Una burbuja de agua fría en el Atlántico que es observada desde hace varios años ha salvado de su desaparición a muchos de los glaciares de Islandia

burbuja fría Blue Bold

Una burbuja de agua fría en el Atlántico ha salvado de su desaparición a muchos de los glaciares de Islandia.

Blue Blob ya fue detectada años atrás por la comunidad científica. Y supone una anomalía negativa térmica en el constante calentamiento tanto del Atlántico como del resto de océanos.

Su cénit más acusado se detectó en el invierno de 2014-2015, pero tanto mucho antes, como después permanece entre Groenlandia e Islandia, influyendo en ciertos patrones bioclimáticos de la zona como el caso que nos ocupa hoy.

Blue Blob permanece en la zona desde hace muchos años

Este parche de agua fría llegó a alcanzar una anomalía térmica inferior a la actual de 1,4 ºC en el invierno de 2014-2015. Aunque se intuía que existía en la zona desde antes.

El incremento de boyas marina en esa región durante la década pasada, permitió tener un control más exhaustivo de su evolución.

¿Qué puede ocurrir en aquella zona del Atlántico?

Aunque no consenso científico sobre el asunto, algunos investigadores creen que el enfriamiento producido es parte de un proceso previsto por los investigadores del clima: la desaceleración de la circulación termohalina del océano Atlántico.

Un anterior estudio de investigación, sugirió que la actividad humana y el calentamiento global del planeta, pueden, a largo plazo, modificar el patrón climático de buena parte del hemisferio norte.

La burbuja fría del Atlántico salva los glaciares de Islandia

El reciente trabajo de investigación que ha salido a luz ahora, indica que esta burbuja fría enfrió el aire sobre Islandia. Y lo hizo de tal manera, como para frenar la pérdida de hielo a partir de 2011.

El modelo climático utilizado por los investigadores, prevé que el agua más fría persistirá en el Atlántico Norte. Esta circunstancia salvaría a los glaciares de Islandia hasta alrededor de 2050.

Es decir, contrarrestaría el efecto opuesto previsto por los modelos climáticos para el resto del siglo XXI.

Los investigadores creen que Blue Blob es parte de la variabilidad normal de la temperatura de la superficie del mar en el Ártico.

Por ejemplo, los inviernos especialmente fríos en 2014 y 2015 llevaron a un enfriamiento récord. Esa temporada hubo un afloramiento de aguas frías y profundas, incluso cuando la temperatura del océano, alrededor de dicha región, se calentó debido al calentamiento global.

Debilitamiento de circulación del Océano Atlántico Norte

Como sabéis existen estudios científicos que afirman que la circulación del Océano Atlántico Norte ha sufrido una desaceleración durante el siglo XX.

Según esta teoría, la fusión del hielo de Groenlandia provoca la interrupción de esta corriente cálida. Por ello, llega más debilitada a las costas occidentales de Europa, tal y como algunos modelos climáticos a largo plazo preveían.

Efectos en el clima de Europa

Como os hemos comentado en otras muchas entradas, diversos estudios de investigación indican que, de seguir esta tendencia, los inviernos de Europa serían cada vez más rigurosos.

Las costas europeas estarían más influenciadas por la llegada de corrientes de agua mucho más frías, procedente del Polo Norte. En lugar de llegar desde Centroamérica.

Lógicamente, de producirse, se trata de un proceso complejo que los años venideros nos mostrarán si se cumple la relación estimada por los científicos.