14.09.12. En una teleconferencia organizada esta semana por la Organización Climate Nexus, se abordó la influencia que podría traer la alarmante disminución de la Banquisa Ártica en los últimos años, en el clima del Hemisferio Norte a corto plazo.
Como informamos recientemente, la Banquisa Ártica marcó el pasado mes de agosto un nuevo mínimo histórico desde que en 1979 se empezara a medir su superficie vía satélite. De momento, no se ha iniciado la lógica recuperación de hielo, con la llegada del otoño, por lo que está por conocer cuál será finalmente el nuevo récord.
Mientras tanto, la comunidad científica no deja de plantearse qué consecuencias inmediatas puede tener una disminución tan rápida y drástica de la superficie helada en el Polo Norte. En la teleconferencia de prensa que citamos, se reunieron tres expertos en la materia que vertieron sus opiniones al respecto.
Jennifer Francis, investigadora en el Instituto de Ciencias Marinas y Costeras de la Universidad de Rutgers, comentó que «muy probablemente el invierno de 2012-13 será muy interesante» mostrándose convencida de que «la disminución del hielo del Ártico, que actualmente ocupa la mitad de superficie que hace 30 años, está vinculada a los duros inviernos de 2007 o 2011 en extensas áreas habitadas de Norteamérica o Europa.»
En su opinión, el clima se está extremando en los últimos años en esas zonas. Como ejemplo puso las recientes y prolongadas olas de frío en Europa, las fuertes nevadas en el noreste de EE.UU. y Alaska, y las olas de calor en Rusia o el Suroeste de Estados Unidos.
Francis publicó un estudio el año pasado, en que indicaba que el calentamiento del Ártico podría ser la causa de que la Corriente en Chorro se mostrara ya más amplificada en dirección Norte-Sur o dicho de otra forma; que durante el otoño y el invierno se estaría mostrando mucho más ondulada de lo habitual en los últimos años.
Dicha perturbación, sería la responsable de la concatenación de fenómenos meteorológicos más extremos, ondulaciones en la corriente que según el estudio de Francis, tardarían mucho tiempo en desaparecer.
Durante el otoño, cuando el sol se retira del Hemisferio Norte y el Océano Ártico comienza a congelarse de nuevo, el calor del mar empieza a liberarse a la atmósfera.
Como sabemos, la Corriente en Chorro, un pasillo que canaliza fuertes vientos en los niveles superiores de la atmósfera y que generalmente sopla de oeste a este a través de las latitudes medias septentrionales, es alimentado por la diferencia de temperatura entre el Ártico y las zonas más al Sur. Así que cualquier modificación de dicha diferencia de temperatura alteraría al jet stream.
Por su parte, Peter Wadhams, Profesor de física en el océano de la Universidad de Cambridge, señaló como hace décadas, el hielo presente en otoño e invierno tenía muchos años de vida, mientras que ahora la tasa de destrucción y reconstrucción año a año es exagerada. Es enorme la cantidad de hielo que se crea y se funde temporada tras temporada.
Según el Profesor, esto podría llevar a un colapso que en pocos años podría mostrarnos un Ártico libre de hielo en verano. Si hace poco se pensaba que esto podía ocurrir en 30 ó 40 años, ahora hay indicios razonables para creer que esto ocurrirá bastante más pronto.
Wadhams, añadió que la pérdida de hielo del Ártico tiene varios efectos. El hielo refleja la energía térmica procedente del sol hacia la atmósfera. Al disminuir la capa de hielo en lugar de devolver energía térmica al espacio, es absorbida por el océano, calentándolo y contribuyendo a derretir aún más el hielo existente. Puesto que en la actualidad, la región del Ártico es la zona del Planeta que más rápidamente se calienta, esto tendrá consecuencias directas en el clima de Norteamérica y Europa en los próximos años.
Tanto Wadhams como Francis indicaron que el calentamiento y enfriamiento de las aguas del Océano Ártico han ralentizado el movimiento de la Corriente en Chorro, por lo que las condiciones climáticas pueden persistir durante períodos más largos de tiempo sobre una misma zona. Se podría decir que el clima se mostraría ‘atascado’.
A este respecto se comentó en la teleconferencia: «Si usted vive en un lugar seco, con cielos soleados y días agradables es genial si dura unos pocos días. Pero si se alarga algunas semanas, entonces empezaremos a hablar de una sequía» dijo Francis. «Si usted vive en una zona con un patrón de lluvias que se alarga de forma exagerada en el tiempo, entonces aquello se convierte en una situación que podría dar lugar a una inundación.»
Añadió Francis que a consecuencia del calentamiento del Ártico tendremos un clima más severo el próximo invierno, pero que es imposible predecir cuándo y dónde ocurrirán los eventos meteorológicos.
James Overland, oceanógrafo del NOAA, dijo que las predicciones no tuvieron en cuenta la pérdida de la energía solar reflejada y el consiguiente calentamiento del agua del Océano Ártico. Este factor explicaría que las estimaciones de que el hielo desaparecería en el Ártico hacia 2040 ó 2050 eran erróneas, por lo que la pérdida total de la banquisa ártica podría llegar antes.
Overland, quien también es Profesor asociado del Departamento de Ciencias Atmosféricas en la Universidad de Washington, dijo que este efecto es conocido como «amplificación ártica» y llevaría a graves consecuencias para la vida salvaje de la zona, reduciendo el hábitat de los osos polares y las morsas.
Más información:
http://www.guardian.co.uk/environment/2012/sep/14/arctic-sea-ice-harsh-winter-europe?intcmp=239
http://cagw.mythicalunderworld.com/
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