Un estudio científico relaciona borrascas más débiles y el aumento de la temperatura global del planeta

Un estudio científico ha demostrado que el aumento de la temperatura global del planeta provoca que las borrascas sean más débiles, provocando también que se extremen las temperaturas en los continentes.

A juicio de los investigadores, el trabajo demuestra fehacientemente que la civilización es responsable de que la circulación atmosférica se esté alterando, propiciando un cambio en los patrones de lluvias, sequías y de advecciones frías o cálidas por todo el planeta.

Borrascas más débiles, en un mundo más cálido

Un de estos estudios científicos realizado por el Instituto de Estudios Medioambientales de Ámsterdam, relaciona el debilitamiento de las borrascas con el aumento las emisiones de gases de efecto invernadero, como el CO2, y los aerosoles, de origen humano. En esta ecuación, también asistimos a un mundo con una atmósfera más cálida.

La explicación se debe a que dichas emisiones calientan más el aire en las latitudes altas que en las bajas, provocando que la diferencia de temperatura entre las latitudes norte y sur, que es la que origina las trayectorias de las borrascas, se haya reducido.

En última instancia, las borrascas son más débiles y también se reduce la vida de sus trayectoria.

Una conclusión verificada por otros investigadores

Dicha conclusión se verificó, igualmente, por otros estudios científicos, años atrás, como os contamos en cazatormentas.com.

Para demostrarlo, los investigadores analizaron una enorme cantidad de datos climáticos, tanto de observaciones directas como de modelos climáticos avanzados.

Además, se produce una retroalimentación puesto que, si se reduce la intensidad de las borrascas, se trasiega menos aire frío. Esto conduce a una acumulación de temperaturas cálidas en los continentes, lo que a su vez puede dar lugar a episodios de calor cada vez más extremos.

Además, las emisiones provocadas por el hombre también están afectando a la circulación de Hadley de una manera históricamente sin precedentes: en comparación con el impacto de los factores naturales en el pasado, su efecto es de mayor magnitud y actúa en dirección opuesta, es decir, debilitando esta circulación en lugar de fortalecerla.