La contaminación parece influir de forma directa en el desarrollo de los huracanes
La contaminación parece influir de forma directa en el desarrollo de los huracanes (y ciclones tropicales en general) en el mundo.
Así lo afirma un estudio científico realizado por la NOAA a lo largo de 4 décadas y que ha sido publicado en Science Advances.
El trabajo pone de manifiesto algunas relaciones bastante sorprendentes, observándose un comportamiento diferente entre el hemisferio norte y el sur.
Por ejemplo, al reducirse la contaminación se ha observado una mayor frecuencia de los huracanes.
La contaminación y su efecto en los huracanes
Como resultado de la reducción de la contaminación del aire por partículas en Europa y América del Norte, se ha observado un aumento en el número de ciclones tropicales en la cuenca del Atlántico Norte y a una disminución en el número de estas tormentas en el hemisferio sur.
En cambio, el aumento de la contaminación en Asia ha provocado a que haya menos ciclones tropicales en la cuenca occidental del Pacífico Norte.
Contaminación del aire y número de ciclones tropicales
Curiosamente, aunque se han conseguido disminuir los contaminantes en el aire en grandes áreas de Europa y América del Norte, con el beneficio que ello reporta para la salud del planeta, ha incrementado en esas zonas el riesgo de peligros por ciclones tropicales.
El trabajo ha sido capaz de separar el efecto que el calentamiento global pueda tener en el desarrollo de los ciclones.
Para ello ha utilizado un modelo climático de última generación desarrollado en NOAA GFDL.
Aumento de los ciclones tropicales en el Atlántico norte
Durante los últimos 40 años, Europa y América del Norte han sido líderes en la reducción de la contaminación del aire por partículas de la industria, los automóviles, la energía y otras fuentes.
Se estima que se ha producido una caída del 50% entre 1980 y 2020.
Al disminuir significativamente la contaminación por partículas que reflejen la luz solar, el océano absorbe más calor y se calienta más rápido.
Y este calentamiento del Océano Atlántico ha resultado clave para un aumento del 33 % en el número de ciclones tropicales durante ese período.
Calentamiento del agua del océano y disminución de la cizalladura
Pero no solo hay que hablar del factor del aumento de la temperatura en el océano.
Como hemos leído en otros trabajos, el calentamiento de la tierra y el océano está provocando el desplazamiento hacia los polos de la corriente en chorro.
Dicho cambio provoca a su vez un debilitamiento de los vientos del oeste en la troposfera superior en la cuenca del Atlántico tropical (una zona de la atmósfera a unas 16 a 19 km de la superficie de la tierra).
Esto implica que hay menos diferencia entre la velocidad de los vientos en la troposfera inferior y superior o, dicho de otra forma, menos cizalladura del viento.
Con poca cizalladura del viento, los ciclones tropicales pueden desarrollarse y crecer en fuerza sobre el Océano Atlántico.
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