Tras la gran nevada, ojo al deshielo. La imagen superior nos muestra, en intenso color naranja, las superficies de la Península Ibérica cubiertas por la nieve a día de hoy. Nevadas que en muchos puntos a lo largo de la Cordillera Cantábrica y Pirineos, han acumulado espesores de varios metros. ¿Peligro latente con el deshielo?

Esta imagen tan llamativa era adquirida hace pocas horas por el satélite TERRA de la NASA, a través de su Espectro Radiómetro de Imágenes de Resolución Moderada, en sus canales 3-6-7, de modo que las zonas innivadas aparecen realzadas a través de un intenso color naranja, siendo muy útil para identificarlas a vista de pájaro.

Para hacernos una idea de cómo de intensas han sido algunas de las nevadas en las citadas zonas, hace poco publicamos una noticia al respecto, así como un reportaje a tiempo real de la situación en Reinosa (una de las zonas 0 del temporal invernal), o del efecto del frío en el pequeño Embalse de Navacerrada (Sierra de Guadarrama).

Pues bien, toda esta ingente cantidad de nieve, es agua en estado sólido que, con el paulatino aumento de las temperaturas, tenderá a ir fundiéndose, en el proceso denominado como deshielo posterior a los temporales invernales de nieve.

Según la Agencia Estatal de Meteorología, AEMET, esta es la evolución de las temperaturas, máximas y mínimas, en los próximos 2 días, apreciándose que tienden a subir en todas las zonas donde se acumulan los mayores espesores de nieve.

No obstante, aunque no se incluyen en este artículo mapas de evolución de las temperaturas a 850 hPa, estas no van a sufrir fuertes incrementos en los próximos 2 días, por lo que no es esperable un ascenso muy acusado de las temperaturas, lo que supondría un serio peligro. Sí que es cierto que la masa de aire polar, aislada, tiende a ir calentándose poco a poco.

Según el modelo meteorológico GFS, se puede observar en la animación superior que los espesores de nieve tienden a ir disminuyendo en los próximos 3 días por este proceso de deshielo.

Los peligros del deshielo.

La insistencia que mostramos en la ocurrencia de este proceso es porque las ingentes cantidades de nieve acumuladas en las citadas zonas, si se funden rápidamente, provocarán importantes aumentos de caudal en los afluentes de los grandes ríos, como es el Ebro.

De momento, AEMET no prevé la activación de avisos por este fenómeno, pero no estará de más vigilar el progreso de los caudales en los afluentes de grandes ríos, alimentados por estos deshielos.

Recordemos que el pasado 1 de febrero el río Ebro ya provocó inundaciones en diversas localidades por una fuerte crecida, esta vez debida a lluvias persistentes en su cabecera.

En caso de que la situación evolucione negativamente por un aumento de probabilidad de que los deshielos sean fuertes, publicaremos nuevas noticias al respecto.

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