Un nuevo trabajo de investigación ha estudiado la relación entre el calentamiento global que nuestra atmósfera está registrando a nivel planetario y la ocurrencia de fenómenos meteorológicos extremos.
En el informe presentado en la prestigiosa revista científica Nature y realizado por la Universidad Northeaster (EEUU) se alerta de que los eventos meteorológicos severos serán más numerosos e intensos en los próximos años.
Un nuevo enfoque
Muchos trabajos habían estudiado hasta ahora la posible evolución del calentamiento global del Planeta, pero la mayoría de estos estudios se habían centrado en análisis del tipo ¿qué diferencia habrá entre los días más calurosos o más fríos de un año a otro?
Pero este nuevo estudio ha incidido en la variabilidad de las temperaturas extremas. Por ejemplo, a la vez que el promedio de nuevos récords de temperaturas más altas y más baja de cada año se prevé que aumente, habrá más diferencias entras las temperaturas más bajas y las más altas.
O lo que es lo mismo: el aumento de la temperatura media global del Planeta estaría acompañado de un mayor número de eventos de olas de frío o calor extremo.
Un presupuesto elevado
El equipo de investigadores ha realizado su trabajo gracias a una ayuda de 10 millones de dólares, empleando potentes ordenadores para poder analizar millones de datos.
Cambios en el vórtice polar
El informe refleja que el calentamiento detectado en el Ártico se traduce (y lo seguirá haciendo) en cambios en la estructura del vórtice polar, lo que favorece el descenso brusco de masas de aire muy frío hacia zonas templadas de América y Eurasia.
Efectos positivos
En el trabajo también hay cabida para el análisis de aspectos socio–económicos relacionados con el cambio del patrón climático.
La capacidad de poder anticiparse a estas alteraciones en nuestro Planeta tiene la ventaja de poder diseñar planes de emergencia en hospitales o perfilar mejor las primas de los seguros agrarios para que puedan cubrir las nuevas pérdidas económicas en cultivos básicos como el arroz o el trigo.
Efecto en la corriente en chorro
Como hemos informado en otras ocasiones, el calentamiento del Ártico podría ser la causa de que la Corriente en Chorro se mostrara ya más amplificada en dirección Norte-Sur o dicho de otra forma; que durante el otoño y el invierno se estaría mostrando mucho más ondulada de lo habitual en los últimos años.
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Dicha perturbación, sería la responsable de la concatenación de fenómenos meteorológicos más extremos, ondulaciones en la corriente que tardarían mucho tiempo en desaparecer.
Durante el otoño, cuando el sol se retira del Hemisferio Norte y el Océano Ártico comienza a congelarse de nuevo, el calor del mar empieza a liberarse a la atmósfera.
Como sabemos, la Corriente en Chorro, un pasillo que canaliza fuertes vientos en los niveles superiores de la atmósfera y que generalmente sopla de oeste a este a través de las latitudes medias septentrionales, es alimentado por la diferencia de temperatura entre el Ártico y las zonas más al Sur. Así que cualquier modificación de dicha diferencia de temperatura alteraría al jet stream.
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El estudio parece basarse exclusivamente en las predicciones de un modelo climático. Contrasta fuertemente con la realidad, donde tal incremento de fenómenos extremos no está siendo observado.
El comportamiento del Jet Stream depende fuertemente de la Oscilación del Atlántico Norte (la NAO), que tras 20 años en fase positiva está ahora cambiando a fase negativa, sin que ello tenga nada que ver con el Calentamiento Global, pues su comportamiento es cíclico. El calentamiento extra del Polo que a través del CO2 estamos provocando sólo reduce la diferencia de temperaturas entre polo y ecuador en 1 grado, cuando dicha diferencia se reduce de manera natural todos los años en una cantidad del orden de 25 grados al pasar de invierno a verano. Su efecto sobre el Jet Stream por tanto no puede ser muy importante.