Sistema Convectivo de Mesoescala

El Sistema Convectivo de Mesoescala (SCM) que se formó durante la tarde del pasado Domingo de Resurrección, 21 de abril de 2019, convirtió en histórico al temporal que ha sufrido la Comunidad Valenciana durante la Semana Santa.

A continuación te explicamos en qué consisten estos fenómenos meteorológicos y los principales datos del episodio, gracias a las publicaciones de la Agencia Estatal de Meteorología a través de sus distintos perfiles en la red social Twitter.

¿Qué son los Sistemas Convectivos de Mesoescala, o SCM?

A continuación os explicamos en qué consisten estos sistemas tormentosos, con información que ya publicamos en una entrada anterior.

Por regla general, los tipos de tormentas se clasifican por su grado de organización. Es decir, se comienza por las más simples, que es la tormenta ordinariaunicelular o de masa de aire; tiene una organización muy escasa y un ciclo de vida muy corto.

Para que sea fácil de entender, se trata del típico Cumulonimbo que se desarrolla de forma muy rápida, descarga el chaparrón con aparato eléctrico y, rápidamente, tras generar el yunque, se disipa.

Un posible Compleo Convectivo de Mesoescala afectó a Baleares esta tarde

Después tendríamos a las tormentas multicelulares o multicélulas (a las cuales pertenecen los SCMs), que son tormentas más organizadas y, en conjunto, forman un sistema en que las células más maduras y en fase de disipación (células madre) van siendo reemplazadas sucesivamente por otras células más jóvenes (células hijas), que se ha formado gracias a la interacción de las más viejas con el entorno.

Por lo tanto, tienen la capacidad de autoregenerarse, y pueden ser muy dañinas dependiendo de la forma en que se propaguen respecto de un punto (movimiento transversallongitudinal o estacionario; los dos últimos, los peores en cuanto a acumulaciones de lluvia).

Supercélula

Tormentas, Supercélulas, SCM, CCM…

A continuación, las supercélulas, que son un tipo de tormenta muy organizada, capaz de engendrar los tornados más violentos (véase el caso del Tornado Alley americano) y las piedras de granizo más grandes.

Y, finalmente, tendríamos al tipo más organizado de tormentas; los Sistemas Convectivos de Mesoescala, también conocidos como Conjuntos Convectivos de Mesoescala o, en los casos, más extremos por dimensiones y durabilidad, Complejos Convectivos de Mesoescala (CCM), que fueron definidos por R. Maddox en 1980, para los casos de las Grandes Llanuras americanas.

Se trata de sistemas tormentosos formados por varias células muy activas, y una característica zona de precipitación estratiforme con ecos de radar uniformes y de una intensidad baja-moderada. Estos sistemas incluso pueden contener supercélulas embebidas.

Imagen visible y falso color RGB del SCM.

De los criterios definidos por Maddox, se determinó que estos debían de ser menos restrictivos para los casos mediterráneos. No obstante, los SCMs deben ser sistemas tormentosos con las siguientes características:

  • Grandes dimensiones: que se valoran por la extensión del área definida por la isoterma de -32ºC (los topes nubosos de los enormes Cumulonimbos que dan vida a estos sistemas son extremadamente fríos).
  • Ciclo de vida suficientemente largo, de varias horas.
  • Efectos, que básicamente son los de grandes acumulaciones de lluvia, una de sus características principales.

SCMs, la reina de las tormentas

Los SCMs tienen preferencia por el arco mediterráneo para su formación, estando íntimamente ligados con los procesos que tienen lugar en esta zona, relacionados con la energía acumulada por el Mar Mediterráneo durante la época estival, pero también pueden formarse en cualquier otra zona de la Península Ibérica.

De todo lo visto, si por algo podríamos considerar a los SCMs como la reina de las tormentas, es porque su estructura organizativa puede ser tan compleja que pueden formarse supercélulas embebidas, como fue el caso de Mallorca.

Es decir, los SCMs por sí solos pueden ser devastadores pero, si además contienen supercélulas embebidas en su estructura, pueden constituirse en elementos de extraordinario poder destructor, con lluvias torrenciales, granizo de grandes dimensiones y tornados.

El peor temporal para un mes de abril

Sin duda, el responsable final de la histórica dimensión que ha alcanzado este temporal, es el SCM que se formó frente a las costas de Alicante en la tarde del Domingo de Resurrección. Su persistencia y la intensidad de las precipitaciones generadas por este fueron los elementos decisivos.

Muy recomendable este hilo de tuits del perfil de AEMET de la Comunidad Valenciana, en donde se hace una valoración preliminar de la magnitud del episodio.

Tal como se indica arriba, para el caso de Jávea, los datos registrados en este episodio, con 250 mm. de lluvia en 24 horas, solo lo supera el registro de la riada entre el 1 y 3 de octubre de 1957.

El total final del episodio fue de 302,4 mm. de lluvia entre el 21 y el 22 de abril. Una cifra descomunal.

Es fácil imaginarse qué podría haber ocurrido si estas mismas condiciones atmosféricas se hubieran producido en septiembre/octubre, con un Mar Mediterráneo mucho más cálido que ahora.

No obstante, como se suele decir, las comparaciones son odiosas. ¿Por qué? Fácil: porque a finales del verano es difícil que se desprendan Depresiones Aisladas en Niveles Altos (DANAs) que sean portadoras de aire tan frío en capas altas.

Una situación meteorológica muy especial

En definitiva, el nivel de inestabilidad que puede presentar un perfil atmosférico depende del gradiente vertical de temperatura: cuanto mayor es el descenso con la altura, mayor es la inestabilidad.

Si después se añaden otros ingredientes, especialmente flujos húmedos alimentadores realzados por factores orográficos, ya lo tenemos todo para que se produzcan lluvias torrenciales potencialmente catastróficas.

Llegaron a batirse varios récords de intensidad de precipitación, como es el caso de la estación de Alicante – Elche, aunque también se batieron otros de la red secundaria.