una muestra de la pluma volcánica analizada en un perfil atmosférico, revela que la inyección volcánica de vapor de H2O, dióxido de azufre (SO2) y HCl, provocando una rápida activación del cloro en el aerosol volcánico hidratado y el agotamiento del O3 en la estratosfera.

El perfil de O3 del 22 de enero de 2022 (línea negra) contrasta con la climatología de Reunión (línea roja), mostrando un descenso notable. Ilustración y mapa: Chelsea R. Thompson/NOAA; Foto: René Carayol/Université de la Réunion.
Crédito: Ciencia (2023). DOI: 10.1126/ciencia.adg2551

Observaciones de la pluma volcánica

Otros globos meteorológicos continuaron monitoreando la columna mientras flotaba a través del Océano Índico y luego del Pacífico, revelando un agotamiento total de aproximadamente el 5%.

En ese viaje, descubrieron que el agotamiento se debía a que el agua del océano reaccionaba con moléculas de la atmósfera que contenían cloro, lo que provocaba una degradación del ozono, en cantidades nunca antes vistas en tan poco tiempo.

No obstante, es bastante común observar pérdidas de ozono a corto plazo después de una erupción importante como resultado de reacciones que involucran aerosoles volcánicos y cloro. En eventos volcánicos pasados, ocurrió un efecto similar.