Pese a las lluvias de mayo y junio la sequía en España sigue siendo muy grave

Pese a las lluvias de mayo y junio la sequía en España sigue siendo muy grave. El déficit pluviométrico que veníamos arrastrando desde meses o incluso años atrás, según las regiones, más el carácter irregular y torrencial, a menudo, de esas precipitaciones, son dos razones que explican esta paradoja.

La percepción de que ha llovido con intensidad y durante varias semanas es correcta, pero, no siempre, las lluvias reportan unos beneficios directos en las reservas hidráulicas de una manera clara.

Es cierto, que estas lluvias han mejorado la situación de la tierra, beneficiando a ciertos cultivos, a la arboleda y bosques en general, a la ganadería… pero no han sido suficiente para contrarrestar un problema más serio.

Con el verano por delante la sequía se agravará e incluso en algunas zonas costeras no se tomarán medidas para contrarrestar el consumo por tal de no ‘dañar’ al turismo. El otoño puede ser catastrófico si no llueve pronto.

Las últimas lluvias no palian la sequía

El último mapa del Observatorio Europeo de la Sequía, EDO (European Drought Observatory) es muy ilustrativo. Nuestros vecinos portugueses sufren las mismas consecuencias.

E incluso zonas del sur de Francia y en menor medida, diversos países del oestenoroeste del continente también lastran un déficit pluviométrico.

Si consultamos los productos específicos que comparte AEMET la conclusión es la misma: la sequía sigue presente.

Un año muy parco en lluvias

Según datos de AEMET, el año hidrológico 20212022 fue el tercero más seco desde que se tienen registros, en los últimos 61 años. Y el que está en curso va camino de quedar en una posición similar, en función de lo que pueda ocurrir este verano.

Hasta ahora, en términos generales, en los tercios oeste y sur de la península es donde menos precipitaciones hubo respecto a lo esperado, mientras que, en el Levante, desde el sur de Almería y hasta el delta del Ebro, y en parte de la cornisa cantábrica, ha llovido más de lo habitual.

¿Cómo sabemos objetivamente que estamos en sequía?

Los siguientes mapas nos muestran el valor de un índice de sequía denominado Índice de Precipitación Estandarizado (SPI, sigla de su nombre en inglés: Standardized Precipitation Index) para los últimos seis meses, un año y tres últimos años, confeccionado por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

Los mapas nos ilustran dónde se observan los mayores problemas de sequía en estos momentos, con los tonos rosas a naranjas y rojos.

Lógicamente, hay áreas de nuestra geografía que sí han tenido un régimen pluviométrico bueno o aceptable, pero otras muchas zonas están en el caso opuesto o simplemente en un factor normal.

Ese normal, sería peligroso que no se corrigiera pronto, pues a partir de marzo los temporales son cada vez menos probables conforme nos acerquemos al verano.

Por ello, si nos vamos a una escala temporal mayor, a un balance de los últimos tres años, sí se observa una mayor franja de nuestro territorio atravesando una sequía.

Acerca del índice de sequía

El índice de sequía SPI se define como un valor numérico que representa el número de desviaciones estándar de la precipitación caída a lo largo del período de acumulación de que se trate, respecto de la media, una vez que la distribución original de la precipitación ha sido transformada a una distribución normal.

De este modo se define una escala de valores que se agrupa en tramos relacionados con el carácter de la precipitación.

Este índice fue diseñado con objeto de dar cuenta de las distintas maneras en que el déficit de lluvia afecta a los diferentes sistemas de recursos hídricos (humedad del suelo, aguas superficiales, aguas subterráneas, etc.).