Las tormentas, a menudo, son mal recibidas por los agricultores y la gente del campo, por el daño que pueden causar en las cosechas, sobre todo cuando se presentan a destiempo o de forma muy intensa.
Para tratar de ahuyentarlas o incluso para guarecerse de ellas, en el Pirineo aragonés y catalán los habitantes de la zona crearon siglos atrás un tipo de construcción muy singular: los esconjuraderos y los comunidors, de las que os damos más detalles a continuación gracias a nuestro amigo Albano Guerrero.
Conjurar contra las tormentas
Muchas veces se han sacado a los santos a las calles para pedir lluvia (o para pararla) pero en ciertas zonas de Aragón y Cataluña sus habitantes optaron por crear unas minúsculas edificaciones, abiertas, que tenían la misión de esconchurar (conjurar en aragonés) a las tormentas y que estas no se acercaran a la zona.
Como vemos en las imágenes de Albano, se trata de construcciones de piedra natural, abiertas a los 4 puntos cardinales, que pueden ser tanto de planta cuadrada como circular.
Algunas de ellas cuentan con una cruz en el punto más alto de la cubierta.
Datan del siglo XVI
Los esconjuraderos se empezaron a construir en el Pirineo aragonés allá por el siglo XVI y se siguieron extendiendo por aquella comarca y por áreas del Norte de Cataluña hasta el siglo XVIII, llegando a nuestro tiempo con un buen estado de conservación.
Además de nacer con la intención de espantar a las tormentas, los lugareños querían con estas construcciones alejar a las plagas u otros peligros que amenazaran a sus cosechas.
Un tipo de construcción muy sencilla
Los esconjuraderos (y los comunidors, que es como se conocen en Cataluña) tienen un tamaño pequeño y una arquitectura muy sencilla y sobria.
Cuentan con elementos austeros: mampostería, piedra tosca para vanos y cubiertas, losa de piedra o teja árabe. Las paredes pueden alojar vanos de diferentes tamaños, generalmente arco de medio punto. El suelo suele ser de lajas de piedra, ladrillo o cantos rodados, mientras que la cubierta se realiza mediante bóveda esquifada, semiesférica o falsa cúpula.
Además de contar con una misión mística, estas construcciones permiten disfrutar o guarecerse de la tormenta cuando esta sorprende al campesino.
El Esconjuradero de Guaso
Las fotografías de Albano corresponden a El Esconjuradero de Guaso, ubicada en la localidad pirenaica de Guaso, del municipio aragonés de Aínsa, Sobrarbe (Huesca en las estribaciones del Valle del Ara.
Cuenta con grado de protección arquitectónica pues está declarado como Bien de Interés Cultural (BIC).
No hay peor plaga que el neoliberalismo y el libre mercado,que destruye la economía de la agricultura local…
El auyentar tormentas no es exclusivo del Pirineo, en otras zonas agrícolas de Huesca también se esconjuraban tormentas, bien por el párroco o muy común rezando el rosario en familia. Costumbre esta última que seguro subsiste.
Se confunde una vez más el pirineo con el mundo rural.