El 10 de abril de 1815, el Monte Tambora, visto aquí el 10 de abril de 2020, por el satélite Himawari-8 produjo la mayor erupción volcánica jamás registrada. El monte Tambora, ubicado en la isla de Sumbawa en la actual Indonesia, es un estratovolcán activo que fue una de las montañas más altas de toda Indonesia antes de su erupción.
Después del evento, su altura disminuyó de 14,100 pies a poco menos de 10,000. La explosión, que expulsó un volumen de aproximadamente 31 millas cúbicas (129 km. cúbicos) de cenizas, calificó un Índice de Explosividad Volcánica (o VEI) de 7 (sobre una escala de base logarítmica de 10) debido a sus efectos destructivos, en una escala y severidad no vista desde la explosión del lago Taupo en Nueva Zelanda en el año 180 DC.
La erupción del Tambora
Si bien la erupción real ocurrió entre el 5 de abril y su clímax el 10 de abril, el humo y las cenizas del evento circunnavegaron el hemisferio norte. El año siguiente a la erupción se conoció como el año sin verano, donde las temperaturas promedio en el hemisferio norte cayeron un grado Fahrenheit debido al polvo resultante que se arrojó a la atmósfera.
El invierno volcánico también causó malas cosechas, escasez de alimentos e inundaciones en la mayor parte de América del Norte, Europa occidental y partes de Asia.
Según fuentes climatológicas históricas, el número de muertos en el evento de 1815 fue de 11000 por flujos piroclásticos y más de 100000 por la escasez de alimentos resultante en la década siguiente. De acuerdo con la hoja de trabajo de la NOAA Laboratorio de Investigación Terrestre (ESRL) sobre erupciones volcánicas, «en Nueva Inglaterra, la nieve cayó en julio de 1816».
Esta imagen fue capturada por el Advanced Himawari Imager (AHI) en el satélite Himawari-8 de Japón.
Este satélite, la primera unidad de la tercera generación de satélites geoestacionarios de la Agencia Meteorológica de Japón (JMA), proporciona luz visible e imágenes infrarrojas de la región Asia-Pacífico. Los datos de Himawari son vitales para la cobertura geoestacionaria global, razón por la cual NOAA y JMA han acordado acuerdos de respaldo mutuo para sus sistemas geoestacionarios.
El año sin verano
La Historia recoge con detalle las consecuencias en el clima del Planeta que dejó el Tambora en 1816.
Se estima que tras su erupción en 1815, la temperatura de la Tierra bajó entre 0,4 y 0,7 ºC en los dos años siguientes, mientras que solo en 1816 pudo haber descendido 2,5 ºC, considerándose a 1816 el año sin verano en el norte de Europa y el nordeste americano.
En esas regiones el fin de la primavera y el verano de 1816 la nieve se dejó ver incluso en verano en zonas donde nunca lo ha vuelto a hacer posteriormente en esas fechas, registrándose olas de frío inusitadas para esa época del año.
La emisión de millones de toneladas de polvo, cenizas volcánicas y dióxido de azufre veló la luz del sol durante muchos meses, provocando alteraciones en la agricultura de Norteamérica y Eurasia.
Por poner dos ejemplos, en junio de 1816 una tormenta de nieve provocó muchas muertes en el Norte de EE.UU. mientras que en julio y agosto se observó hielo en ríos y lagos en latitudes tan al Sur como Pensilvania.
Hay datadas hambrunas en Gran Bretaña, Francia o China tras la erupción más grande conocida en 1.300 años, algo que coincidió con el final de la Pequeña Edad de Hielo a consecuencia de la disminución de la actividad solar.
Si quieres saber más, te recomendamos la lectura de esta entrada que publicamos en diciembre de 2018, a propósito de la erupción del Anak Krakatoa, hijo del legendario volcán Krakatoa, que explosionó en 1883, constituyendo el último evento de erupción catastrófica y de impacto mundial.
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