Las previsiones meteorológicas suelen estar en entredicho por la mayoría de las personas que consultan tanto pronósticos sencillos, con una información entendible para el más profano en la materia, como por aquellos aficionados a la meteorología que son capaces de encontrar y entender mapas más complejos y con una informaciónmás abierta a interpretaciones.

La predicción probabilista es la herramienta predictiva más poderosa que podemos consultar, aunque analizar correctamente la información que nos ofrece también requiere más conocimientos y análisis más profundo.

Mario Fernández, nos desgranará en una serie de artículos todas las claves de la previsión probabilista. Hoy arrancamos con el primero de ellos.

Prever el tiempo, una inquietud inmemorial

A lo largo y ancho de la dilatada Historia de la Humanidad, las actividades de los seres humanos siempre han estado supeditadas al devenir de las condiciones meteorológicas.

De ahí que la predicción meteorológica se haya convertido desde los albores de la civilización en una suerte de santo grial que hubiese de perseguirse para planificar las actividades de cualquier comunidad y más cuando estas empezaron a ser sedentarias y basaban sus economías, ya a partir del periodo Neolítico, en la agricultura y la ganadería.

Un poco de historia en la meteorología y la climatología

En la historia de la Meteorología y la Climatología pueden diferenciarse varios periodos.

El primero de ellos fue el pre-científico que algunos autores prolongan desde, prácticamente, la misma aparición del ser humano sobre el planeta hasta el siglo XVI.

Caben destacar en este periodo diversos hitos que arrancan en la misma Grecia clásica con los presocráticos (Tales de Mileto, Anaxímenes, Anaximandro, Jenófanes de Colofonios) y, sobre todo, con Aristóteles que nos legó su obra Del Cielo y de los Cuerpos Celestes también conocido como los Meteorológicos.

Desde la Antigua Grecia

Tanto los presocráticos como Aristóteles abandonan ya la vía de explicaciones mitológicas y se centran en explicar los fenómenos apelando a la fuerza y claridad del pensamiento racional.

Y así éste último hace recaer la explicación de todos los fenómenos meteorológicos en el sol.

Esto, que resulta una verdad evidente y perogrullesca en el día de hoy, era una gran deducción hace 23 siglos.

Discípulo de Aristóteles fue Teofrasto al que se considera el primer fundador de la práctica empírica de la predicción meteorológica y así en su obra ‘Tratado de los Vientos y de las manifestaciones del Tiempo’ se sirve de las observaciones de los astros, de las nubes, de los animales, etc.

El Período Romano

Obviando muchos más autores del periodo pre-científico clásico hay que hacer notar que el Periodo Romano se caracterizó por un sensible alejamiento de las cuestiones y especulaciones astronómicas aunque puedan subrayarse dos autores conocidos como son Séneca con ‘Las Cuestiones Naturales y Plinio el Viejo con su Historia Natural’.

Autores árabes

Tras la caída del Imperio Romano de Occidente se produce una muy sensible decadencia cultural y científica en el Occidente cristiano.

Serán entonces los autores árabes los que tomen la delantera en las indagaciones sobre la materia y así encontramos autores como Al-Kindi, en el siglo IX que intentan explicar los cambios en la tonalidad del cielo o Avicena.

La aportación de la civilización china milenaria

De esta misma época y de mano de la civilización china resultan, igualmente, una clasificación primitiva de las nubes y la descripción de varios tipos de pluviómetros por el matemático chino Ching Shao hacia el año 1247 de nuestra era.

Los chinos también se aventuraron a intentar medir el contenido de humedad del aire para lo que se sirvieron de plumas de pájaros y trozos de carbón vegetal.

Corría el año 1441 cuando el rey Sejong el Grande ordenó que se instalara un pluviómetro en la capital de su reino.

Dicho pluviómetro recibió el nombre de Cheugugi y sólo se conserva uno cuya imagen se muestra en la figura:

El Renacimiento, época de inventos

En Occidente, y durante el siglo XV y XVI asistimos a la eclosión del Renacimiento y del descubrimiento de América, la ciencia meteorológica avanzaba con pasos cortos pero firmes.

Cabe destacar el intento de Nicolás de Cusa en medir la humedad atmosférica mediante trozos de algodón y una balanza.

El gran Leon Battista Alberti inventó el primer anemómetro mecánico cuyo aspecto debió ser parecido a este:

El descubrimiento de América

No podemos dejar de mencionar aquí las grandes contribuciones, por otra parte, que supuso el descubrimiento de América y mencionamos sólo de pasada a varios autores importantes como fueron:

  • Antonio Pigaffeta,con su Diario de Navegación
  • El también diario de navegación de Andrés de Urdañeta
  • Y, sobre todo, la figura del Padre José Acosta y su obra monumental, Historia Natural y Moral de las Indias, publicada en 1590.

En esta obra hay ya claras referencias al llamado mal de altura debido a la menor densidad del aire y presión atmosférica que los indígenas conocen como soroche, a los cambios de tiempo a tenor de las variaciones en la llamada Oscilación del Sur, ENSO o NiñoNiña sin olvidar tampoco las abundantes lluvias propias de la zona ecuatorial y a la importancia de las nieblas en los llanos del Perú.

Con estos hitos- que para nada pretenden ser exhaustivos- nos abocamos ya al siglo XVII que será sumamente importante en el plano de las observaciones meteorológicas por cuanto las invenciones de instrumentos como el termómetro y el barómetro unida al perfeccionamiento de otros tantos inauguran de pleno derecho la etapa científica de la predicción meteorológica, aunque esto ya sea materia de otro artículo.

Autor: Mario Fernández Manzorro

Fuentes

  • Gil Olcina, Antonio y Olcina Cantos;Tratado de Climatología, 1ª Edic Publicacions Universitat d´Alacant año 2017.
  • Rivera, Ángel y Hervella, Beatriz; El Tiempo Compartido, 1ª Edic.Punto Tojo Libros, Sevilla.