Puede parecer un titular apocalíptico, tal y como suena. Pero hace referencia a un fenómeno asociado al vórtice polar, que ocurre cada año, más o menos por estas fechas.
De esta forma, esta área de baja presión que permanece tantas semanas durante los meses invernales sobre el Polo Norte desaparece, un síntoma inequívoco de que el Hemisferio Norte busca el verano.
¿Qué es el Vórtice Polar?
Como sabéis el vórtice polar se podría definir como un ciclón persistente que se ubica cerca de las zonas polares terrestres, distribuyéndose tanto en la troposfera (superficie terrestre) como en la estratosfera (a partir de los 6 kilómetros de altura), ocupando una extensísima zona sobre la atmósfera del Polo Norte.
Dicho vórtice contiene a las altas presiones polares, pero también forma parte del frente polar, o lo que es lo mismo: el choque de masas que se produce entre la cálida procedente de los anticiclones subtropicales que se extienden por el Hemisferio Norte con las masas frías embebidas en los anticiclones polares que se sitúan más al norte.
Dos fases: vórtice fuerte, vórtice débil.
Durante muchos tramos del otoño e invierno el vórtice polar se mantiene fuerte, ese ciclón persistente ocupa una zona cerrada sobre el Círculo Polar Ártico, lo que se suele traducir en que las masas más frías de aire que están sobre el Hemisferio Norte se quedan en latitudes altas, sin afectar a las zonas más pobladas de Norteamérica, Europa o Asia.
En cambio, en ciertos tramos de la temporada invernal, el vórtice polar se debilita: desaparece esa configuración cerrada típica y se presenta con perturbaciones de aire más cálido en aquellas latitudes más altas del Planeta, desplazando las masas más frías hacia el Sur.
Qué ocurre cuando el vórtice se debilita.
Lógicamente, el debilitamiento de vórtice polar afecta a las condiciones meteorológicas de superficie por la influencia descendente de las ondas planetarias, que son oscilaciones producidas en los fluidos geofísicos (océano y atmósfera). Hasta ahora se había demostrado que un recalentamiento estratosférico frecuente podía modular el flujo troposférico durante dos meses.
Este nuevo estudio de reanálisis de las condiciones del vórtice polar ha comprobado que su debilitamiento, como consecuencia de un recalentamiento acelerado del Ártico, tiene una relación directa con los inviernos más fríos que se han vivido en los últimos años en el nordeste de Estados Unidos, en el norte de Europa y en Asia.
Calentamiento Súbito Estratosférico y Calentamiento Estratosférico Final.
El fenómeno del Calentamiento Súbito Estratosférico es uno de los más esperados de cada invierno. Esto se debe a que suele asociarse con un debilitamiento del vórtice polar o, incluso, con la inversión de sus vientos asociados.
Tal y como comentamos en esta entrada relacionada, un vórtice polar robusto suele asociarse con temperaturas muy bajas, confinadas en su radio de acción.
Sin embargo, y por los factores descritos en dicha entrada, hay ocasiones en que se producen bruscos ascensos de la temperatura y que redundan en un debilitamiento, ruptura o inversión de los vientos asociados al vórtice polar.
Primavera en el Hemisferio Norte.
Lo que le va a ocurrir al vórtice polar en las próximas semanas es un fenómeno normal ligado al avance de la primavera y la aproximación del verano en el Hemisferio Norte.
Ni más, ni menos, se trata de la inversión de los vientos. Se va a pasar de tener en la Estratosfera una circulación ciclónica a una circulación anticiclónica. Al mismo tiempo, se va a pasar de temperaturas muy bajas, a todo lo contrario. Este fenómeno recibe el nombre de Calentamiento Estratosférico Final o Final Stratospheric Warming.
Seguramente os estaréis preguntando si este fenómeno tiene alguna consecuencia anormal en los patrones meteorológicos troposféricos que nos atañen. Y la respuesta es NO. Al tratarse de un fenómeno normal, que va a ocurrir cuando le toca, no podemos tomarlo como un síntoma premonitorio de episodios meteorológicos inusuales.
Muy buena explicacion, gracias